Desde hace siglos, se han practicado rituales de sanación espiritual en comunidades indígenas del Amazonas, utilizando preparaciones con propiedades particulares. En la actualidad, el uso de algunas de ellas, como la conocida ayahuasca, ha trascendido los límites geográficos y culturales, despertando el interés por sus posibles aplicaciones en salud mental. ¿Qué hay detrás de esta preparación? ¿Qué relación puede establecerse con los procesos de psicoterapia contemporánea? En esta nota exploraremos sus raíces tradicionales, los mecanismos neurobiológicos que la sustentan, así como las oportunidades y desafíos que presenta en el ámbito clínico.
Antes que nada, hagamos un breve recorrido histórico
Su uso se remonta a tiempos ancestrales en la región del noroeste amazónico. Se trata de una palabra proveniente del quechua, donde aya significa espíritu o muerto, y waska alude a una cuerda o liana. Durante siglos, fue empleada con fines religiosos y medicinales por pueblos indígenas de Brasil, Perú, Colombia y Ecuador, y más recientemente por religiones sincréticas que la consideran un sacramento.
A partir de la segunda mitad del siglo XX, su uso se expandió a entornos urbanos. De hecho, en la actualidad, se practican en distintas regiones de América, Europa y Asia, por lo que se convirtió en una herramienta terapéutica que trasciende fronteras y culturas, destacada por su capacidad para inducir experiencias místicas y transformadoras (Ruffel, 2023).
¿Posible psicoterapia?
En contextos tradicionales, no solo sirve para curar el cuerpo, también funciona como medio para restaurar el equilibrio espiritual. De tal manera, es frecuentemente utilizada en ceremonias, chamánicas o religiosas, las cuales incluyen cantos, rezos y dietas específicas, interpretándose como formas de sanación, donde la experiencia suele ser guiada por un curandero o maestro vegetalista, que facilita el proceso de introspección y conexión con el mundo interior.
Así, se intenta ayudar a los individuos a confrontar y procesar traumas, así como a explorar aspectos profundos de su psiquis. No obstante, aclaramos: la cuestión de cómo integrar la ayahuasca en contextos terapéuticos occidentales, respetando sus raíces tradicionales, sigue siendo un desafío.
¿Qué contiene la ayahuasca? Fundamentos neurobiológicos
El principal compuesto psicoactivo es la dimetiltriptamina (DMT), presente en las hojas de Psychotria viridis. Dicha sustancia es estructuralmente similar a la serotonina y otros neurotransmisores, y se une especialmente a receptores 5-HT2A en el cerebro. Sin embargo, la DMT por sí sola no es activa por vía oral, ya que es degradada por la enzima monoaminooxidasa (MAO).
Por eso, se combina con la liana Banisteriopsis caapi, rica en β-carbolinas como harmina, harmalina y tetrahidroharmine, que actúan como inhibidores reversibles de la MAO-A, permitiendo que el compuesto psicoactivo mencionado, llegue al sistema nervioso central. Las β-carbolinas, además de facilitar la acción de la DMT, poseen propiedades propias: pueden inducir neurogénesis, modular la actividad dopaminérgica y serotoninérgica, y ejercer efectos ansiolíticos y antidepresivos (Dos Santos, 2021).
¿Cuál es el impacto en el cerebro?
Primero, promueve la plasticidad cerebral, facilitando la creación de nuevas conexiones neuronales, e influye en el estado de ánimo y la percepción. También altera las redes neuronales, especialmente la red por defecto, asociada con la autorreflexión. Los presentes cambios neurobiológicos, subyacen a sus efectos terapéuticos, como la reducción de síntomas depresivos y ansiosos. En este sentido, la comprensión de estos mecanismos es crucial para integrar la ayahuasca en la práctica clínica de manera segura y efectiva.
Efectos psicofísicos de la experiencia
A diferencia de otras sustancias psicodélicas, la ayahuasca posee un componente somático prominente. Así, presentar náuseas, vómitos y malestares físicos no es solo común, sino que se interpreta culturalmente como parte del proceso de limpieza o purga emocional.
Dichas manifestaciones se relacionan con un aumento en la conciencia corporal, lo que es capaz de facilitar la identificación de emociones y traumas alojados en el cuerpo. Este componente somático ha despertado el interés de enfoques de salud mental centrados en el cuerpo, al evidenciar una posible disminución de la disociación corporal en personas que han consumido ayahuasca repetidamente.
