Irritabilidad, apatía, desilusión, falta de motivación, dificultad para concentrarse, insomnio, ausencia de saciedad o falta de apetito… Quizás nos suenen estos conceptos. Especialmente, en los últimos tiempos, dando forma a consecuencias psicosociales adversas tras la crisis del COVID-19. Todos ellos pueden presentarse, en determinados contextos y bajo ciertos parámetros, como indicadores de un bajo estado de ánimo. Un estado emocional con el que muchas personas convivían diariamente en el tiempo previo a la pandemia, durante y después. Especialmente, tras esta, a partir de la cual la incidencia se ha multiplicado. Y es que, a pesar de que las restricciones se han ido eliminando progresivamente, aspectos como el desempleo y el impacto social siguen siendo un factor de riesgo. Sobre todo, para las personas con trastornos mentales preexistentes. Veamos un poco más a continuación sobre la relación entre COVID-19 y el estado de ánimo.

¿Qué dejó el COVID-19 en el estado de ánimo?

Ha pasado más de un año desde el comienzo de la crisis del COVID-19 y, una vez superados los meses más difíciles de confinamiento y sus consecuentes restricciones, vivimos actualmente en una “nueva normalidad” muy diferente.

Situación tan excepcional como complicada que para muchos supone todo un reto anímico, experimentando un amplio abanico de emociones desde la ansiedad constante hasta la apatía.

COVID-19 y estado de ánimo: Una variable que no hay que olvidar

Es bien sabido que el coronavirus no sólo está afectando directamente a la salud física, sino que también está suponiendo todo un desafío para la salud mental.

Con esto, las consecuencias psicosociales adversas que acompañaron al virus todavía pueden observarse en la población en general.

Especialmente, en aquellos con más propensión a la experiencia de estrés psicosocial o para quienes necesitan del acceso a apoyo psicológico profesional (Rothe et al., 2021).

Como resultado al cambio radical en el estilo de vida que ha supuesto el COVID-19 afecta al estado de ánimo.

Presentándose, así, una de las consecuencias más frecuentes, la diminución de este último o el empeoramiento de los síntomas de depresión, por nombrar un cuadro, en quienes ya presentaban sintomatología previa.

COVID-19 y estado de ánimo: Un aspecto afectado por la pandemia

Muchas de las actividades que formaban parte de la rutina diaria, a la par, también funcionaban como reguladores emocionales. Desde hobbies, actividades, clases grupales, reuniones con el entorno cercano, charlas en descansos del trabajo, escapadas de fin de semana, planes espontáneos o conciertos.

En resumen, actividades que aumentan los niveles de serotonina y dopamina, estimulando, así, el estado de ánimo y producido una sensación de bienestar.

Mujer Vistiendo Camiseta Blanca Con Cuello En V, Apoyado En La Pared Blanca

De esta forma, se ha creado un escenario en el que la mayoría ha tenido que reconstruir y amoldar el estilo de vida a una serie de medidas, limitando precisamente dicha diversidad de actividades y sustituyéndolas por aislamiento social.

Como consecuencia, centrándonos en el estado de ánimo negativo, este aislamiento fruto del distanciamiento puede ir acompañado de exclusión social y ostracismo, por ejemplo (Zhang et al., 2021).

Además de la aparición o intensificación de una diversidad de emociones como la tristeza, apatía o desidia, entre otras.

Con el paso del tiempo, y según se prolonga la situación, el cuerpo puede habituarse a tal estado acompañado de menor actividad. Creándose, así, un círculo vicioso en el que se experimenta cada vez más cansancio y embotamiento.

A ello se suma un conglomerado de elementos como la tensión socioeconómica y las dificultades individuales que implican, la inestabilidad políticaconciliación del teletrabajo, vida familiar y una situación de absoluta incertidumbre en la que, pese a ver claridad con el desarrollo de la vacuna, todavía no hay certezas acerca de cuánto durará o cómo se desenvolverá esta situación.

¿Cómo favorecer una mejora en el estado anímico?

La prolongación de esta situación en el tiempo hace que sean necesarios algunos ajustes que permitan avanzar con el mejor bienestar físico y emocional posible.

Para ello, un aspecto muy importante es tratar de mejorar la regularidad de las actividades diarias. Dado que, entre otras cosas, las rutinas ayudan a estabilizar los relojes corporales (Murray et al., 2021).

