El caso Baby M es uno de los episodios más significativos y controvertidos en la historia de la subrogación en los Estados Unidos (EE. UU.). Y es que… Lo que comenzó como un acuerdo entre una pareja, Elizabeth y William Stern, y una madre subrogada, Mary Beth Whitehead, para superar la infertilidad, se convirtió en una prolongada batalla judicial que cuestionó los límites de los acuerdos de subrogación y la definición misma de maternidad. ¿Qué nos enseña el caso Baby M sobre los riesgos emocionales y legales de la subrogación?
El caso Baby M como un dilema
En este caso emblemático, Elizabeth y William Stern, Elizabeth, una pareja neoyorquina, decidieron recurrir a la subrogación después de que Elizabeth, debido a una esclerosis múltiple, optara por no arriesgar su salud con un embarazo. Firmaron un “contrato de subrogación” con Mary Beth Whitehead, a quien conocieron a través de un anuncio en un periódico.
Como madre subrogada tradicional, la Sra. Whitehead fue inseminada artificialmente con el esperma de William Stern, quedando embarazada con la intención de renunciar a sus derechos parentales en favor de los Stern a cambio de 10,000 dólares. El 27 de marzo de 1986, la Sra. Whitehead dio a luz a una niña, a quien inicialmente registró como Sara Elizabeth Whitehead. Tres días después del nacimiento, la bebé fue entregada a los Stern, quienes la renombraron Melissa Elizabeth Stern.
Sin embargo, en cuestión de días, la Sra. Whitehead exigió que se le devolviera la bebé, supuestamente bajo la amenaza de suicidarse. Esto desató una prolongada batalla legal de dos años, durante la cual, coincidentemente, los Stern se divorciaron.
Finalmente, el tribunal de Nueva Jersey determinó que el contrato de subrogación era inválido según la orden pública. A pesar de ello, se otorgó la custodia de la niña a los Stern, mientras que la Sra. Whitehead recibió derechos de visita. En un giro adicional, en 1988, la Sra. Whitehead presentó una demanda contra el abogado que había redactado el contrato original, el Sr. Keane, alegando que no había evaluado adecuadamente su idoneidad para ser madre subrogada, y solicitando compensación por daños y perjuicios.
¿Qué hay detrás de Baby M?
En el caso Baby M, el contrato de subrogación, aunque claro en sus términos legales, no podía prever la complejidad emocional que surgiría durante y después del embarazo. Pues desde una perspectiva psicológica, la subrogación involucra más que la simple gestación de un bebé; implica un proceso de desvinculación emocional que puede ser extremadamente difícil para la madre subrogada.
Al final, Whitehead, aun inicialmente aceptando los términos del contrato, experimentó un cambio significativo en sus emociones durante el embarazo, desarrollando un fuerte apego al feto. Un apego que, aunque predecible desde una perspectiva psicológica, no deja de subrayar las limitaciones de los contratos de subrogación en cuanto a las profundas conexiones emocionales que pueden formarse entre la gestante y el bebé (Riddle, 2022).
La ambivalencia emocional en la subrogación
Hay algo de lo que no cabe dudas, la madre subrogada es también la madre biológica del niño. Esta especie de doble identidad complica el proceso de desvinculación, ya que la madre subrogada no solo lleva al bebé en su vientre, sino que también comparte un vínculo genético. Y, desde una perspectiva psicológica, como hemos destacado, este puede fortalecer los sentimientos de apego, haciendo que la separación después del nacimiento sea emocionalmente traumática.
Baby M (que posteriormente sería conocida como Melissa Stern) fue un reflejo de un conflicto psicológico profundo que puede surgir en situaciones de subrogación donde las emociones se entrelazan con las obligaciones contractuales. Habiendo conflicto entre el rol biológico y el contractual (Gibson et al., 2021).
Ahora, no hay que olvidar que la ambivalencia emocional no solo afecta a la madre subrogada, sino también a los padres de intención. De hecho, en medio de la trifulca legal, los Stern se vieron atrapados en un dilema moral y emocional. Imaginemos lo que pasaría por sus mentes, por un lado, habían seguido un camino legal para lograr su sueño de ser padres, pero por otro, se enfrentaban a la angustia de una madre que había cambiado de opinión.
