Los beneficios de la terapia asistida con animales ha permitido que tome una importancia en los últimos tiempos. Esta forma de terapia requiere de equipos interdisciplinarios que velan por el bienestar integral de sus pacientes y, principalmente, se enfoca en el acompañamiento de animales domesticados. ¿Por qué? Porque los animales facilitan el trabajo terapéutico y, por ende, posibilitan su efectividad. Es por esto que la terapia asistida con animales ha expandido su área de acción. Como resultado, varias disciplinas de la salud han implementado su uso. Veamos un poco más.

¿Qué es la terapia asistida con animales?

Desde el siglo XX, se inicia el uso de animales con fines terapéuticos. Distintas instituciones implementaron esta terapia para lograr beneficios tanto físicos, psicológicos y sociales, con base a su relación con los seres humanos. Y es que, dicha terapia tiene como objetivo mantener o mejorar la calidad de vida de las personas.

Terapia asistida con animales

De este modo, se vuelve una intervención directa con objetivos específicos para el bienestar de la persona. Pero, ¿cómo es una terapia asistida con animales? Un animal, con características particulares y entrenado, participa en el proceso y su actuación propicia el bienestar integral, tanto a nivel individual como social.

La primera vez que se constató la utilización de animales en terapia fue en Inglaterra. Se empleó en el tratamiento de personas con enfermedades mentales, esperándose que los animales ayudaran a promover ciertas estrategias en los pacientes. William Tuke, pionero del método, confiaba que aprendieran un mayor autocontrol mediante refuerzo positivo, entre otros objetivos. Y, tiempo después, en el año 1867 en Alemania, se comenzaron a utilizar animales de compañía para personas con epilepsia (San Joaquín, 2002).

Tipos de terapia con animales

Existen dos tipos de terapia:

  • La primera, considerada como la más básica, emplea la compañía del animal para el disfrute.
  • La segunda, considera la terapia con base a esquemas de rehabilitación con el apoyo de animales. Este tipo de intervención está coordinada por un equipo de especialistas que dan indicaciones especiales según cada caso. Además, es una terapia validada en diversas circunstancias (Oropesa et al., 2009).

Beneficiarios de este tipo de terapia

La terapia asistida con animales promueve múltiples beneficios para sus usuarios. Y es una terapia abierta a cualquier tipo de población, desde los niños hasta las personas de la tercera edad. Así, según Martos-Montes et al. (2015), los ámbitos en los que se suele desarrollar son la neurorrehabilitación y educación. En este último, por ejemplo, facilitaría la inclusión educativa ante la presencia de problemas de aprendizaje y trastornos del neurodesarrollo.

De igual manera, es altamente beneficioso para la promoción de la salud mental, en la labor psicológica, psiquiátrica, la integración sensorial y la gerontología. Por otro lado, esta intervención también ha resultado útil en hospitales y centros penitenciarios.

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El autor Ser Martín (2016) explica que el uso de animales terapéuticos es una tendencia desde hace años. Los beneficios que trae consigo impactan en las diversas esferas del ser humano. Ya sea a nivel psicológico, cognitivo, físico y socioemocional. Por ello, es considerada una alternativa terapéutica para trabajar con personas con trastorno del espectro autista (TEA), mismamente. O en colectivos de personas con síndrome de Down, alzhéimer y daño cerebral. Pudiendo ser útil, también, para la integración en algunos trastornos mentales, diversas discapacidades físicas o deterioro cognitivo.

Terapia con animales en personas con TEA

En el caso de niños con TEA, Bouza y Pino (2015) señalan que la hipoterapia o equinoterapia mejoran el equilibrio, por ejemplo. Además, otros aspectos como la postura o la motricidad fina y gruesa se ven favorecidos. Y es que, su estudio descriptivo refiere también que, a través de la relajación muscular que resulta de esta modalidad de terapia, disminuyen paulatinamente las estereotipias. Y no solo esto, se ha descubierto que los perros poseen la capacidad de detectar problemas de salud como crisis epilépticas o presencia de hipoglucemias (San Joaquín, 2002).

