La apraxia del vestir es un trastorno que se asocia, principalmente, a un daño cerebral. Como resultado, a la persona se le olvida cómo vestirse. Esta dificultad al vestirse no aparece de manera independiente, sino que, en la mayoría de los casos, viene acompañada de otros síntomas o trastornos. Podemos imaginar que esta afectación, una actividad básica de la vida diaria, genera un gran impacto en la calidad de vida y autonomía. Impactando, también, a los cuidadores. ¿Qué áreas cerebrales están alteradas? ¿Cómo se puede detectar este tipo de apraxia? Intentaremos contestar estas preguntan a continuación.

¿Qué es la apraxia del vestir?

Para poder vestirse correctamente debemos tener en cuenta características como coordinación motora bimanual, conocimiento del esquema corporal y conceptualización tridimensional de la prenda de vestir.

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Esto demuestra que, contrariamente a lo que podemos imaginar, la actividad tiene un alto nivel de complejidad debido a los múltiples factores que están implicados.

En el momento en que falla alguno de estos se genera una dificultad y, como resultado, se desarrolla una apraxia del vestir.

En resumen, aparece un problema para organizar correctamente los actos motores y, así, colocarse correctamente las prendas de vestir.

Asimismo, las personas con este trastorno presentan dificultades para manejar y ubicar adecuadamente las prendas de vestir en su propio cuerpo.

De igual manera, suelen manipular la ropa con confusión y asombro en el momento de ponérsela.

Además, son perseverativos y presentan torpeza con sus movimientos, sin tener éxito en el cumplimiento de la acción. Y, consecuentemente, necesitan ayuda de terceros para completar la tarea, lo que afecta notablemente su autonomía (García y Perea, 2015).

Cerebro y apraxia del vestir

A nivel cerebral, se ha encontrado que las personas con apraxia del vestir presentan afectaciones, principalmente, en el hemisferio derecho:

  • Corteza parietal
  • Corteza cingular anterior
  • Regiones temporoparietales
  • Regiones occipito-temporales

Por otro lado, se han observado problemas en el reconocimiento de la propia imagen en el espejo, con presencia de anosodiaforia. Lo que produce que la persona no tenga consciencia sobre las dificultades para vestirse.

Además, estas pueden ir aumentando a medida que pasa el tiempo, un aspecto que deriva en mayores problemas en el desarrollo de las actividades diarias.

A nivel cognitivo, se han hallado ciertas alteraciones en las funciones ejecutivas, específicamente, en la flexibilidad cognitiva y la planificación. Con esto, hay dificultad para encontrar estrategias que compensen los problemas que se desarrollan en el momento de vestirse.

¿Cómo se puede detectar la apraxia del vestir?

Generalmente, son los cuidadores quienes dan cuenta de esta dificultad.

En un principio, se observa que la persona olvida el orden adecuado de ponerse las prendas de vestir o hay problemas para corregir las secuencias de acción cuando se quita o pone la ropa.

Guantes Blancos Sobre Superficie De Madera Marrón

Un ejemplo de ello lo encontramos cuando quiere ponerse un pantalón y mete las dos piernas en el mismo lado.

O cuando se pone una camisa mientras busca los ojales en el mismo lado en el que están los botones.

De igual forma, otra dificultad a considerar es cuando acomoda la ropa y ordena sus movimientos para ponérsela adecuadamente.

Ante un caso de apraxia de vestir, se colocaría las camisetas al revés o la rotación de los dedos de las manos sería incorrecta, lo que le llevaría a que no pudiera ponerse unos guantes, por ejemplo.

El progreso de la apraxia del vestir

Como hemos explicado, este tipo de trastorno suele ser progresivo. Es decir, afecta primero las tareas más complejas y después las más simples.

En un principio, se pueden observar dificultades en actividades con un nivel de complejidad muy alto. Por ejemplo, anudar una corbata o hacer un nudo en una blusa. Pero a medida que pasa el tiempo, comienzan a afectarse tareas con menos complejidad, como ponerse una camisa.

