Los déficits cognitivos constituyen síntomas clave de la esquizofrenia y el trastorno bipolar. Aunque la mayoría de los estudios los analizan por separado, todavía no está claro si estos déficits son más graves en un cuadro o en el otro, ni tampoco cómo evolucionan con el tiempo. Lo que sí sabemos es que investigarlos es esencial para adaptar los tratamientos a las necesidades de cada persona, abordando sus dificultades específicas. A continuación, exploraremos más sobre estos déficits cognitivos y su importancia en los trastornos psicóticos.
Similitudes entre esquizofrenia y trastorno bipolar
En primer lugar, es fundamental remarcar que ambos tipos de trastorno tienen una predisposición hereditaria. Adicionalmente, ambos pueden presentar síntomas psicóticos, como delirios y alucinaciones, especialmente durante los episodios más graves. Por otro lado, comparten la presencia de déficits cognitivos, aunque esta disfunción suele ser más severa en la esquizofrenia.
De esta manera, las personas que padecen cualquiera de estos cuadros experimentan discapacidad significativa en su vida diaria. Esto impacta su capacidad para interactuar socialmente, trabajar o estudiar, generando desafíos importantes en su funcionamiento cotidiano. Por último, rasgos de personalidad, como los esquizotípicos, pueden ser predictores en lo que refiere a la gravedad y el curso de la enfermedad en ambos casos.
Sin embargo, también presentan diferencias
Las principales diferencias entre ambos trastornos radican en los dominios clínicos afectados y la evolución de la enfermedad. Por un lado, la esquizofrenia tiene un impacto más pronunciado en los dominios positivo, negativo, depresivo, excitación y cognitivo.
Por otro lado, el trastorno bipolar muestra déficits principalmente en los dominios depresivos, de excitación, psicótico y cognitivos. A lo anterior se le suma que, mientras que el trastorno bipolar se caracteriza por episodios de manía o depresión recurrentes, la esquizofrenia presenta una progresión más constante y duradera de los síntomas (Yang et al., 2021).
Pero, ¿qué ocurre a nivel cognitivo?
Por lo general, las personas con esquizofrenia exhiben déficits cognitivos centrales más graves y generalizados, que afectan a múltiples dominios, incluida la velocidad de procesamiento, fluidez verbal, memoria episódica y de trabajo, y la flexibilidad cognitiva. Estas alteraciones suelen surgir en el contexto de un deterioro intelectual global y están estrechamente asociadas con síntomas negativos y desorganización, contribuyendo de manera crucial al aumento típico de la discapacidad funcional.
A su vez, en el trastorno bipolar existen alteraciones específicas que afectan a diferentes dominios cognitivos, pero en menor medida y dentro de un marco de inteligencia general relativamente preservado, probablemente reflejando un mejor funcionamiento premórbido. Este patrón de deterioro cognitivo más leve en el trastorno bipolar surge en una amplia gama de dominios, incluyendo la atención, la memoria verbal, la memoria de trabajo y el funciones ejecutivas, como la toma de decisiones (Raio et al., 2023).
Pistas en la esquizofrenia y el trastorno bipolar
¿Sabías que, hoy en día, existen estudios que han descubierto que la habilidad cognitiva puede predecir la evolución del trastorno? De hecho, se encuentra entre los predictores más fuertes de discapacidad, mala calidad de vida y más tiempo para la recuperación después de un primer episodio. Por ejemplo, la neurocognición inicial y los cambios cognitivos han llegado a predecir el funcionamiento en pacientes bipolares I durante un mismo período.
Seguir las huellas familiares también ayuda
Diversos estudios han demostrado que, antes o alrededor del inicio de la enfermedad, las personas experimentan una falta de mejora significativa en sus habilidades cognitivas. De hecho, es común un deterioro cognitivo importante presente ya desde la infancia y la adolescencia temprana. Inclusive, mucho antes de que se manifieste el primer episodio psicótico.