En personas con discapacidad auditiva

En este caso, los caninos suelen asistir a sus usuarios para facilitar la rutina diaria, por ejemplo en el momento de comprar, limpiar, vestirse, desvestirse y otras tareas domésticas. Adicionalmente, cooperan en la realización de transacciones bancarias, al salir de casa y utilizar recursos comunitarios.

Por otra parte, se ha constatado un aumento del nivel de seguridad emocional producido por su compañía. De hecho, un estudio indicó que el 33.3% de los participantes sentían incomodidad al viajar lejos de casa cuando estaban solos, pero al estar junto al animal, el porcentaje de seguridad y bienestar ascendía al 85,7% (Oropesa et al., 2009).

Y en personas con síndrome de Down

Se ha observado que la presencia de un perro ayuda a disminuir el estrés. De igual manera, se evidencia una disminución en la hipertensión arterial y, en el aspecto emocional, de la sensación de soledad. Con esto, también se ha reportado que el animal posibilita la socialización de la persona y mejora su estado anímico. Y, ademas, permite reforzar conductas, reafirmando la asociación entre la conducta solicitada y la respuesta de una manera más motivada (Cusack, 2008).

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Propiedades terapéuticas

El ser humano se ha acostumbrado a la compañía de ciertos animales, permitiendo su integración en la rutina diaria. Y un claro ejemplo de ello son los animales domesticados y las mascotas. Entre estos encontramos a los perros, considerados facilitadores sociales por su capacidad de integrarse en la vida social de las personas.

Y es que, el perro es ideal para generar nuevas relaciones o mejorar las ya existentes. Asimismo, ayudan a captar la atención, propiciar el uso del lenguaje y la expresión emocional.

Sin embargo, los animales que participan en este tipo de terapia son diversos. Su selección se basa en función de las necesidades de la persona con la que se va a intervenir. Además, es importante considerar el tipo de entorno donde la terapia se lleva a cabo. Así, normalmente, participan perros (caninoterapia) y caballos (hipoterapia) gracias a la facilidad de su entrenamiento.

Otros animales que forman parte de este tipo de terapia son los delfines, gatos, pájaros o animales de granja. Generalmente, todos ellos ayudan a mejorar muchos aspectos de desarrollo del ser humano. En especial cuando existe algún tipo de alteración o discapacidad (Vallejo et al., 2009).

Conclusión

En esta nota, hemos podido conocer más sobre los diversos beneficios de la terapia asistida con animales. Lo terapéutico, en este caso, radica en las emociones y sensaciones que generan los animales. La terapia facilita a sus beneficiarios la integración sensorial y social en la relación con el animal. Y, por tanto, aparece un espacio enriquecido de experiencias creativas y estimulantes.

En resumen, los animales, en general, promueven el bienestar de las personas. Contribuyen, a través de su compañía, a la vinculación y expresión de las emociones, siendo por ello una modalidad de terapia que ha ganado mucho terreno y que cuenta con diferentes posibilidades de acción e intervención ideales para el tratamiento de distintas condiciones.

Referencias bibliográficas

  • Gudiño, L. (2013). Mejora de la calidad de vida en niños con Síndrome de Down a través de los animales [Trabajo fin de grado]. Universidad de Valladolid.
  • Martos-Montes, R., Ordóñez-Pérez, D., Martos-Luque, R. y García-Viedma, M. (2015). Intervención asistida con animales (IAA): Análisis de la situación en España. Escritos de Psicología (Internet), 8(3), 1-10. https://dx.doi.org/10.5231/psy.writ.2015.2004 
  • Oropesa R, P., García W, I., Puente S, V. y Matute G, Y. (2009). Terapia asistida con animales como fuente de recurso en el tratamiento rehabilitador. Medisan13(6).
  • Ser Martín, M. (2016). Beneficios de la Terapia Asistida con Animales en el Trastorno del Espectro Autista [Trabajo fin de grado]. Universidad de Valladolid.
  • Vallejo, M. T. M., Hernández, I. M. R. y Palomo, A. E. (2009). Actividades y terapias asistidas con animales de compañía. International Journal of Developmental and Educational Psychology3(1), 31-37.
  • Zamarra San Joaquín, M. (2002). Terapia asistida por animales de compañía. Bienestar para el ser humano. Temas de hoy, 143-14.