Cambios en la percepción y estados de conciencia
Durante la experiencia, muchas personas reportan visiones complejas, sinestesia, sensación de unidad con el entorno y emociones intensas que van desde el temor hasta el éxtasis. Asimismo, esas vivencias han sido comparadas con experiencias místicas o de casi-muerte, hallando que suelen estar acompañadas de una reevaluación profunda de la historia personal, las relaciones y los patrones de comportamiento. Por otra parte, también se documentó un aumento de la capacidad para observar los propios pensamientos con distancia, lo que favorece procesos de introspección similares a los inducidos por terapias basadas en mindfulness (Maia, 2023).
Ayahuasca y psicoterapia: Caminos convergentes
Aunque los estudios más robustos se centran en la depresión resistente al tratamiento, hay evidencia creciente de que la ayahuasca podría beneficiar a personas con diversas condiciones de salud mental, por uso de sustancias, ansiedad, trastornos de la personalidad, estrés postraumático, e incluso enfermedades neurodegenerativas como Parkinson y Alzheimer. El descrito abanico de efectos, sugiere pensar en la mencionada ayahuasca, como una herramienta transdiagnóstica, complementaria a la psicoterapia en el abordaje de múltiples trastornos (Ruffel, 2023).
Cambios en personalidad y calidad de vida
A largo plazo, quienes participan de ceremonias regulares, han reportado disminución del neuroticismo, mayor apertura a nuevas experiencias y un aumento en la autotrascendencia, entendida como un sentido de conexión con los demás y con la naturaleza. Asimismo, se ha observado una mejora en la calidad de vida, el bienestar general y la capacidad de afrontamiento emocional, con efectos comparables a los de otras intervenciones terapéuticas.
Ayahuasca y psicoterapia: Límites y precauciones
Aunque posee un perfil de seguridad relativamente favorable, la ayahuasca no está exenta de riesgos en lo que refiere a la salud mental y física. En contextos inadecuados o con combinaciones de ciertos medicamentos o drogas, pueden surgir efectos adversos como hipertensión, confusión o crisis psicóticas. Aunque los casos de efectos graves son poco frecuentes, subrayamos la necesidad de una preparación cuidadosa, selección adecuada de participantes y supervisión responsable (Ruffel, 2023).
La importancia del contexto
El contexto donde se consume, llamado set and setting, resulta fundamental para su eficacia terapéutica. En efecto, elementos como la música, la guía de facilitadores capacitados y el acompañamiento posterior influyen significativamente en los resultados emocionales y psicológicos de la experiencia. Consecuentemente, su eficacia no depende únicamente de su farmacología, sino también del marco simbólico y relacional en el que se inscribe (Maia, 2023).
Conclusión
La ayahuasca se presenta hoy como una intersección entre tradición, ciencia, ritual y psicoterapia. En cuanto a su potencial terapéutico, el mismo se apoya tanto en sus propiedades neurobiológicas como en la profundidad de las experiencias subjetivas que induce. Sin embargo, aunque existen investigaciones que muestran resultados alentadores en la mejora del bienestar y en el tratamiento de diversas afecciones psicológicas, aún persisten desafíos éticos, metodológicos y culturales.
Frente al avance de su investigación y aplicación, resulta interesante mantener una mirada crítica, evitando tanto el entusiasmo irreflexivo como el rechazo infundado. La ayahuasca y la psicoterapia no deberían pensarse como cosas que no tienen nada que ver. En ese contexto, nos preguntamos… ¿De qué forma se podrían integrar los saberes ancestrales con la evidencia científica en una nueva forma de sanar?
Referencias bibliográficas
- Dos Santos, R. G. y Hallak, J. E. C. (2021). Ayahuasca, an ancient substance with traditional and contemporary use in neuropsychiatry and neuroscience. Epilepsy & Behavior, 121, 106300. https://doi.org/10.1016/j.yebeh.2019.04.053
- Maia, L. O., Daldegan-Bueno, D., Wießner, I., Araujo, D. B. y Tófoli, L. F. (2023). Ayahuasca’s therapeutic potential: What we know–and what not. European neuropsychopharmacology, 66, 45-61. https://doi.org/10.1016/j.euroneuro.2022.10.008
- Ruffell, S. G., Crosland‐Wood, M., Palmer, R., Netzband, N., Tsang, W., Weiss, B. y Sarris, J. (2023). Ayahuasca: a review of historical, pharmacological, and therapeutic aspects. Psychiatry and Clinical Neurosciences Reports, 2(4), e146. https://doi.org/10.1002/pcn5.146