El perfeccionismo ha sido identificado como un factor clave en el desarrollo y mantenimiento de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), entre otros. Dicha relación se manifiesta a través de la tendencia a establecer estándares extremadamente altos y una preocupación excesiva por cometer errores. Todo esto incrementa la vulnerabilidad a desarrollar patrones alimentarios disfuncionales. En dicho contexto, investigaciones recientes han destacado dos dimensiones principales del perfeccionismo: los esfuerzos perfeccionistas y las preocupaciones perfeccionistas. A continuación, exploraremos estas dos dimensiones, así como también el fuerte vínculo entre el perfeccionismo y los TCA.
Perfeccionismo: La trampa de la autoexigencia
Se define como un rasgo de la personalidad caracterizado por la tendencia a establecer estándares excesivamente altos de rendimiento y evaluar de manera crítica el propio comportamiento. De esta manera, implica una preocupación constante por los errores, el temor a no cumplir con las expectativas y la búsqueda de control en diversos ámbitos de la vida.
Referido particularmente a los TCA, ha sido ampliamente estudiado como un factor de vulnerabilidad significativo. Tanto así, que investigaciones recientes sugieren que las personas con TCA presentan altos niveles de perfeccionismo, traduciéndose en una obsesión por el control del peso, la alimentación y la apariencia física y baja autoestima.
Tal relación bidireccional apunta que este rasgo no solo contribuye al desarrollo de estos cuadros, sino que también perpetúa sus síntomas debido a que se refuerzan patrones rígidos de pensamiento y comportamiento. Veamos más al respecto.
Dimensiones del perfeccionismo
Debido a su característica multidimensionalidad, abarca diversas facetas relacionadas con la autoevaluación y el establecimiento de estándares personales. Así, se han identificado dos dimensiones clave: los esfuerzos perfeccionistas y las preocupaciones perfeccionistas.
La primera dimensión hace referencia a la tendencia a fijarse metas elevadas y a esforzarse constantemente por alcanzarlas. Mientras que la segunda, involucra el miedo al fracaso, la autocrítica excesiva y la sensación de nunca ser lo suficientemente bueno (Stackpole et al., 2023b).
Pero… ¿Para todos los TCA la asociación es igual?
El vínculo con el perfeccionismo varía según el tipo de cuadro, manifestándose de manera diferente en la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón. En el caso de la anorexia, este rasgo se presenta con mayor intensidad. Particularmente, suele verse reflejado en el control estricto de la ingesta alimentaria, la fijación en la delgadez extrema y la autoevaluación basada en estándares inalcanzables de perfección. Asimismo, tienden a mostrar altos niveles de autoexigencia y temor constante a no cumplir con sus propios estándares, lo que perpetúa la restricción alimentaria y el rechazo del cuerpo (Stackpole et al., 2023a).
Bulimia nerviosa y perfeccionismo
En el caso de la bulimia, se asocia con la presencia de patrones de autoevaluación negativos y la dicotomía del todo o nada. Así pues, contribuye a episodios de ingesta excesiva seguidos de conductas compensatorias. Incluso, la percepción de fracaso ante la incapacidad de mantener un control absoluto sobre la alimentación genera un ciclo de culpa y vergüenza que refuerza la sintomatología.
Y… ¿En el trastorno por atracón?
Por último, en el trastorno por atracón, el perfeccionismo suele estar relacionado con la insatisfacción corporal y la tendencia a la autocrítica severa, pero con un menor control sobre los impulsos alimentarios. La alimentación se convierte, entonces, en un mecanismo de afrontamiento ante la frustración de no alcanzar los estándares autoimpuestos.
La evolución del perfeccionismo en los TCA
El perfeccionismo influye de manera distinta en la aparición y desarrollo de los TCA según la etapa de la vida. En la infancia, muchas veces, se manifiesta a través de una búsqueda temprana de aprobación y un temor excesivo al fracaso, lo que, combinado con presiones sociales y familiares, aumenta el riesgo de desarrollar patrones alimentarios disfuncionales. A esta edad, la influencia de los cuidadores y el entorno escolar juega un papel crucial en la interiorización de estándares rígidos de perfección.
Adolescencia y adultez
Durante este periodo, crítico para el desarrollo de los TCA, el mencionado rasgo se intensifica debido a la creciente preocupación por la imagen corporal y necesidad de encajar en estándares sociales. Los adolescentes, en general, experimentan una mayor insatisfacción corporal y tienden a adoptar conductas alimentarias restrictivas como forma de alcanzar sus ideales. Sumado a ello, la presión social, el uso de redes sociales y la comparación constante con sus pares exacerban dicha tendencia.
Por último, en la adultez, se relaciona con la cronicidad de los TCA, dificultando la recuperación y aumentando el riesgo de recaídas. Los adultos con altos niveles de perfeccionismo mantienen patrones alimentarios disfuncionales como mecanismo de control frente a las demandas laborales y sociales. Además, la autocrítica excesiva y el miedo al fracaso terminan por perpetuar el trastorno a lo largo del tiempo (Stackpole et al., 2023b).
Intervenciones centradas en el perfeccionismo
Resulta necesario destacar que cualquier tratamiento relacionado con los TCA debe abordar no solo los síntomas alimentarios, sino también los factores subyacentes. Consecuentemente, la terapia cognitivo conductual ha demostrado ser una intervención eficaz para reducir los pensamientos y comportamientos perfeccionistas que perpetúan los síntomas.
En específico, se centra en identificar y modificar las creencias disfuncionales asociadas con la autoexigencia extrema y la evaluación crítica del desempeño personal. Asimismo, la terapia de aceptación y compromiso también ha presentado resultados prometedores al fomentar la flexibilidad psicológica y reducir la rigidez cognitiva (Stackpole et al., 2023a).
La importancia de la prevención…
Por último, las intervenciones psicoeducativas, dirigidas a la concienciación sobre los efectos del perfeccionismo en la salud mental y la alimentación, son igualmente relevantes. Dichas estrategias pueden implementarse tanto en contextos clínicos como preventivos, enfocándose en adolescentes y jóvenes con altos niveles de autoexigencia.
Conclusión
A modo de síntesis, el perfeccionismo desempeña un papel fundamental en el desarrollo y mantenimiento de los TCA, influyendo en la autoimagen, la relación con la comida y la percepción del éxito personal. Tanto es así que, abordar este rasgo resulta crucial para promover una recuperación efectiva y prevenir recaídas.
En este sentido, la implementación de intervenciones personalizadas que aborden el perfeccionismo desde edades tempranas podría ser clave para la prevención de dichos trastornos. Para conocer y profundizar en el uso de herramientas DBT aplicadas a los trastornos de la conducta alimentaria, te invitamos a nuestro curso en habilidades DBT-ED.
Referencias bibliográficas
- Stackpole, R., Greene, D., Bills, E. y Egan, S. J. (2023a). The association between eating disorders and perfectionism in adults: A systematic review and meta-analysis. Eating behaviors, 50, 101769. https://doi.org/10.1016/j.eatbeh.2023.101769
- Stackpole, R., Greene, D., Bills, E. y Egan, S. J. (2023b). Perfectionism and eating disorders in children and adolescents: A systematic review and meta-analysis. Appetite, 187, 106586. https://doi.org/10.1016/j.appet.2023.106586