En la psicología contemporánea, el apego ha ganado un lugar preponderante en la explicación del desarrollo emocional y social del ser humano. Sin embargo, reducir la comprensión de la conducta humana únicamente a la teoría del apego es simplista y, en muchos casos, erróneo. Es crucial para los profesionales de la psicología, especialmente aquellos que buscan comprender la complejidad del comportamiento humano, reconocer que existen múltiples factores y dimensiones que influyen en el desarrollo y las relaciones interpersonales. Destaquemos, pues, la necesidad de expandir el enfoque en el desarrollo humano más allá del apego, explorando otros conceptos fundamentales que, cuando se integran, ofrecen una visión más completa y matizada del ser humano.

El apego: Una teoría valiosa pero limitada

La teoría del apego en el desarrollo humano, propuesta inicialmente por John Bowlby, se ha consolidado como uno de los marcos más influyentes en el estudio de las relaciones tempranas y su impacto en el desarrollo posterior. Según esta teoría, la calidad de los vínculos formados con los cuidadores principales en la infancia afecta profundamente la capacidad del individuo para formar relaciones saludables a lo largo de la vida (Bowlby, 1980).

Más allá del apego: Ampliar la perspectiva

No le quitaremos mérito. Esta perspectiva ha sido útil para comprender una serie de trastornos emocionales y de conducta, como los trastornos de ansiedad o las dificultades en las relaciones interpersonales.

Sin embargo, aunque la teoría del apego es fundamental para comprender algunos aspectos del desarrollo humano, no debería ser vista como la única fuerza motriz en la configuración de la personalidad y las relaciones. Osea, el apego, si bien esencial en ciertos momentos críticos del desarrollo, es solo una pieza del rompecabezas.

Algo que ver con el trauma

Y es que, un ejemplo de esto es la evolución de la psicología en relación con el trauma. Ya se ha demostrado que el trauma, especialmente el trauma complejo que ocurre durante la infancia, puede tener efectos profundos y duraderos que no siempre pueden explicarse únicamente a través del apego (van der Kolk, 2014).

De hecho, el trauma puede alterar el desarrollo neurobiológico, afectando la capacidad del individuo para regular emociones, establecer relaciones seguras y procesar experiencias de manera efectiva. Por tanto, el trauma es otro factor que debe ser considerado junto con el apego, pero nunca de manera aislada.

Factores adicionales que influyen en el desarrollo humano

Para obtener una comprensión más rica del comportamiento humano, es necesario considerar otros marcos teóricos y factores más allá del apego. El desarrollo humano es un proceso multifacético que se ve influido por la genética, la neurobiología, el entorno cultural y social, entre otros.

Temperamento

El temperamento, entendido como las disposiciones innatas que influyen en las respuestas emocionales y comportamentales del individuo, desempeña un papel crucial en la forma en que los niños interactúan con el mundo y desarrollan relaciones. Investigaciones han demostrado que algunos pequeños, debido a su temperamento, pueden ser más resistentes o más vulnerables a las experiencias negativas de la infancia, independientemente de la calidad del apego con sus cuidadores. Por ejemplo, un niño con un temperamento irritable o difícil puede encontrar más desafíos para desarrollar un apego seguro, pero también puede tener características que lo hacen más resiliente frente a las adversidades (Rothbart, 2011).

Papel del contexto cultural

Sumado a lo anterior, el apego es solo una de las formas en que los seres humanos responden a las relaciones cercanas, y la manera en que se experimentan y expresan estas relaciones varía significativamente entre culturas. Con esto, la investigación intercultural ha mostrado que las prácticas de crianza varían ampliamente en todo el mundo, lo que sugiere que los estilos de apego observados en las sociedades occidentales no son universales (Mesman et al., 2016).

Crítica al apego

Mismamente, mientras que la independencia y la autonomía son valores centrales en muchas culturas occidentales, otras culturas, como las del este de Asia, valoran más la interdependencia y el colectivismo.

Y, para terminar, otro ejemplo claro de la influencia cultural se puede observar en los estudios sobre estilos de crianza en comunidades indígenas. Que han revelado que la importancia de la comunidad y el apoyo social tiene un impacto tan fuerte, o incluso más, que las relaciones diádicas entre madre e hijo.

En tales comunidades, el enfoque en la colectividad y la interdependencia puede ofrecer una base sólida para el desarrollo emocional y social. Volviendo de nuevo a demostrar que el apego no es la única vía hacia la estabilidad emocional y el bienestar (Kagitcibasi, 2007).

Desarrollo neurobiológico

La investigación en neurociencia ha avanzado significativamente en las últimas décadas, revelando la complejidad de las interacciones entre el cerebro y el entorno. El apego ciertamente juega un papel importante en el desarrollo humano, especialmente en el cerebral. Y aquí, factores como el estrés temprano, la exposición a experiencias adversas, y la plasticidad cerebral también tienen un impacto sustancial.

Así, hallazgos recientes han mostrado que el cerebro de los niños pequeños es altamente plástico. De forma que puede adaptarse a una variedad de circunstancias, pero también es vulnerable a los efectos del estrés y el trauma (Nelson et al., 2020).

Por ejemplo, se ha encontrado que los niños que han estado expuestos a altos niveles de estrés crónico durante la infancia, incluso cuando tienen un apego seguro, pueden mostrar alteraciones en las estructuras cerebrales involucradas en la regulación del estrés y las emociones. Esto indica que la influencia del entorno en el desarrollo cerebral no puede ser reducida únicamente al apego. Con lo que, en lugar de centrarse exclusivamente en los estilos de apego, es importante comprender cómo las interacciones tempranas con el entorno influyen en la arquitectura cerebral y el comportamiento a largo plazo.