Algunas recomendaciones generales

Poner el foco de atención en cómo nos sentimos

¿Qué siento?, ¿cómo me encuentro?, ¿cómo estoy llevando esta situación?, ¿qué necesito y qué me podría venir bien? Preguntas básicas que ayudarán a tomar conciencia y buscar soluciones. Esto conlleva, no evitar excesivamente o suprimir las emociones, sino reevaluarlas y aceptarlas como parte de las estrategias de regulación (Persich et al., 2021).

Adaptación a las circunstancias

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Si hasta ahora habíamos puesto en pausa nuestros hobbies a la espera de volver a la “normalidad”, lo recomendable no es posponer sino adaptarse a la situación.

Es decir, hacer aquello que suponía un periodo de ocio o tiempo libre, pero en una versión acorde a las circunstancias.

Esto conlleva estrategias de autogestión. Y, junto a esta adaptación conviene establecer horarios regulares para las actividades diarias, hacer algunas de estas a la misma hora, así como el ejercicio y la alimentación.

Realizar acciones que produzcan activación

Es recomendable realizar hobbies que aumenten la actividad del sistema nervioso. Algunos ejemplos pueden englobar las excursiones, música, deporte, actividades creativas u ocio fuera de casa.

Y, en cuanto a esto último, hay que tener en cuenta lo beneficioso que es pasar algún tiempo al aire libre todos los días, especialmente en la mañana temprano.

Así mismo, hay que considerar lo recomendable que es evitar el alcohol, las drogas y lo necesario de dormir con una calidad adecuada.

Buscar ayuda profesional

Si a pesar de haber aplicado algunas de estas pautas el grado de empeoramiento en cuanto a emociones y preocupaciones aumenta, buscar ayuda profesional es una opción muy útil. Teniendo en cuenta, para aquellas personas que no les sea posible de forma presencial, las intervenciones por medio digital.

Conclusión

La pandemia ha tenido consecuencias psicosociales tanto para quienes se infectaron como para los que no. De hecho, los científicos hacen referencia a esta como una pandemia dual.

Así mismo, todo lo encaminado a mejorar el estado de ánimo conlleva, a su vez, evitar el deterioro del sistema inmunológico y la menor resistencia a enfermedades e infecciones.

Por ello, podemos determinar que lo psicológico tiene efectos a nivel de salud física y viceversa. El COVID-19 y el estado de ánimo, por tanto, comparten un nexo difícil de considerar por individual.

Referencias bibliográficas

  • Murray, G., Gottlieb, J. y Swartz, H. A. (2021). Maintaining Daily Routines to Stabilize Mood: Theory, Data, and Potential Intervention for Circadian Consequences of COVID-19. The Canadian Journal of Psychiatry66(1), 9-13. https://doi.org/10.1177/0706743720957825
  • Nicolini, H. (2020). Depresión y ansiedad en los tiempos de la pandemia de COVID-19. Cirugía y Cirujanos88(5), 542-547. Doi: 10.24875/CIRU.M20000067
  • Persich, M. R., Smith, R., Cloonan, S. A., Woods‐Lubbert, R., Strong, M. y Killgore, W. D. S. (2021). Emotional intelligence training as a protective factor for mental health during the COVID‐19 pandemic. Depression and Anxiety38(10), 1018-1025. https://doi.org/10.1002/da.23202
  • Rothe, J., Buse, J., Uhlmann, A., Bluschke, A. y Roessner, V. (2021). Changes in emotions and worries during the Covid-19 pandemic: An online-survey with children and adults with and without mental health conditions. Child and Adolescent Psychiatry and Mental Health15(1), 11. https://doi.org/10.1186/s13034-021-00363-9
  • Vázquez, O. G., Orozco, M. R., Muñiz, R. C., Contreras, L. A. M., Ruíz, G. C. y García, A. M. (2020). Síntomas de ansiedad, depresión y conductas de autocuidado durante la pandemia de COVID-19 en la población general. Gaceta médica de México156(4), 298-305.
  • SANIDAD, S. S. E. I. (2014). Guía de Práctica Clínica sobre el Manejo de la Depresión en el Adulto.
  • Zhang, W., Gao, F., Gross, J., Shrum, L. J. y Hayne, H. (2021). How does social distancing during COVID-19 affect negative moods and memory? Memory29(1), 90-97. https://doi.org/10.1080/09658211.2020.1857774