Dicen que la música es el lenguaje del mundo. Y, a esto no le falta razón. Estudiada desde hace siglos ha experimentado un creciente interés en las últimas décadas dados sus efectos positivos. Escuchar música no es solo prestar atención a la interpretación y evaluar el resultado de esta. Implica, como el estímulo multimodal que es, la participación de múltiples áreas cerebrales, un complejo procesamiento sensorial, memorístico, funciones motoras, cognición e integración multisensorial. Parecen demasiados factores, sin embargo, podrían incluso mencionarse más. Especialmente, aquellos relacionados con los efectos que tiene en diversas enfermedades. Así pues, la música y el párkinson, por ejemplo, parecen ser dos factores que tienen mucho que ver. ¿Puede constituir una herramienta para la rehabilitación en ciertos casos?, concretamente, ¿qué tiene que ver el reggaetón y el párkinson? Indaguemos en un género musical tan conocido como es el reggaetón o reguetón y la enfermedad de Parkinson.

La música no son solo sonidos

La música es algo inherente al ser humano, tanto como el lenguaje. Conforma una cultura universal, pues desde el nacimiento, ya contamos con la capacidad biológica para aprender, no solo cualquier idioma sino también sistema musical. Y además, conlleva, a medida que nos desarrollamos, un aprendizaje.

Y es que, al escuchar una canción, no solo interpretamos cada uno de los elementos del sonido (tono, timbre e intensidad) sino también aquellos relacionados con la música (armonía, melodía y ritmo).

Como sabemos, en todos estos componentes hay una estructura cerebral subyacente. Podríamos decir que la música estimula la integración de sistemas auditivos, visuales, cognitivos y motores.

Música y sistema motor

¿Reggateon y Parkinson? Reggaetón o reguetón.

Este fenómeno muestra un enorme potencial para promover la plasticidad cerebral y la conectividad de muchas áreas.

Un aspecto que puede deberse a conexiones sinápticas modificadas y procesos de crecimiento neuronal en respuesta a entradas sensoriales que se intensifican durante la estimulación musical (Wu et al., 2019).

Centrémonos en el sistema motor, importante para comprender el vínculo entre la percepción de la música, el baile y el habla.

¿Qué regiones de nuestro cerebro se activan en esta interacción auditivo-motora?

Sin duda, la corteza premotora y el área motora suplementaria, involucradas en la detección del ritmo, la circunvolución frontal inferior y la circunvolución precentral, que cumplen su papel asociando el movimiento según la música.

Es más, un estudio reciente que utilizó señales auditivas rítmicas, encontró que durante dicha estimulación las personas con párkinson mostraban una conectividad más fuerte entre las redes auditivas, de control ejecutivo y cerebelosas/motoras (Braunlich et al., 2019).

¿El tipo de música influye?

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Se puede deducir que los diferentes estilos musicales se definen por características acústicas específicas y cierta complejidad instrumental.

Por ello, no se puede negar que distintos géneros conducen a patrones de actividad cerebral diferente.

Teniendo en cuenta que cada uno tiene unas preferencias concretas en cuanto estilo musical (ya sea reggaetón, música clásica, folklore, electrónica, entre otros) (Martín-Fernández et al., 2021).

Así mismo, caminar con señales musicales familiares y desconocidas conduce a conductas de marcha más vigorosas.

Y, concretamente, la música que suscita una mayor familiaridad condujo a una mejor amplitud de zancada al caminar, por ejemplo (Park et al., 2021).

Imaginemos, con esto, cómo sería poder, una vez determinada la conectividad funcional del cerebro, elegir una selección de piezas musicales que provocasen la mayor respuesta neurológica en un paciente.

Y, de esta forma, apoyar más el tratamiento y conseguir una terapia con mayores beneficios capitalizando la particular plasticidad cerebral que conlleva la música.

Música y párkinson

La neurociencia ha logrado grandes avances en cuanto a la investigación de los efectos que tiene la música en el cerebro. Por ejemplo, el neurólogo y escritor Oliver Sacks, en el libro Musicofilia, ya plasmaba diferentes casos de pacientes y su relación con la música, incluyendo en estos aquellos que presentaban párkinson. Hoy en día, no cabe duda, la musicoterapia tiene un valor prometedor.

El párkinson es un trastorno neurodegenerativo que conlleva una disfunción no solo en el movimiento, también en el procesamiento de las emociones y el lenguaje.

De hecho, esta degeneración progresiva del sistema dopaminérgico depende de la tríada de síntomas conocida por la bradicinesia, temblor y rigidez (De Bartolo et al., 2020).