En la misma línea de deterioro, se debe tener en cuenta que también se desarrollan dificultades en los movimientos secuenciales. Específicamente, en el orden al ponerse las prendas. Por ello, comienzan a cometer errores como ponerse la chaqueta antes que la camiseta.

Cuando este trastorno avanza a etapas más severas, la persona experimenta problemas para quitarse las prendas.

Y, como resultado, se vuelve completamente dependiente de un tercero para poder retirarse o ponerse cualquier vestimenta, lo que deriva en una afectación notable de la autonomía.

Ahora, hay aspectos que se encuentran preservados. Por un lado, la persona puede hacer una descripción verbal sobre el proceso de ponerse o quitarse cualquier atuendo. Con esto, también puede hacer mímica y gestualizar la descripción de lo que está explicando. Sin embargo, cuando se le pide que lo haga, no lo consigue.

¿Cómo trabajar la apraxia del vestir?

Esta patología es resultado de un daño cerebral, con posibilidades de presentar un desarrollo progresivo. Por lo tanto, es importante que se lleve a cabo un tratamiento multidisciplinar en el que se incluyan las áreas de neuropsicología, terapia ocupacional, medicina y fisioterapia.

Asimismo, la familia forma parte fundamental, tanto del diagnóstico como de la rehabilitación, con el objetivo de disminuir la afectación de la autonomía.

Dentro de las técnicas trabajadas en la apraxia del vestir, encontramos el aprendizaje procedimental o incidental, que otorga plasticidad y flexibilidad en el comportamiento.

Como resultado, hay un aumento en el repertorio de los esquemas afectivos, cognitivos y comportamentales. Por ende, aumenta la diversidad de las posibilidades de acción.

En este caso, la persona aprende de manera implícita a solucionar problemas o llevar a cabo actividades.

Específicamente, en la apraxia del vestir con esto se puede llegar a manipular correctamente la prenda (Durand y Elgier, 2010).

Por otro lado, se utilizan mecanismos de restitución, comprensión y reentrenamiento de las habilidades práxicas. Para ello, se realizan ejercicios enfocados en fortalecer los procesos de atención, percepción, funciones ejecutivas y memoria.

De igual manera, se trabajan las capacidades propioceptivas y espaciales que están alteradas. Y, asimismo, se introduce el trabajo de la movilidad y coordinación de los miembros superiores (Durand et al., 2017).

Conclusión

La apraxia del vestir es una patología que afecta, notablemente, la calidad de vida de quien la padece y de sus familiares. Pues la pérdida de autonomía generada por la dependencia a los cuidadores irá aumentando con el tiempo.

Por otro lado, el manejo de dicho cuadro debe ser multidisciplinar, ya que no solo se necesita una mejoría en la coordinación o la percepción del esquema corporal, sino que se requieren trabajar otras funciones cognitivas como la atención, funciones ejecutivas o memoria.

Todo esto con la finalidad de ayudar a que el paciente encuentre estrategias para mantener el mayor tiempo posible su propia autonomía.

Referencias bibliográficas

  • Durand, M. F. y Elgier, A. M. (2010). Praxias del vestir: Eficacia del tratamiento basado en aprendizaje incidental. II Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología XVII Jornadas de Investigación Sexto Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Buenos Aires.
  • Durand, M. F., Gago, L. G. y Elgier, A. M. (2017). Rehabilitación de las actividades de la vida diaria en pacientes con apraxia del vestir. Cuadernos de Neuropsicología / Panamerican Journal of Neuropsychology, 11(3). https://www.cnps.cl/index.php/cnps/article/view/299
  • Fitzgerald, L. K., McKelvey, J. R. y Szeligo, F. (2002). Mechanisms of dressing apraxia: A case study. Neuropsychiatry, Neuropsychology, and Behavioral Neurology, 15(2), 148-155. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/12050478/
  • García, R. y Perea, M. V. (2015). Apraxia Constructiva y del Vestirse. Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias, 15(1), 159-174. https://revistannn.files.wordpress.com/2015/05/13-garcc3ada-pereira_apraxia-constructiva-y-del-vestir-enero-junio-vol-151-2015.pdf