Está claro, mejorar la autoestima puede ayudar a prevenir el desarrollo de problemas psicológicos y de comportamiento que son comunes en niños y adolescentes. Si bien la naturaleza de la autoestima sigue siendo controvertida, es un concepto que vale la pena tener en cuenta. Pues es una cuestión importante del desarrollo, en cuanto a que es la apreciación del valor de uno como persona, como uno mismo. Ahora… ¿Cómo acompañar a los niños en este proceso continuo de desarrollo de la autoestima?

La autoestima es un proceso

Nuestro sentido de sí mismo en este mundo se fundamenta en gran medida en lo que creemos que somos capaces de ser y hacer. Este sentido se determina por la relación entre nuestras realidades actuales y nuestras potencialidades percibidas; una fracción en la que nuestras aspiraciones representan tanto el denominador como el numerador de nuestro éxito. Por lo tanto, podríamos expresar esta relación como Autoestima = Éxito / Aspiraciones. Es importante destacar que esta fracción puede incrementarse no solo aumentando el éxito, sino también reduciendo las aspiraciones percibidas (William James, 1890).

¿Siempre estuvo ahí?

Existen dos amplias categorías de construcciones que impulsan estos procesos: el nivel cognitivo-desarrollo y la socialización. Ahora, es crucial discernir entre la edad en la que los niños pueden verbalizar un sentido de su autoestima y cuando parecen demostrarlo a través de su comportamiento. Por ejemplo, los niños pequeños, entre 2 y 3 años, comienzan a utilizar pronombres autorreferenciales como yo y mío. Y pueden ser capaces de realizar autoevaluaciones específicas de habilidades como puedo correr rápido o conozco mis letras y números.

Autoestima en niños: ¿Cómo propiciarla?

Lo anterior, representa signos incipientes de que pueden empezar a valorar ciertos aspectos de su comportamiento en términos de positivo o negativo. Sin embargo, debido a las limitaciones normativas del desarrollo cognitivo, aún no logran conceptualizar plenamente su identidad como individuos. Y mucho menos, asociarla con un sentido consciente y verbalizable de autoestima o autovaloración (Harter, 2013).

A pasos agigantados en la adolescencia

Ahora, a medida que los niños crecen, su autoconcepto se vuelve más complejo y se ven influenciados por una variedad de factores, como las experiencias escolares, las relaciones con los compañeros, los logros académicos y las interacciones sociales. De modo que los cimientos de la autoestima empiezan a consolidarse. Y es la adolescencia, en particular, el período crítico para el desarrollo de la autoestima. Pues, es en dicha transición donde los jóvenes se vuelven vulnerables y los niveles de autoestima tienden a caer drásticamente.

Ahora, la autoestima global durante la adolescencia se puede atribuir a cambios significativos que tuvieron lugar durante la transición de la niñez a tal periodo. Y, por ello, hay que considerar que es en esa etapa de desarrollo donde ya se puede prevenir (Bos et al., 2006).

¿Importa cómo se conforma la autoestima?

Este concepto puede entenderse como el producto de una relación entre las variables de competencia y dignidad, o comprenderse de una forma que se incline más hacia un aspecto u otro. Asimismo, también puede concebirse de tres formas en las que tiende a aumentar.

  1. La primera implica el uso de autoengaño y el trabajo en la mejora personal. Sin embargo, se considera ineficaz porque genera una autoestima defensiva y frágil. Esto significa que la autoestima construida sobre la base del autoengaño tiende a ser superficial y vulnerable a los desafíos externos.
  2. La segunda sugiere que el aumento de la autoestima puede lograrse desde adentro, a través del autoconocimiento y la autonomía personal. Aunque se señala que no hay evidencia experimental que demuestre que tal enfoque por sí solo sea suficiente para producir cambios significativos en la autoestima.
  3. Y la tercera forma propuesta es aumentar la autoestima de las personas mediante la aceptación y la aprobación. Esto implica elevar el sociómetro de las personas (su sentido de valía social) y su sentido de conexión con los otros. Así, sugiere que sentirse aceptado y valorado por los demás puede contribuir significativamente al aumento de esta.

