En 1866, John Langdon Down propuso una forma de clasificar a las personas que presentaban algún tipo de discapacidad intelectual. Asimismo, encontró que existían ciertas características físicas comunes entre su grupo de pacientes. Entre ellos incluía rasgos como: una cara redonda, hendidura de los párpados y un aspecto facial aplanado. Así, se determinó que quienes compartían estas características presentaban síndrome de Down, nombre originado por su descubridor. No sería sino casi 100 años más tarde que el genetista Jerome Lejeune (1958) relacionaría este grupo de síntomas como resultado de una alteración genética. Consecuentemente, se señaló que el síndrome de Down tenía su origen debido a un cromosoma extra, por lo que adquirió el nombre de trisomía del cromosoma 21. Comprendiendo este antecedente, seguramente entenderemos por qué la inclusión educativa en el síndrome de Down es necesaria. Conozcamos más a continuación. 

Trisomía del cromosoma 21

El síndrome de Down es resultado de la presencia de un cromosoma extra o una parte de este. Los cromosomas son estructuras por las cuales se organiza el ADN y, generalmente, las personas contamos con 46 cromosomas que están distribuidos en 23 pares. Uno de ellos determina el género del bebé y el resto de los 22 pares están enumerados en orden decreciente.

En el caso de una persona que tiene síndrome de Down, el par de cromosomas 21 cuenta con un cromosoma extra que altera el código genético produciendo diversas manifestaciones clínicas en el infante (trisomía del cromosoma 21).

A pesar de ello, esta no es la única variante que puede darse, existen otros tipos como la translocación cromosómica o la trisomía en mosaico, que son menos frecuentes.

Síndrome de Down y desarrollo cerebral

Dado que las mutaciones genéticas que se pueden producir en este síndrome son variadas, las consecuencias en el desarrollo cerebral son diversas.

Algunos estudios han identificado una miríada de neuropatologías resultantes de alteraciones en el neurodesarrollo.

Entre algunas de las características se han visto formas de atrofia en la corteza temporal y frontal, menor volumen de formación hipocampal, ganglios de la base y cerebelo.

Asimismo, se ha observado menor densidad de células granulares corticales, déficit en la mielinización de fibras corticales asociativas y menor densidad sináptica en el área 17 de Brodmann (corteza visual primaria) (Molero y Rivera, 2013, p.149). 

Estas y otras alteraciones neuropsicológicas producen limitaciones en el desarrollo cognitivo y en algunas funciones cerebrales necesarias para el aprendizaje.

Como resultado, tenemos que la memoria explícita, adquisición de lenguaje, habilidades motoras, funciones ejecutivas y coordinación motora pueden verse afectadas.

Inclusión educativa en niños con Síndrome de Down

Partimos del hecho de que todos, sin importar nuestras condiciones individuales, tenemos derecho al acceso a una educación integral.

Para poder minimizar aquellas posibles barreras de aprendizaje es necesario empezar con la detección de las necesidades que el niño tiene.

Características del desarrollo que influyen en el aprendizaje

Es importante considerar que los niños con síndrome de Down cuentan con algunas características en su desarrollo y en la forma de procesar el aprendizaje que pueden influir en su escolaridad.

Según la Fundación Down España, en la etapa infantil se observan sobre todo las siguientes:

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  • Pueden mostrar asíncronía con respecto a su nivel de madurez general y sus adquisiciones.
  • Presentan mejor percepción y discriminación visual que auditiva.
  • Diferencias con respecto a los procesos cognitivos tales como la memoria, atención, percepción y procesamiento de la información.
  • Durante los primeros años, el nivel de comprensión lingüística que presentan es mayor que su capacidad de expresión verbal (entienden más de lo que pueden hablar).
  • Suelen ser muy buenos para imitar, en consecuencia, esto puede ser beneficioso para el desarrollo de habilidades sociocomunicativas y el aprendizaje por imitación/observación.
  • En ocasiones, puede resultarles complicado el tomar la iniciativa frente a grupos grandes, el rol del profesor como mediador puede ser de gran utilidad.
  • Puede resultar útil anticipar los contenidos, es decir, trabajar lo que se va a aprender de forma individual con el estudiante.
  • Es necesario adaptar las necesidades y planificar los objetivos de aprendizaje de forma individual.

