Dejar de fumar, una acción también conocida como cesación de tabaquismo, no es una tarea sencilla. En este sentido, las cifras de éxito mundial se acercan alrededor del 30% al año de finalización del tratamiento y son diversos factores los que pueden influir en la motivación para comenzar el tratamiento. Sin embargo… ¿Tiene un papel significativo el Nivel de Funcionamiento de la Personalidad (NFP) en dejar de fumar? ¿Se puede predecir la cesación de tabaquismo según la personalidad?

¿Qué es el nivel de funcionamiento de la personalidad?

El nivel de funcionamiento de la personalidad es evaluado a partir de los criterios del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, DSM-V, en inglés) a partir de cuatro dominios de funcionamiento que describen la relación con uno mismo y con el mundo. Esto se ha planteado como un aspecto útil para predecir algunos resultados a la hora de comenzar un tratamiento para dejar de fumar.

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Dejar de fumar: ¿Qué papel cumple la personalidad?

Los efectos en la salud a partir del uso de tabaco han sido estudiados a lo largo de las últimas décadas. Conocer las consecuencias podría ser un factor a considerar a la hora de decidir dejar de fumar.

De esta manera, diversos países se han dedicado a impulsar campañas de concientización y prevención, así como promover los grupos de apoyo para sostener la cesación del uso de tabaco.

Fumar es una adicción

Sin embargo, si bien fumar es una costumbre social y cultural que puede verse influida por las campañas de salud, dejar de fumar también conlleva diversas cuestiones psicológicas. Esto se debe a que, generalmente, se trata de una adicción.

Por lo tanto, dicha problemática está condicionada por factores constitucionales, es decir, biológicos y genéticos, y factores medioambientales. Ahora, la susceptibilidad individual y el contexto ayudan a comprender el inicio, mantenimiento y abandono de la costumbre de fumar (Becoña et al., 2008).

La nicotina: ¿Qué papel ocupa al dejar de fumar?

La nicotina, al tratarse de un estimulante, mejora el estado de ánimo y la concentración. De esta manera, su consumo frecuente termina determinándose como una necesidad fisiológica y psicológica. Al momento de dejar de fumar, se interrumpe el circuito de recompensa que aporta sensaciones positivas a la persona fumadora. Este descenso en la concentración de nicotina en el organismo provoca malestar y activa la necesidad de volver a consumir, en un intento por restaurar el circuito de recompensa.

La abstinencia en el dejar de fumar

La concentración de nicotina suele perdurar unas dos horas en el organismo, por lo que no solamente el compromiso de dejar de fumar provoca síntomas de abstinencia. De esta forma, se observa que quienes fuman lo hacen con regularidad, evitando las sensaciones negativas. Esto se conoce como refuerzo negativo, un mecanismo donde las personas realizan una conducta para evitar las sensaciones molestas asociado a no hacerlo. Tales procesos de recompensa y evitación del malestar son comunes al consumo de otras sustancias como la morfina o cocaína, entre otras (Barros et al., 2021).

Aspectos psicosociales de dejar de fumar

Hay que tener en cuenta la existencia de factores psicosociales que influyen de forma significativa en dicho acto. Así, se han asociado condicionantes como el estrés, la relación con mecanismos de afrontamiento y aspectos psicopatológicos. Además, convivir con alguna condición mental constituye un riesgo doble a la hora de desarrollar conductas de adicción al tabaco (Rey, 2019).

Dejar de fumar y estado de ánimo

La nicotina actúa en la regulación del estado de ánimo y la reducción del estrés en las personas que conviven con afecciones mentales reduciendo la sintomatología. Lo que influye directamente en la acción de dejar de fumar.

Entre los diagnósticos más asociados a la dificultad para dejar de fumar se encuentran los trastornos de personalidad evitativo, obsesivo-compulsivo, límite y esquizotípico. Asimismo, los cuadros relacionados a depresión y ansiedad han sido documentados como los que más se adhieren y completan satisfactoriamente los tratamientos de cesación (Esteves et al., 2018).

Nivel de funcionamiento de la personalidad: ¿Predice el éxito para dejar de fumar?

Esta herramienta, que forma parte del DSM-V, evalúa cómo una persona afronta su vida y sus vínculos con otros a partir de un análisis funcional y dinámico. Así pues, se divide en dos dimensiones que no contiene divisiones entre lo considerado normal y lo patológico.

Engloban la dimensión del self, compuesto por la integración de la personalidad y la autodirección, y la dimensión interpersonal, integrada por la empatía y la capacidad de intimidad. Una clasificación que podría ser de utilidad para predecir algunos factores protectores o de riesgo a la hora de intentar dejar de fumar.

