La alimentación juega un papel crucial en el funcionamiento del cerebro adulto, ya que proporciona los nutrientes necesarios para mantener sus funciones cognitivas y de regulación. Los alimentos que consumimos no solo afectan nuestra salud física, sino que también influyen en nuestra capacidad para concentrarnos, procesar información y regular nuestras emociones. Desde la infancia hasta la edad adulta, una dieta equilibrada rica en vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales es fundamental para mantener un cerebro sano y en óptimas condiciones de rendimiento cognitivo. Veamos a continuación cómo afecta la alimentación y la nutrición en el cerebro del adulto y cómo Influye la alimentación en las patologías cerebrales.

¿La alimentación cambia nuestras estructuras cerebrales?

Como mencionamos anteriormente, la nutrición ha pasado a ser considerada un componente esencial para alcanzar y mantener la salud tanto física como mental. Esto se debe a que puede influir tanto en las microestructuras como en las macroestructuras, al igual que en las funciones de los neurotransmisores.

Fotografía En Primer Plano De Una Niña Comiendo Pan,

Y es que, todo esto va a impactar en aspectos cognitivos y motores. Es decir, la alimentación y la nutrición van a tener una influencia en el cerebro adulto. Croll et al. (2018) realizaron un estudio donde se estudió el tipo de alimentación y el volumen de algunas estructuras cerebrales.

Los resultados obtenidos reportaron que una mejor calidad en la dieta se relaciona con un mayor volumen en la totalidad del cerebro.Dentro del análisis tuvieron en cuenta el volumen de la materia blanca, la materia gris y el hipocampo.

De igual manera, se encontró que, con una buena dieta, disminuyen los riesgos de accidentes cerebrovasculares, como son los infartos lacunares y microlesiones en la sustancia blanca. Específicamente, informaron los beneficios para la salud cerebral que tiene el consumo de frutas, verduras, frutos secos, cereales integrales y pescados. Además, remarcaron la importancia de limitar el consumo de bebidas azucaradas.

Impacto de la alimentación en el cerebro del adulto

Una alimentación y nutrición suficiente y adecuada mantienen la función y estructura del cerebro adulto. Marreno Aliño (2017), en su investigación, encontró que algunos elementos nutricionales como minerales, aminoácidos, vitaminas y antioxidantes se relacionan con la manifestación o el control de diversas funciones cognitivas y conductuales. Hallando que, en las personas con patologías cerebrales no existe una adecuada proporción de algunos de estos nutrientes.

Por otro lado, reportó una relación directa entre la alimentación, índice de masa muscular e insulina. Concretamente asociada con la atrofia en regiones temporales, frontales y subcorticales. Por lo tanto, se puede inferir que la obesidad puede relacionarse con una disminución en el volumen cerebral, lo que podría explicar la disfunción cognitiva relacionada con esta condición.

¿Qué alimentos y nutrientes benefician o afectan al cerebro del adulto?

En general, existen diferentes nutrientes que obtenemos de los alimentos cruciales para el correcto funcionamiento del cerebro adulto. Una de ellos es la fosfatidilserina, fosfolípido que ayuda en la transmisión de información entre las neuronas, contribuye al mantenimiento de funciones cognitivas y rendimiento en situaciones estresantes. Siendo fundamental un adecuado consumo de esta sustancia.

¿Cómo afecta la alimentación en el cerebro adulto?,

Por el contrario, el consumo de grasas saturadas tiene efectos negativos en el cerebro debido a que endurece los lípidos haciendo que se disminuya la velocidad de comunicación neuronal. Esto genera que el cerebro se adapte al funcionamiento y como resultado disminuya la capacidad de aprendizaje.

Asimismo, el exceso de dichas grasas y de azúcares se considera nocivo para el funcionamiento neural. Un aspecto que produce aumento del estrés oxidativo y reduce la plasticidad cerebral, afectando de manera general al funcionamiento cognitivo.

De igual manera, el consumo adecuado de macro y micronutrientes, vitaminas E, C, A, zinc y selenio es fundamental. Pues estos se convierten en antioxidantes que ayudan a combatir el estrés oxidativo mencionado.

Como resultado, tales nutrientes ayudan a proteger el cerebro adulto. Por ende, protegen contra en deterioro mental y, en general, colaboran en el desarrollo correcto de las funciones cognitivas.  

¿Influye la alimentación en algunas patologías cerebrales en adultos?

Con el aumento de las investigaciones, se ha encontrado que la alimentación influye en el desarrollo de enfermedades y puede ayudar en el tratamiento de los síntomas. En esta nota abordaremos solamente algunos de ellos. Sin embargo, si quieres trabajar en casos de anorexia o bulimia desde una perspectiva interdisciplinaria, te recomendamos nuestro curso de intervención en trastornos de la conducta alimentaria.

Deterioro cognitivo leve

Moore et al. (2018) enfocaron su investigación en el estudio sobre la alimentación y el envejecimiento, enfocándose principalmente en el deterioro cognitivo leve. Una de las principales patologías cerebrales en adultos mayores. Dentro de los hallazgos encontraron que el consumo de proteínas ayuda a preservar la memoria y reduce el riesgo de desarrollar deterioro cognitivo leve y demencia.