Recomendaciones adicionales para trabajar el síndrome de Down o trisomía del cromosoma 21

Para poder apoyar de una mejor manera al niño que tiene síndrome de Down es necesario considerar lo siguiente:

  • Realizar un trabajo coordinado con los padres, familia y otros especialistas para poder brindar un apoyo integral al menor.
  • Establecer normas y límites claros que estén consensuados con la familia y los profesores para así poderlos aplicar en los diferentes ámbitos en los que se desenvuelve.
  • Definir los límites sociales de forma clara, con el conocimiento de que existen consecuencias para cada acción (como para cualquier otro niño).
  • Establecer rutinas en el aula de clase.
  • Reforzar positivamente los pequeños y grandes logros que realiza.
  • Se puede optar por situar al estudiante cerca del profesor para así apoyarlo cuando lo requiera, pero promoviendo un trabajo autónomo.
  • Es importante promover la participación del estudiante en las distintas actividades educativas y lúdicas que se realizan en el colegio, estimulando y desarrollando sus habilidades sociales.
  • A partir de los 4 o 5 años, es muy común que los niños identifiquen las diferencias entre unos y otros. Por tanto, es necesario responder a las dudas de los compañeros de clase con naturalidad, explicando que habrá ciertas cosas que a todos nos cuestan más hacer pero que tenemos muchas virtudes a resaltar.
  • Es importante hablar abiertamente de la discapacidad para que los niños despejen sus dudas y aprendan a interiorizar los temas de inclusión desde temprana edad.
  • Recordar que el docente es un referente para sus estudiantes y que ellos observarán e imitarán sus conductas.

Consideraciones del estudiante

Adicionalmente, conforme el estudiante avanza en su nivel de escolaridad, es fundamental realizar adaptaciones curriculares en las que se tenga en cuenta cada caso, considerando la siguiente información:

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  • Edad
  • Nivel de comprensión lectora
  • Nivel de escritura
  • Conocer la existencia de posibles problemas visuales
  • Nivel de autonomía
  • Asociar el nivel madurativo del estudiante con respecto a la adaptación curricular
  • Si existe hipotonía en los dedos o dificultades al momento de realizar tareas grafomotrices, se pueden utilizar rotuladores gruesos o laminar/plastificar el material para que no exista daño y el estudiante pueda practicar sin dificultades

Estrategias de apoyo educativo

  • Incluir elementos llamativos que apoyen al contenido (imágenes, gráficos, etc.)
  • Texto simple y que permita una lectura sencilla
  • Explicaciones y consignas claras y directas
  • Supervisión y feedback para el niño
  • Establecer claves visuales y de comunicación entre el estudiante y el profesor

Contenido del material educativo para la inclusión educativa en el síndrome de Down

  • Trabajar los contenidos seleccionados de acuerdo a la adaptación
  • Acortar y destacar el contenido más relevante
  • Incluir un resumen o un apartado de ideas centrales que sintetice el texto
  • Añadir actividades de refuerzo
  • Procurar que el aprendizaje sea significativo
  • Usar el mismo material que el resto de estudiantes pero con dichas adaptaciones

Conclusión

Gracias a las diversas investigaciones quienes tienen síndrome de Down pueden encontrar en los distintos expertos formas de integrarse en los ámbitos en los que se desenvuelven. Por ello, la inclusión educativa en el síndrome de Down es posible.

Esto, por supuesto, a través de una intervención oportuna seguida de una correcta estimulación para poder establecer rutinas de aprendizaje positivas.

Referencias bibliográficas

  • Chamizo, A. M. y Urbina, G. N. R. (2013). Síndrome de Down, cerebro y desarrollo. Summa psicológica UST10(1), 143-154. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4421551
  • Díaz-Cuéllar, S., Yokoyama-Rebollar, E. y Del Castillo Ruiz, V. (2016). Genómica del síndrome de Down. Acta Pediátrica Mexicana, 37(5), 289-296. Doi: http://dx.doi.org/10.18233/APM37No5pp289-296
  • Fundación Down España (2014). Buenas prácticas en inclusión educativa: Las adaptaciones curriculares. DOWN ESPAÑA. https://www.sindromedown.net/wp-content/uploads/2014/09/156L_buenas.pdf
  • Fundación Down España (2016). Claves de apoyo a niños con síndrome de Down en el aula de educación infantil. DOWN ESPAÑA. https://www.sindromedown.net/wp-content/uploads/2017/01/Claves-de-apoyo-a-ni–os-con-s–ndrome-de-Down-en-el-aula-de-educacion-infantil-1.pdf