Varias investigaciones señalan preocupaciones emergentes en las relaciones humanas vinculadas con la utilización de teléfonos móviles inteligentes, conocidos como smartphones, en inglés. Una de estas preocupaciones se ha categorizado como un nuevo cuadro llamado nomofobia. Pero.., ¿Qué es exactamente la nomofobia? ¿Cuál es la evidencia que respalda su existencia? En esta nota, exploraremos tales aspectos y examinaremos cómo la investigación psicológica ha comenzado a abordar su tratamiento.
Definamos la Nomofobia: ¿Qué es?
La nomofobia se define como la experimentación de nerviosismo, ansiedad o malestar al estar privado del smartphone. Para comprender mejor a este nuevo trastorno, algunos autores proponen un esquema constituido por tres componentes que se relacionan entre sí. En en este sentido, nos encontramos con los siguientes:
- El primero puede ejemplificarse con un niño en un contexto particular donde no se le permite utilizar el móvil. Este contexto puede ser, por ejemplo, un aula educativa.
- El segundo componente, por su parte, refiere a los pensamientos asociados a la privación, a la falta o a la imposibilidad de utilizar el dispositivo.
- Y, por último, el tercer elemento tiene que ver, con sensaciones de nerviosismo, ansiedad o malestar, entre otros síntomas, suscitados por dicha privación, originados por no poder usar su teléfono o aprovechar las ventajas que el dispositivo ofrece (Cortés y Herrera-Aliaga, 2002).
Así, la persona, debido a este contexto que no le permite utilizar el móvil, comienza a experimentar sensaciones de malestar. Siguiendo con esta misma línea, algunos estudios destacan que los niveles más altos de nerviosismo, miedo o ansiedad son, mayoritariamente, por la incapacidad de comunicarse instantáneamente (Moreno-Guerrero et al., 2020).
¿Y qué dice el DSM-V sobre la nomofobia?
Es interesante que, a pesar de la propuesta de incluir a la nomofobia en el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, DSM-V, en inglés), todavía no se ha llevado a cabo. Y es que, principalmente, se requiere de una base científica sólida para su inclusión (Bragazzi y Del Puente, 2014).
Así, aunque es un fenómeno ampliamente reconocido, aún no existe consenso en la comunidad científica sobre sus criterios diagnósticos y prevalencia. Además, algunos expertos argumentan que la nomofobia puede ser considerada una manifestación de trastornos ya reconocidos, como la ansiedad social o el trastorno de ansiedad generalizada (TAG), lo que plantea dudas sobre la necesidad de un diagnóstico independiente (Bhattacharya et al., 2019).
Finalmente, también, porque el DSM-V se centra en trastornos que generan una significativa discapacidad o malestar clínico, y aún no se ha demostrado de manera concluyente que la nomofobia cumpla con dichos criterios de gravedad. De esta forma, la exclusión del cuadro, en definitiva, se basa en la falta de evidencia empírica suficiente y claridad diagnóstica en este momento.
Nomofobia y abordaje terapéutico
No obstante, vale la pena preguntarse, si es necesario que la nomofobia se encuentre en el DSM-V para que cuente con un abordaje psicoterapéutico. En realidad, la necesidad de incluir un malestar en el DSM-V no es una condición absoluta para abordarlo terapéuticamente. De hecho, las psicoterapias se centran en la efectividad de las intervenciones, más que en las etiquetas diagnósticas.
De esa manera, se consideran factores como la angustia de la persona, el impacto en su vida y su capacidad para funcionar en la sociedad como abordables psicoterapéuticamente. Incluso las preocupaciones que no cumplen con los criterios del DSM-V pueden trabajarse en terapia.
En consecuencia, el tratamiento se adapta a las necesidades únicas de cada persona, ofreciendo un espacio seguro para explorar malestares y promover el bienestar emocional. Sin embargo, es un hecho que una buena base de evidencia científica posibilita un abordaje psicoterapéutico adecuado, pertinente y efectivamente comprobado.