La personalidad y dejar de fumar

Un estudio reciente integró el análisis del NFP a la intención de dejar de fumar, junto con un acompañamiento psicológico de carácter cognitivo-conductual. En este sentido, se consideró la reducción gradual del consumo de nicotina, el control de estímulos, se enseñaron estrategias de control de la abstinencia, ejercicios físicos y de relajación y control del estrés.

Por otro lado, se realizaron intervenciones sobre las creencias sobre la salud, se promovió el desarrollo de habilidades de afrontamiento y estrategias alternativas de regulación de estrés y ansiedad. Asimismo, dependiendo del caso, algunos recibieron apoyo farmacológico.

A los 6 meses de la intervención, 42,8% de los participantes continuaban sin fumar. Y, curiosamente, estas personas coincidían con un mejor nivel de funcionamiento de la personalidad según la escala del DSM-V (Barros et al., 2021).

¿Qué dicen los resultados sobre dejar de fumar?

Dejar de fumar y soportar la abstinencia implica el ajuste de impulsos, emociones y cogniciones. Es necesaria la regulación de las urgencias de fumar, por lo que una mayor labilidad emocional predice la cesación de tabaquismo con peores resultados.

Y es que, la conducta de fumar suele utilizarse como estrategia para aliviar y hacer frente a las emociones negativas. De esta manera, las personas con mayor problemática en el control de las emociones e impulsos presentaron mayor dificultad para dejar de fumar.

Características dependientes y tabaquismo

Por otro lado, quienes cuentan con características más dependientes y mayores dificultades a la hora de encontrar estrategias asertivas y racionales, constituyeron una mayor problemática.

Para ellos, el proceso de cesación se vuelve más estresante y demandante de los recursos personales.

Con esto, las capacidades necesarias para dejar de fumar resultaron equiparables a niveles de funcionamiento con capacidad de gestionar las emociones, motivación para conseguir resultados, tolerancia a la frustración, autodisciplina y perseverancia, así como habilidades sociales y capacidad de lograr apoyo social.

Dominio de Identidad

Un nivel integrado del sí mismo permite tolerar la frustración del dejar de fumar, manteniendo la estabilidad emocional frente a las emociones negativas. Por otro lado, una mejor autoestima favorece la tolerancia frente a las sensaciones de fracaso propias del proceso de cesación de tabaco.

Dominio de Autodirección

Dejar de fumar también se ha relacionado con la capacidad de posponer las recompensas inmediatas de la nicotina. En este sentido, autorregularse para la consecución de objetivos a largo plazo a partir de la evaluación realista de las capacidades personales es un aspecto central en el proceso.

Dominio de Empatía

La empatía promueve un buen clima terapéutico en los casos de cesación de tabaquismo acompañado por apoyo psicológico. El reconocimiento del otro, en tanto un profesional que puede ayudarlo, mejoró la predicción de éxito del tratamiento.

Dominio de Intimidad

Por el contrario, no se ha encontrado una asociación estadísticamente significativa con el dominio intimidad. Si embargo, se estima que la capacidad de conexión y relación recíproca con otros fuese sustancial tanto en el tratamiento como en el mantenimiento de la abstinencia.

Conclusión

El proceso de dejar de fumar integra diversas dimensiones del ser y estar en el mundo que se predicen mejor a partir de ciertas características de la personalidad. Sin embargo, cada caso particular merece una apropiada evaluación y acompañamiento, dado que los resultados de las investigaciones no son 100% determinantes. De esta manera, dejar de fumar no es una ecuación matemática, teniendo cada persona un caso y circunstancias particulares.

Referencias bibliográficas

  • American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). https://doi.org/10.1176/appi.books.9780890425596
  • Barros, M., Llambí, L., Parodi, C., Núñez, V., Minacapilli, M., González, V. y Bernardi, R. (2021). Evaluación de la personalidad y resultados en cesación tabáquica. Psicología, Conocimiento y Sociedad, 11(3). https://doi.org/10.26864/pcs.v11.n3.1
  • Becoña, E. (2004). Monografía tabaco. Adicciones: Revista de Sociodrogalcohol, 16(2). https://www.uv.es/=choliz/asignaturas/adicciones/Tabaco2004.pdf
  • Becoña, E., Cortés, M., Pedrero, J., Fernández, J., Casete, L., Bermejo, M-.P., Secades, R. y Gradolí, V-.T. (2008). Guía clínica de intervención psicológica. Guías Clínicas Socidrogalcohol basadas en la evidencia científica. Socidrogalcohol.
  • Rey, P. C. (2019). Trastornos mentales severos y tabaquismo. Recuperado de https://psiquiatria.com/trabajos/usr_9467460934241.pdf