Separación materno-fetal e implicaciones psicológicas
Volviendo al caso, la separación también pudo tener un impacto en el bebé, pues la interrupción o cambio en el vínculo de apego pudo generar confusión y estrés en la pequeña. Eso sí, no hay que olvidar que los efectos a largo plazo dependen de múltiples factores, incluyendo la calidad del cuidado que el pequeño reciba posteriormente.
Para la madre subrogada, el proceso de separación puede reflejarse en una experiencia que lleve a un duelo complicado, donde la madre subrogada lucha con sentimientos de pérdida y depresión. Y, desde la perspectiva de los padres de intención, la separación también puede ser una fuente de estrés, especialmente si sienten que el vínculo con el bebé se ve amenazado por la intervención de la madre subrogada (Imrie y Jadva, 2021).
El impacto del conflicto legal en la salud mental
Con todo lo dicho, no hay que dejar de lado que las batallas judiciales no solo prolongan la incertidumbre y el estrés, sino que intensifican los sentimientos de desesperación y frustración. Así, se podría ver el panorama desde dos visiones. Para Whitehead, el conflicto legal fue una lucha por su identidad como madre; y para los Stern, una lucha por proteger a su hija y su derecho a ser padres. Lo que, acabó en una relación deteriorada entre ellos, complicando el proceso legal y la tensión emocional. Por si fuera poco, la naturaleza pública del conflicto también agregó una capa adicional de presión, ya que todas las partes involucradas fueron objeto de escrutinio y juicio por parte del público y los medios de comunicación (Blyth y Farrand, 2021).
Las repercusiones psicológicas a largo plazo
Las consecuencias no se limitan al período inmediato después del nacimiento y el conflicto legal, sino que continuan afectando a las partes involucradas a largo plazo. En este caso, Mary Beth Whitehead, perdió la custodia con la percepción de haber sido traicionada por el sistema legal.
Y, por su parte, aunque los Stern finalmente obtuvieron la custodia de Melissa, la experiencia también dejó una marca duradera. Un proceso de subrogación, que inicialmente parecía una solución a su infertilidad, se convirtió en una fuente de angustia.
Como inciso, y aunque la literatura sobre los efectos a largo plazo de tales situaciones en los niños es limitada, la investigación sugiere que los niños que han sido objeto de disputas de custodia prolongadas pueden experimentar problemas de identidad, ansiedad y dificultades en las relaciones interpersonales (Teman, 2021).
Conclusión
La maternidad, tradicionalmente vista como una función biológica y emocionalmente unificada, se fragmenta en la subrogación, donde diferentes mujeres pueden desempeñar roles de madre biológica, gestante y madre social. Esta fragmentación desafía las nociones tradicionales de maternidad y plantea interrogantes sobre qué significa realmente ser madre.
Por lo que cabe preguntarse… ¿Es posible capturar en un acuerdo legal las complejidades emocionales de la maternidad? ¿Y qué pasa cuando la elección de una mujer de convertirse en madre subrogada esté impulsada más por la necesidad económica que por un consentimiento completamente libre e informado?
Referencias bibliográficas
- Blyth, E. y Farrand, A. (2021). Parental mental health in surrogacy families: Exploring the impact of surrogacy on parental well-being. Journal of Reproductive and Infant Psychology, 39(2), 123-134. https://doi.org/10.1080/02646838.2020.1850675
- Gibson, F. L., Jowett, S. y Slade, P. (2021). The psychological impact of surrogacy on intended parents: A systematic review. Human Reproduction Update, 27(3), 486-508. https://doi.org/10.1093/humupd/dmaa049
- Imrie, S. y Jadva, V. (2021). The transition to parenthood for surrogacy parents: A qualitative study of mothers’ and fathers’ experiences. Journal of Family Studies, 27(4), 432-447. https://doi.org/10.1080/13229400.2021.1923456
- Riddle, M. P. (2022). The psychological impact of surrogacy on the families of gestational surrogates: implications for clinical practice. Journal of psychosomatic obstetrics and gynaecology, 43(2), 122–127. https://doi.org/10.1080/0167482X.2020.1814729
- Teman, E. (2021). The aftermath of surrogacy: Emotional and psychological outcomes for parents. Reproductive Biomedicine & Society Online, 13, 85-96. https://doi.org/10.1016/j.rbms.2021.06.002