Tres recomendaciones generales

Cuando se habla sobre intervenciones que puedan ser capaces de aumentar la autoestima de los niños de forma segura (es decir, sin reproducir el narcisismo) y de manera sostenible (lo que conduce a mejoras duraderas en la autoestima y sus supuestos resultados), deben basarse en una comprensión teóricamente informada y empíricamente respaldada de los determinantes de esta (Brummelman, 2022).

La importancia de desarrollar la autoestima desde el inicio

Sin dudas, el impacto familiar en los niveles de autoestima de los niños es significativo, lográndose a través de las interacciones, comportamientos y actitudes hacia ellos. En esta ocasión, veamos tres recomendaciones básicas que velan por el cuidado de la autoestima:

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  1. Fomentar un entorno de apoyo: La teoría del apego sugiere que un ambiente de cuidado y apoyo promueve un vínculo seguro entre el niño y sus cuidadores, lo que proporciona una base sólida para el desarrollo emocional y social. Con esto, los infantes que experimentan un entorno de apoyo emocional tienden a desarrollar una autoestima más alta, ya que se sienten seguros y valorados en sus relaciones. Además, contemos con el concepto de aceptación incondicional, central en la terapia centrada en el cliente de Carl Rogers, que implica una aceptación total del niño tal como es, lo que contribuye a una autoimagen positiva y la construcción de una identidad saludable.
  2. Elogiar el esfuerzo y la persistencia: El elogio del esfuerzo y la persistencia fomenta la motivación intrínseca del pequeño, promoviendo así un sentido de competencia y autoeficacia. Mismamente, según la teoría de la autoeficacia de Albert Bandura, la creencia en la capacidad personal para lograr metas influye en el comportamiento y autoevaluación. Lo que resulta lógico, pues al elogiar el esfuerzo y la persistencia, se refuerza la creencia del menor en su capacidad para superar desafíos y alcanzar metas, fortaleciendo su autoestima.
  3. Tratar de modelar un comportamiento positivo: Desde el aprendizaje social, los pequeños aprenden a través de la observación y la imitación del comportamiento de los adultos significativos en sus vidas. De esta manera, el modelado de un comportamiento positivo y una autoestima saludable por parte de los padres y cuidadores actúa como un proceso de socialización que influye en el desarrollo de la autoimagen del niño.

Conclusión

Las investigaciones de la última década han demostrado que la autoestima es, en ocasiones, un problema complejo y un constructo multifacético. Y, con esto, es fundamental que los padres comprendan que el desarrollo de la autoestima en los niños es un proceso continuo y dinámico que implica la construcción gradual de una percepción positiva de sí mismos y una sensación de valía personal a lo largo del tiempo.

Ahora, el desarrollo de la autoestima puede verse influenciado por eventos y desafíos que los niños enfrentan a lo largo de su vida, como el fracaso académico, las dificultades interpersonales, los cambios físicos y emocionales, y las presiones sociales. De cara a esto, los padres deben estar preparados para ofrecer un apoyo constante y comprensivo a lo largo del camino, alentando a sus hijos a aprender de las experiencias adversas y a desarrollar una actitud resiliente hacia los desafíos.

Referencias bibliográficas

  • Bos, A. E. R., Muris, P., Mulkens, S. y Schaalma, H. P. (2006). Changing self-esteem in children and adolescents: A roadmap for future interventions. Netherlands Journal of Psychology62(1), 26-33. https://doi.org/10.1007/BF03061048
  • Brummelman, E. (2022). How to raise children’s self-esteem? Comment on Orth and Robins (2022). The American psychologist77(1), 20-22. https://doi.org/10.1037/amp0000943
  • Harter, S. (2013). The development of self-esteem. In Self-esteem issues and answers. Psychology Press.
  • Lingren, H. G. (1991). Self-Esteem in Children. Children and Family. College of Tropical Agriculture and Human Resources (CTAHR).