Por otro lado, el consumo de carbohidratos y azucares disminuye el volumen cerebral, lo que se asocia con un aumento del riesgo de desarrollar deterioro cognitivo leve.

sitting woman in bed eating pastry, Alimentación y patologías cerebrales

En cuanto la vitamina D, B12 y B6 reportan que la disminución en dichas sustancias se asocia con el declive de las funciones cognitivas y, por lo tanto, pueden aumentar el riesgo para desarrollar dicha patología.

Mostrando, así, la relación que tiene la alimentación y la nutrición con el funcionamiento del cerebro adulto.

Depresión

En el caso de esta patología cerebral, la relación con la alimentación y el cerebro adulto se ha observado en diversos nutrientes.

En un primer momento se encontraron beneficios de los ácidos grasos como el omega 3 y 6. Estos favorecen la sensibilidad de neurotransmisores, mejorando su circulación, lo que afecta a la eficacia del tratamiento farmacológico, por ejemplo.De igual manera, la vitamina C y el selenio se relacionan con la modulación del estado de ánimo. Por lo tanto, un consumo adecuado de dichas sustancias ayudará a evitar o disminuir algunos de los síntomas relacionados con la depresión.

Junto a lo anterior, Marrero Aliño (2017) también hace énfasis en el triptófano, aminoácido esencial para la formación de la serotonina. Recomendándose, así, el consumo de vegetales, frutas, lácteos, huevos, cereales integrales y legumbres.Todos estos alimentos ayudan al tratamiento de estados depresivos y a contrarrestar algunos de los síntomas de ansiedad. Teniendo en cuenta siempre que este es solo un complemento del tratamiento para la enfermedad.

Trastorno bipolar

En el caso del trastorno bipolar es importante tener en cuenta diferentes tipos de alimentos que tienen impacto en el cerebro adulto con esta patología cerebral. Así, se recomienda el consumo de alimentos con tirosina o triptófano dado que ayudan a reducir los estados tanto de manía como de depresión.

Ahora, para la conversión del triptófano en serotonina se necesita de la vitamina B6, por lo tanto, su consumo es fundamental para el manejo de algunos de los síntomas. Dentro de las recomendaciones, debemos considerar el consumo de alimentos como la avena, ajo, soya y semillas de ajonjolí.

Dieta mediterránea: ¿Beneficiosa para el cerebro?

La dieta mediterránea se caracteriza por ser baja en grasas saturadas y alta en grasas monoinsaturadas. Además, presenta una proporción adecuada de omega 3 y 6, alta en antioxidantes, fibra y carbohidratos complejos, tomando protagonismo el aceite de oliva. Por el contrario, hay bajo contenido de proteína animal.

¿Cómo afecta la alimentación en el cerebro adulto? Alimentación y patologías cerebrales

En el artículo de Escaffi et al. (2016) se reporta cómo diversas investigaciones demuestran que el consumo de tal dieta puede ser un factor protector sobre el deterioro cognitivo y la demencia.

Asimismo, se ha encontrado por medio de imágenes de resonancia magnética una diferencia en la anatomía cerebral entre los que consumen este tipo de dieta y los que no.

De hecho, se informaron diferencias significativas en áreas parietales y temporales. Además, de una diferencia de 5 años en el envejecimiento, beneficiando a los que consumen la dieta mediterránea.

Otra de las ventajas que tiene la dieta mediterránea es el aporte de antioxidantes. Beneficiosos para combatir los radicales libres que pueden producir daños en el tejido cerebral traduciéndose en un deterioro cognitivo.

Conclusión

A lo largo de la nota se ha tratado de mostrar cómo se relaciona la alimentación, la nutrición, el cerebro del adulto y varias patologías cerebrales. El hecho de mantener una dieta equilibrada ayuda a tener una mejor salud tanto física como mental, considerando así que la alimentación sí tiene un impacto en el cerebro.

En esto, toman protagonismo algunos grupos alimenticios, vitaminas y ácidos grasos. Componentes que pueden impactar incluso en algunos trastornos tanto a nivel cerebral como a nivel de aparición o manejo de síntomas. En resumen, cuidar lo que comemos no solo ayudará en aspectos físicos sino también cognitivos.

Referencias bibliográficas

  • Croll, P. H., Voortman, T., Ikram, M. A., Franco, O. H., Schoufour, J. D., Bos, D. y Vernooij, M. W. (2018). Better diet quality relates to larger brain tissue volumes: The Rotterdam Study. Neurology, 90(24), e2166-e2173. https://doi.org/10.1212/WNL.0000000000005691
  • Escaffi, F. M. J., Miranda, C. M., Alonso, K. R. y Cuevas, M. A. (2016). Dieta mediterránea y vitamina d como potenciales factores preventivos del deterioro cognitivo. Revista Médica Clínica Las Condes, 27(3), 392-400. https://doi.org/10.1016/j.rmclc.2016.06.012
  • Marrero Aliño, M. (2017). Nutrición cerebral. Estado del arte. Acta Médica de Cuba, 17(2). https://www.medigraphic.com/cgi-bin/new/resumen.cgi?IDARTICULO=70719
  • Moore, K., Hughes, C. F., Ward, M., Hoey, L. y McNulty, H. (2018). Diet, nutrition and the ageing brain: Current evidence and new directions. Proceedings of the Nutrition Society, 77(2), 152-163. https://doi.org/10.1017/S0029665117004177