Un abordaje de la nomofobia: El Mindfulness
Por ello, se ha comenzado a investigar la psicoterapia de mindfulness como enfoque terapéutico para tratar el cuadro. En tanto que esta psicoterapia se basa, fundamentalmente, en una forma de atención centrada en el momento presente, que no juzga los pensamientos o sensaciones actuales, enfocada en la autoaceptación de estos.
Mas aún, sugieren que lo que necesita ser explorado son las relaciones entre los estilos de apego, la atención y la nomofobia, proponiendo examinar cómo entre esta última y el mindfulness interviene en estrecha conexión el apego. Hallando que, por ejemplo, en tal relación, un tipo de apego específico, como es el evitativo y ansioso, influye directamente en el cuadro (Arpaci et al., 2017).
¿Qué resultados se han obtenido?
Se ha visto que el mindfulness pueden reducir la ansiedad y promover un uso consciente de la tecnología. Y, en ese sentido, muestran prometedoras posibilidades, si bien todavía están en una fase exploratoria (Rodríguez-García et al., 2020).
Complementariamente, las investigaciones han obtenido resultados diferenciales entre un abordaje terapéutico de mindfulness en hombres y mujeres que padecen nomofobia. Y, por lo tanto, sugieren que el género debe ser considerado en el tratamiento del cuadro.
Esto es debido, a que los resultados obtenidos indican que las mujeres que practican mindfulness tienden a experimentar niveles más bajos de nomofobia en comparación con los hombres que lo hacen. Pero también, concluyen, tienden a experimentar niveles mas bajos de nomofobia que las mujeres que no practican mindfulness (Arpaci et al., 2017).
Conclusión
Podemos decir, por todo esto, que la nomofobia plantea desafíos significativos que requieren una comprensión mas profunda. Y, aunque siguen persistiendo incógnitas importantes, un posible abordaje de la nomofobia parece estar vinculado con el mindfulness.
Con lo anterior, a pesar de que la eficacia de las intervenciones aún se está explorando, se muestra como un plausible camino la relación entre dicho tipo de ansiedad específica y esta técnica de abordaje terapéutico. Terreno fértil, da la impresión, para la indagación científica que promete ofrecer avances valiosos en el campo de la salud mental. Por último, para aprender más sobre el impacto neuropsicológico de la tecnología, te recomendamos nuestro curso en neuropsicología y telepantallas.
Referencias bibliográficas
- American Psychiatric Association (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). https://doi.org/10.1176/appi.books.9780890425596
- Arpaci, I., Baloğlu, M., Özteke Kozan, H. İ. y Kesici, Ş. (2017). Individual differences in the relationship between attachment and nomophobia among college students: The mediating role of mindfulness. Journal of Medical Internet Research, 19(12), e404. https://doi.org/10.2196/jmir.8847
- Bhattacharya, S., Bashar, M. A., Srivastava, A. y Singh, A. (2019). NOMOPHOBIA: NO MObile PHone PhoBIA. Journal of Family Medicine and Primary Care, 8(4), 1297-1300. https://doi.org/10.4103/jfmpc.jfmpc_71_19
- Bragazzi, N. y Del Puente, G. (2014). A proposal for including nomophobia in the new DSM-V. Psychology Research and Behavior Management, 7, 155. https://doi.org/10.2147/prbm.s41386
- Cortés, M. E. y Herrera-Aliaga, E. (2022). Nomofobia: Adicción al teléfono inteligente. Impacto en jóvenes y recomendaciones de su adecuado uso en actividades de aprendizaje en el área salud. Revista Medica de Chile, 150(3), 407-408. https://doi.org/10.4067/s0034-98872022000300407
- Moreno-Guerrero, A.-J., López-Belmonte, J., Romero-Rodríguez, J.-M. y Rodríguez-García, A.-M. (2020). Nomophobia: impact of cell phone use and time to rest among teacher students. Heliyon, 6(5), e04084. https://doi.org/10.1016/j.heliyon.2020.e04084
- Rodríguez-García, A.-M., Moreno-Guerrero, A.-J. y López Belmonte, J. (2020). Nomophobia: An individual’s growing fear of being without a smartphone- A systematic literature review. International Journal of Environmental Research and Public Health, 17(2), 580. https://doi.org/10.3390/ijerph17020580