Los pensamientos egodistónicos (impulsos, deseos o pensamientos que son inaceptables o repugnantes para el ego o el yo) son una manifestación significativa dentro del espectro de la psicopatología. Pudiendo presentar retos considerables tanto para los pacientes como para los profesionales de la salud mental. Un fenómeno que se caracteriza por la aparición de pensamientos, impulsos o imágenes que son intrusivos, no deseados y en conflicto con las creencias, valores y deseos del individuo. Esta discrepancia entre los pensamientos y el sentido del yo genera una considerable angustia emocional y puede estar presente en diversas condiciones psicológicas. Incluyendo el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), los trastornos de ansiedad y los de la alimentación, entre otros. Veamos un poco más la naturaleza, etiología y tratamiento de los pensamientos egodistónicos.

Definición y características de los pensamientos egodistónicos

La egodistonía es un constructo ampliamente utilizado, pero que no ha sido definido en términos razonablemente operativos. Aún así, podríamos decir que estos pensamientos se definen como aquellos que son incongruentes con la autoimagen y los valores del individuo. Dando paso a una notable disonancia cognitiva. Por ejemplo, alguien con trastorno obsesivo compulsivo (TOC) puede tener pensamientos intrusivos sobre causar daño, aunque realmente no quiera hacerlo; una persona con depresión sentirse inútil a pesar de sus logros; o alguien con fobia social temer ser humillado en situaciones sociales, a pesar de no tener motivos para ello (Sandia y Baptista, 2020).

pensamientos egodistónicos

Esta incongruencia se manifiesta en forma de pensamientos, imágenes o impulsos que irrumpen de manera intrusiva en la conciencia del individuo, provocando malestar y rechazo. A diferencia de los pensamientos egosintónicos, que están alineados con el sentido del yo y son aceptados como congruentes, los pensamientos egodistónicos son percibidos como extraños y amenazadores.

Un inciso en la denominación de los pensamientos

Es notable que la versión en inglés de la undécima revisión de la Clasificación Internacional de las Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (CIE-11) no hace mención de ellos en ninguna forma. Lo que indica un cambio significativo en la terminología utilizada por las principales guías diagnósticas. La décima revisión (CIE-10, 2019) solo asignó el código F66.1 a la orientación sexual egodistónica. Diagnóstico que ha sido eliminado en la nueva revisión, reflejando una evolución en la comprensión de la sexualidad humana y su relación con la salud mental.

Este cambio también es reflejado en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, DSM-5, en inglés) que igualmente ha dejado de utilizar estos términos. La ausencia de dichos conceptos en las revisiones más recientes de ambos sistemas diagnósticos sugiere una transición hacia un enfoque menos centrado en la congruencia o incongruencia interna de los pacientes. Y más orientado hacia la comprensión de los síntomas en un contexto más amplio y holístico. Lo que requiere, por supuesto, que los profesionales adapten su lenguaje y conceptualización de los síntomas para alinearse con las normativas actuales. Eso sí, sin perder de vista la utilidad clínica que estos términos han tenido históricamente en la comprensión y tratamiento de los trastornos mentales (Sandia y Baptista, 2020).

Etiología de los pensamientos egodistónicos

La génesis puede ser multifactorial, involucrando una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales. A nivel biológico, se ha sugerido que las anomalías en el funcionamiento de los circuitos neuronales. Particularmente, aquellos relacionados con la regulación del miedo y la ansiedad, pueden predisponer a los individuos a experimentar estos pensamientos (Menzies et al., 2008). Las investigaciones de neuroimagen han revelado disfunciones en áreas cerebrales como la corteza prefrontal y los ganglios basales. Implicadas en el control de los impulsos y la gestión de la ansiedad (Stein et al., 2010).

Desde una perspectiva psicológica, no nos olvidamos del conocido modelo del TOC de Salkovskis (1985), que sugiere que la interpretación catastrófica de los pensamientos intrusivos puede llevar a la intensificación de la angustia y la adopción de comportamientos compulsivos como estrategia de neutralización. En esto, además, la teoría del apego postula que las experiencias tempranas de apego inseguro pueden contribuir al desarrollo de una autoimagen negativa y la susceptibilidad a pensamientos intrusivos. Antes de seguir, se menciona más el TOC porque estos pensamientos son una característica central de ello (Doron et al., 2012).

Manifestaciones clínicas de los pensamientos

TOC

Lo hemos mencionado al principio brevemente, los pensamientos egodistónicos se manifiestan en una variedad de trastornos mentales, con particular prevalencia en el TOC. En este trastorno, los pensamientos intrusivos a menudo se centran en temas de contaminación, daño, sexualidad o moralidad, y son experimentados como extremadamente perturbadores debido a su incongruencia con los valores del individuo. La angustia resultante puede llevar a la realización de rituales compulsivos destinados a neutralizar o reducir la ansiedad asociada.

Por su parte, en los trastornos de ansiedad, los pensamientos egodistónicos pueden presentarse como preocupaciones excesivas e irracionales que son difíciles de controlar. Estos pensamientos a menudo son percibidos como incontrolables y contrarios a los deseos del individuo, generando un ciclo de ansiedad creciente (Clark y Beck, 2010).

Asimismo, en los trastornos de la alimentación, los pensamientos egodistónicos pueden incluir preocupaciones obsesivas sobre la comida, el peso y la imagen corporal, que contravienen los deseos conscientes del individuo de mantener una relación saludable con la comida (Fairburn et al., 2003).