De esta manera, dicho patrón de funcionamiento cognitivo afectado en individuos con riesgo familiar o clínico de psicosis, así como en los familiares de primer grado de personas diagnosticadas con estos trastornos, sugiere que factores neurobiológicos y de desarrollo temprano inciden en la aparición de déficits cognitivos en la esquizofrenia y el trastorno bipolar. Consecuentemente, es una buena idea tener en cuenta la importancia de identificar los factores de riesgo a una edad temprana, ya que podría permitir intervenciones preventivas más eficaces (Bortolato et al., 2015).
Ahora, ¿cómo mejorar?
En lo que refiere al abordaje y tratamiento de estos cuadros, se ha destacado el uso de técnicas como el entrenamiento sociocognitivo, el reconocimiento de afectos faciales y los programas de remediación cognitiva. Estos enfoques han demostrado ser efectivos en el compromiso con objetivos tanto sociales como cognitivos. Especialmente cuando se combinan con otros elementos de rehabilitación como la terapia ocupacional, el entrenamiento en habilidades sociales y el enfoque de integración comunitaria.
Adicionalmente, varias investigaciones proponen que las intervenciones conductuales son eficaces. Particularmente para mejorar los síntomas negativos y mitigar el deterioro cognitivo y social asociado a estos trastornos. Sin embargo, dichos beneficios dependen de una psicoeducación continua y adecuada. Desarrollando así, habilidades de afrontamiento y mejorando su interacción social y cognitiva a largo plazo (Lewandowski et al., 2020).
Conclusión
Aunque las alteraciones en la cognición y la cognición social en personas con trastorno bipolar y esquizofrenia han sido ampliamente documentadas, el grado de solapamiento entre ambos trastornos sigue siendo incierto. Diversos estudios han señalado que las personas con alto riesgo clínico de psicosis y aquellas con trastorno bipolar presentan notables similitudes, tanto cuantitativas como cualitativas, en las deficiencias cognitivas tempranas y sociocognitivas.
Estos hallazgos refuerzan la necesidad de adoptar un enfoque dimensional para abordar ambas entidades clínicas y generar un impacto en la salud mental. Así, esta perspectiva tiene importantes implicaciones para los profesionales de la salud encargados de la intervención, ya que los tratamientos de primera línea suelen ser efectivos en el manejo de los síntomas positivos, pero muestran una eficacia considerablemente menor en el tratamiento de los síntomas negativos y las deficiencias cognitivas.
Referencias bibliográficas
- Bortolato, B., Miskowiak, K. W., Köhler, C. A., Vieta, E. y Carvalho, A. F. (2015). Cognitive dysfunction in bipolar disorder and schizophrenia: a systematic review of meta-analyses. Neuropsychiatric disease and treatment, 11, 3111-3125. https://doi.org/10.2147/NDT.S76700
- Lewandowski, K. E., Cohen, T. R. y Ongur, D. (2020). Cognitive and clinical predictors of community functioning across the psychoses. PsyCh journal, 9(2), 163-173. https://doi.org/10.1002/pchj.356
- Raio, A., Pergola, G., Rampino, A., Russo, M., D’Ambrosio, E., Selvaggi, P., De Chiara, V., Altamura, M., Brudaglio, F., Saponaro, A., Semisa, D., Bertolino, A., Antonucci, L. A., Blasi, G. y Apulian Network on Risk for Psychosis (2023). Similarities and differences between multivariate patterns of cognitive and socio-cognitive deficits in schizophrenia, bipolar disorder and related risk. Schizophrenia (Heidelberg, Germany), 9(1), 11. https://doi.org/10.1038/s41537-023-00337-0
- Yang, F., Hong, X., Tao, J., Chen, Y., Zhang, Y. y Xiao, H. (2021). Hair cortisol, social support, personality traits, and clinical course: differences in schizophrenia and bipolar disorder. Brain and behavior, 11(12), e2412. https://doi.org/10.1002/brb3.2412