La teoría de la mentalización y la regulación emocional en el apego

Otra perspectiva que complementa y amplía el enfoque del apego es la teoría de la mentalización, desarrollada por Peter Fonagy. La mentalización se refiere a la capacidad de comprender y reflexionar sobre los estados mentales propios y de los demás. Y se ha identificado como un factor crucial en el desarrollo emocional y la salud mental (Fonagy y Luyten, 2009).

desarrollo humano y apego

Ahora, la capacidad de mentalización no depende exclusivamente del apego, aunque las relaciones tempranas seguras pueden fomentarla. En cambio, está influida por una serie de factores, incluidos la educación emocional, las interacciones con el entorno social más amplio y las experiencias de vida.

Además, la mentalización permite a los individuos gestionar sus emociones de manera más efectiva, lo que contribuye al bienestar general. Así, una persona con una fuerte capacidad de mentalización puede interpretar de manera adecuada los estados emocionales de los demás y responder de manera flexible y adaptativa en lugar de reaccionar de manera impulsiva o desregulada.

En este sentido, la regulación emocional es un proceso clave que no está directamente vinculado con el apego. Puesto que también se ve afectado por la capacidad de la persona para reflexionar sobre su propio mundo interno y el de los demás.

Integración de múltiples enfoques para explicar la vinculación

Como guinda, no hay que olvidar que para avanzar en el campo de la psicología, es necesario adoptar un modelo biopsicosocial que considere la interacción entre la biología, la psicología y el entorno social. Esta perspectiva reconoce que el desarrollo humano es el resultado de la interacción dinámica entre múltiples factores. Incluyendo el temperamento, las experiencias tempranas, el entorno cultural y el desarrollo cerebral.

El famoso modelo biopsicosocial

Un enfoque que rompe con la tradición reduccionista de aislar un solo factor para explicar fenómenos complejos. En su lugar, invita a ver al ser humano como una entidad en constante evolución, moldeada simultáneamente por influencias internas y externas.

Más concretamente, aquí radica su riqueza: el enfoque biopsicosocial permite estudiar cómo un individuo responde, por ejemplo, al estrés en función de su neurobiología (factores genéticos o estructuras cerebrales que median el estrés), su capacidad psicológica para afrontar adversidades (procesos cognitivos y emocionales como la resiliencia o la mentalización), y el apoyo social o las demandas culturales que enfrenta.

Esto se debe a que la importancia de dicho enfoque integrador es lo que permite una comprensión más rica y completa del comportamiento humano. En lugar de centrarse exclusivamente en el apego o en cualquier otro factor aislado, se reconoce que el comportamiento humano es el resultado de la compleja interacción de múltiples sistemas. Y ya, sí terminamos con un último ejemplo. Un menor que crece en un entorno familiar seguro pero estresante puede desarrollar habilidades de afrontamiento que le permitan adaptarse al estrés de manera efectiva. Esto independientemente de su estilo de apego.

Conclusión

Entonces, la teoría del apego es un componente crucial en la comprensión del desarrollo humano. Pero, no debe ser vista como la única explicación de las conductas y las relaciones interpersonales. Lo hemos visto, el comportamiento humano es el resultado de una interacción compleja entre factores biológicos, psicológicos y sociales. La integración de teorías sobre el temperamento, el trauma, el desarrollo neurobiológico, la cultura y la mentalización ofrece una perspectiva más matizada y completa. Permitiendo una mayor comprensión de las trayectorias de desarrollo y de las variaciones individuales.

Por tanto, los profesionales de la psicología deben evitar caer en la trampa de considerar el apego como el único determinante del bienestar emocional y relacional. En su lugar, deben adoptar un enfoque más amplio y flexible, que integre múltiples teorías y marcos, y que esté abierto a la influencia de una amplia gama de factores. Solo así será posible comprender de manera completa y adecuada la rica complejidad del comportamiento humano.

Y si te preguntas… ¿Cómo influye la plasticidad cerebral en la capacidad de cambio y adaptación emocional en la adultez? ¿Hasta qué punto pueden las experiencias sociales y culturales posteriores mitigar o potenciar los efectos de un apego inseguro en la infancia? Eso es algo que veremos en notas posteriores.

Referencias bibliográficas

  • Bowlby, J. (1980). Attachment and loss: Vol. 3. Loss: Sadness and depression. Basic Books.
  • Fonagy, P. y Luyten, P. (2009). A developmental, mentalization-based approach to the understanding and treatment of borderline personality disorder. Development and Psychopathology, 21(4), 1355-1381. https://doi.org/10.1017/S0954579409990198
  • Kagitcibasi, C. (2007). Family, self, and human development across cultures: Theory and applications. Lawrence Erlbaum Associates.
  • Mesman, J., van Ijzendoorn, M. H. y Sagi-Schwartz, A. (2016). Cross-cultural patterns of attachment: Universal and contextual dimensions. En J. Cassidy y P. R. Shaver (Eds.), Handbook of attachment: Theory, research, and clinical applications (3rd ed., pp. 790-815). Guilford Press.
  • Nelson, C. A., Zeanah, C. H. y Fox, N. A. (2020). The effects of early adversity on neurodevelopment: The Bucharest Early Intervention Project. Cambridge University Press.
  • Rothbart, M. K. (2011). Becoming who we are: Temperament and personality in development. Guilford Press.