Evaluación y diagnóstico

La evaluación de estos pensamientos requiere una cuidadosa anamnesis y la utilización de herramientas de evaluación estandarizadas. Para los profesionales, la entrevista clínica debe enfocarse en la identificación de la naturaleza, frecuencia e intensidad de los pensamientos intrusivos, así como en la valoración del grado de angustia y deterioro funcional que generan. Instrumentos como la Escala de Obsesiones y Compulsiones de Yale-Brown (Yale-Brown Obsessive Compulsive Scale, Y-BOCS, en inglés) pueden ser útiles para cuantificar la severidad de los síntomas en el TOC (Goodman et al., 1989).

Ojo con que no sean ideas sobrevaloradas o alucinaciones

Además, es importante diferenciar los pensamientos egodistónicos de otras experiencias similares pero clínicamente distintas, como las ideas sobrevaloradas o las alucinaciones. Las primeras son creencias fuertemente sostenidas que, aunque irracionales, son congruentes con la autoimagen del individuo, mientras que las alucinaciones son percepciones sensoriales sin base en estímulos externos (American Psychiatric Association [APA] , 2013).

Intervenciones terapéuticas

Generalmente, implican una combinación de terapia farmacológica y psicoterapia, con un enfoque particular en la terapia cognitivo conductual (TCC). Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) han reportado eficacia en la reducción de la frecuencia e intensidad de los pensamientos intrusivos en el TOC y otros trastornos de ansiedad.

Así, la TCC, por su parte, se centra en la modificación de las creencias disfuncionales y la reducción de los comportamientos de evitación y neutralización. Técnicas como la reestructuración cognitiva, la exposición con prevención de respuesta (EPR) y la terapia de aceptación y compromiso han mostrado ser efectivas en el manejo de los pensamientos egodistónicos. La EPR, en particular, ha demostrado ser una intervención robusta en el TOC, ayudando a los pacientes a confrontar sus pensamientos intrusivos sin recurrir a rituales compulsivos (Foa et al., 2005).

¡Importante!

Se pueden experimentar pensamientos egodistónicos sin necesariamente tener un problema psiquiátrico. De hecho, es común que las personas, en situaciones de estrés o ansiedad, tengan pensamientos que son discordantes con sus valores o deseos. Por ejemplo, alguien puede tener un pensamiento irracional o intrusivo que les cause incomodidad, pero esto no significa que tenga un trastorno determinado. Y es que, dichos pensamientos suelen ser pasajeros y no afectan significativamente la vida diaria. Solo cuando son persistentes, recurrentes y causan un malestar intenso podrían ser indicativos de un problema que requiere atención profesional.

Perspectivas futuras

La integración de enfoques neurobiológicos y psicológicos promete una comprensión más holística de este fenómeno. Por ejemplo, el uso de neuroimagen funcional puede ayudar a identificar los correlatos neuronales de los pensamientos egodistónicos y evaluar la efectividad de las intervenciones terapéuticas (Van den Heuvel et al., 2010).

pensamientos egodistónicos

Asimismo, la personalización de las intervenciones terapéuticas basadas en las características individuales del paciente, como la historia de apego, las características de personalidad y la respuesta al tratamiento previo, puede mejorar los resultados clínicos. Con esto, la incorporación de enfoques de medicina de precisión y el uso de tecnologías digitales para el monitoreo y la intervención en tiempo real también representan áreas prometedoras (Rachman, 2007).

Conclusión

Podría decirse que lo egodistónico, es una situación compleja caracterizada por una respuesta de angustia elevada y autorrecriminaciones que el sujeto siente, y se hace a sí mismo, ante sus pensamientos y expresiones conductuales. Y es que, para una persona, vivir con pensamientos egodistónicos puede ser una experiencia que oscila entre la confusión y la autoexploración.

Sea como fuere, estos pensamientos intrusivos, muy propios del TOC, nos enfrentan a los límites de nuestro control cognitivo, desafiando la ilusión de que dominamos completamente nuestros procesos mentales. Y sí, este enfrentamiento con lo que parece ser otro dentro de nosotros mismos es un desafío que puede desestabilizar temporalmente la psique, pero también tiene el potencial de llevar a una integración más rica y compleja de nuestra identidad.

Referencias bibliográficas

  • Abramowitz, J. S. (2006). The psychological treatment of obsessive-compulsive disorder. The Canadian Journal of Psychiatry, 51(7), 407-416. https://doi.org/10.1177/070674370605100703
  • Abramowitz, J. S., Taylor, S. y McKay, D. (2005). Potentials and limitations of cognitive treatments for obsessive-compulsive disorder. Cognitive Behaviour Therapy, 34(3), 140-147. https://doi.org/10.1080/16506070510030010
  • American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). American Psychiatric Publishing.
  • Clark, D. A. y Beck, A. T. (2010). Cognitive theory and therapy of anxiety and depression: Convergence with neurobiological findings. Trends in Cognitive Sciences, 14(9), 418-424. https://doi.org/10.1016/j.tics.2010.06.007
  • Doron, G., Kyrios, M. y Moulding, R. (2012). Sensitive domains of self-concept in obsessive-compulsive disorder (OCD): Further evidence for a multidimensional model of OCD. Journal of Anxiety Disorders, 26(3), 505-510. https://doi.org/10.1016/j.janxdis.2012.02.002
  • Fairburn, C. G., Cooper, Z. y Shafran, R. (2003). Cognitive behaviour therapy for eating disorders: A “transdiagnostic” theory and treatment. Behaviour Research and Therapy, 41(5), 509-528. https://doi.org/10.1016/S0005-7967(02)00088-8
  • Sandia, I. y Baptista, T. (2020). Ego-Dystonia: a Review in Search of Definitions. Egodistónico: Una Revisión en Busca de Definiciones. Revista Colombiana de psiquiatria (English ed.), S0034-7450(20)30120-7. Advance online publication. https://doi.org/10.1016/j.rcp.2020.11.007