Fue en el siglo XIX cuando se empezó realmente a considerar que la música tenían un valor terapéutico. De hecho, en la enfermedad de Parkinson el uso de los elementos rítmicos de la música como ritmo, melodía, armonía se han asentado como base de muchas herramientas de rehabilitación.

Concretamente, reggaetón y párkinson

Los seres humanos tenemos una inclinación espontánea a sincronizar nuestras acciones con el ritmo cuando escuchamos música. O, en otras palabras, el sonido rítmico transmite la necesidad de moverse.

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Seguro que, en más de una ocasión, inconsciente e involuntariamente has hecho una especie de golpeteo rítmico escuchando una canción. 

Esto se conoce como interacciones ‘feed-forward’, caracterizadas por la influencia primaria de la red auditiva que estimula la producción motora.

Uno de los últimos estudios que se centra en este género musical y las enfermedades neurodegenerativas es el realizado por Martín-Fernández et al. (2021).

Reportan que, tras la escucha de reggaetón o reguetón, las áreas más activadas fueron, evidentemente, las auditivas (encargadas del procesamiento del sonido), motoras (encargadas de procesar el movimiento) y los ganglios basales, cuya función es modular el movimiento y las respuestas relacionadas con el placer o el aprendizaje basado en la recompensa (incluyendo la vía mesolímbica).

Conclusión

En cuanto a esto último, extraemos las preguntas que formula uno de los autores del artículo anterior, Martín-Fernández en The Washington Post, ¿podría ser esta respuesta de los ganglios basales, una zona primitiva del cerebro, consecuencia de la influencia de los ritmos jamaicanos y africanos de los que deriva este fenómeno underground?

¿Tendría que ver más la claridad del ritmo y la ausencia de complejidad tímbrica lo que hace más sencillo el procesamiento del reggaetón? ¿Realmente este género caribeño basado en patrones rítmicos ancestrales podría ayudar al inicio y sincronización de los movimientos?

Todavía queda mucho por investigar, pero como diría el doctor Robert Zatorre, pareciera como si la música y el cerebro estuvieran hechos el uno para el otro. Y, en dicha asociación, la música, en concreto el reggaetón, y el párkinson tienen que ver.

Referencias bibliográficas

  • Braunlich, K., Seger, C. A., Jentink, K. G., Buard, I., Kluger, B. M. y Thaut, M. H. (2019). Rhythmic auditory cues shape neural network recruitment in Parkinson’s disease during repetitive motor behavior. European Journal of Neuroscience49(6), 849-858. https://doi.org/10.1111/ejn.14227
  • De Bartolo, D., Morone, G., Giordani, G., Antonucci, G., Russo, V., Fusco, A., Marinozzi, F., Bini, F., Spitoni, G. F., Paolucci, S. y Iosa, M. (2020). Effect of different music genres on gait patterns in Parkinson’s disease. Neurological Sciences41(3), 575-582. https://doi.org/10.1007/s10072-019-04127-4
  • Martín-Fernández, J., Burunat, I., Modroño, C., González-Mora, J. L. y Plata-Bello, J. (2021). Music Style Not Only Modulates the Auditory Cortex, but Also Motor Related Areas. Neuroscience457, 88-102. https://doi.org/10.1016/j.neuroscience.2021.01.012
  • Martín-Fernández, J. (19 de agosto de 2021). Lo que el reggaetón podría explicarnos acerca de la enfermedad de Parkinson. The Washington Post. https://www.washingtonpost.com
  • Park, K. S., Hass, C. J. y Janelle, C. M. (2021). Familiarity with music influences stride amplitude and variability during rhythmically-cued walking in individuals with Parkinson’s disease. Gait & Posture87, 101-109. https://doi.org/10.1016/j.gaitpost.2021.04.028
  • Véron‐Delor, L., Pinto, S., Eusebio, A., Azulay, J., Witjas, T., Velay, J. y Danna, J. (2020). Musical sonification improves motor control in Parkinson’s disease: A proof of concept with handwriting. Annals of the New York Academy of Sciences1465(1), 132-145. https://doi.org/10.1111/nyas.14252
  • Wu, K., Anderson, J., Townsend, J., Frazier, T., Brandt, A. y Karmonik, C. (2019). Characterization of functional brain connectivity towards optimization of music selection for therapy: A fMRI study. International Journal of Neuroscience129(9), 882-889. https://doi.org/10.1080/00207454.2019.1581189
  • Zatorre, R. (2018). Why Do We Love Music?. Cerebrum, 16-18. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6353111/