El psicoanálisis y las neurociencias, dos disciplinas aparentemente opuestas, poseen un potencial extraordinario cuando se fusionan. Ambas ofrecen perspectivas únicas que, al converger, pueden brindar una comprensión más amplia y profunda de la psicología humana. En esta nota, exploraremos la intersección de estas dos pespectivas, destacando cómo pueden enriquecerse mutuamente y contribuir al avance de nuestro conocimiento sobre la mente.
Una relación que tiene historia
Desde finales del siglo XIX, Sigmund Freud, en su obra Proyecto de una psicologia para neurólogos y otros escritos (Project of a psychology for neurologists and other writings, 1991), emprendió el desafío de fusionar psicología y neurología con el propósito de desarrollar una psicología de base neurocientífica. Con esto, ya desde la década de 1880, Freud intentó eliminar cualquier distinción entre psicología y fisiología. Sus escritos de finales de esa década, y principios de la siguiente, destacaban la clara superposición científica de tales campos.
Sin embargo, años después, se vio obligado a abandonar este ambicioso proyecto al reconocer las limitaciones tecnológicas de su época. Con lo que, hasta ese momento, el psicoanálisis tendría que basarse en un enfoque clínico más adecuado. Además, expresó escepticismo hacia la tendencia de la frenología de su época, que intentaba ubicar cada función psicológica en una región neuroanatómica específica (Brockman, 2018).
Del psicoanálisis a las neurociencias
Desde el punto de vista teórico, el psicoanálisis anticipó el enfoque neurocientífico postulando la existencia de sistemas jerárquicos que comprenden funciones mentales complejas. Estas últimas, resultantes de las interacciones entre regiones cerebrales interconectadas.
Avances en el vínculo
La neuroimagen funcional ofrece un camino prometedor para el estudio de estas redes funcionales, aunque se necesitan nuevos estudios experimentales que consideren el enfoque psicoanalítico para el funcionamiento mental. Con este fin, se han llevado a cabo numerosos estudios neuropsicoanalíticos que promueven un diálogo entre el psicoanálisis y las neurociencias. Además de investigar las teorías neurocientíficas que pueden enriquecerse con la metapsicología psicoanalítica (Cieri y Esposito, 2019).
¿Punto de encuentro en la conectividad cerebral?
Hoy en día, los avances en la investigación de la conectividad cerebral han proporcionado líneas que respaldan la convergencia de los hallazgos neurocientíficos y el psicoanálisis. De este modo, han contribuido a caracterizar los circuitos y mecanismos que subyacen a las funciones cerebrales superiores.
Con lo anterior, la investigación en neuroimagen ha explorado la conectividad cerebral, que se divide en tres tipos: conectividad anatómica, funcional y efectiva. Asimismo, los diferentes patrones de conectividad están relacionados con la representación del yo y la representación de otros en el cerebro.
De tal forma es que las teorías neurocientíficas se ven enriquecidas, en cierta manera, con conceptos psicoanalíticos. Pues, tanto Freud como Bion, por ejemplo, ya destacaron la importancia de la percepción sensorial y las emociones en la construcción del pensamiento y la experiencia. Algo que se refleja en el estudio de la corteza insular, por ejemplo, actor central en la dinámica que registra las sensaciones corporales y emociones. Esto, subraya la idea de que la mente se desarrolla para procesar y dar sentido a tales experiencias.
Áreas cerebrales vinculadas con las representaciones
Lo dicho comienza a tomar forma cuando se encontró una activación selectiva de la corteza cingulada anterior pregenual durante tareas relacionadas con la auto-representación y una activación selectiva del cíngulo posterior y del precuneus durante tareas relacionadas con otros. Proporcionando, así, evidencia de la intrincada relación neurocognitiva entre las representaciones del yo y de otros.
Los hallazgos anteriores aportan hacia la comprensión de trastornos como el autismo, la esquizofrenia y el trastorno límite de la personalidad, en los que las representaciones del yo y de otros son disfuncionales o están alteradas. Algo que el psicoanálisis abordó en su momento pero desde su característica perspectiva (Salone et al., 2016).
Psicoanálisis y el Principio de energía libre
Otro ejemplo es la relación existente entre el Principio de energía libre (Free Energy Principle, FEP, en inglés) y el psicoanálisis, que presenta una fascinante convergencia en el campo de las neurociencias. El FEP, un concepto teórico en neurociencia, postula que los sistemas biológicos, como los organismos vivos, buscan minimizar su energía libre, resistiendo así la tendencia hacia el desorden y manteniendo la homeostasis. Un principio que encuentra paralelos en las ideas de Sigmund Freud.
Y es que, este autor argumentó que la mente humana tiende a mantener un equilibrio y a resistirse al cambio para evitar sorpresas y reducir la ansiedad. Aspecto que se refleja, mismamente, en la resistencia al cambio observada en la terapia psicoanalítica. Un enfoque donde los pacientes a menudo se aferran a patrones de pensamiento y comportamiento familiares, incluso si son dolorosos. Esta lucha contra las sorpresas y la resistencia al cambio pueden entenderse como manifestaciones de los esfuerzos de la mente por minimizar la energía libre y mantener la homeostasis psicológica (Rabeyron y Massicotte, 2020).
La conocida red por defecto
La red por defecto del modo (Default Mode Network, DMN, en inglés) es una red funcional del cerebro que se activa cuando la mente está en reposo y no está involucrada en tareas específicas. Está compuesta por una serie de regiones cerebrales, incluyendo el córtex prefrontal medio, la corteza cingulada posterior, el precuneus y otras áreas. Asimismo, la DMN se asocia con procesos internos de la mente, como la autorreflexión, proyección en el tiempo y navegación mental a través de la memoria y la imaginación. Desempeñando también un papel en la construcción de la identidad y la autoconciencia.
Con esto, la relación entre la DMN y los procesos freudianos puede radicar en su capacidad para mantener un equilibrio mental y suprimir la energía libre, lo que se asemeja al concepto de proceso secundario de Freud. Además, la DMN también se conecta con la red de atención dorsal (Dorsal Attention Network, DAN, en inglés), que se activa cuando la mente está enfocada en tareas específicas y requiere atención consciente.
Entonces… ¿Puede la interacción entre estas redes verse como una representación neurofisiológica de la interacción entre el principio del placer (asociado con la DMN) y el principio de realidad (asociado con la DAN) en la teoría freudiana? (Balbuena Rivera, 2023).
Neurociencias, psicoanálisis y psicopatología
La historia de la psiquiatría ha estado marcada por debates sobre la psicogénesis frente a la organogénesis, y la dicotomía entre trastornos funcionales y orgánicos. Sin embargo, en tiempos más recientes, con los avances en genómica y neurociencia, el enfoque se ha desplazado hacia la interacción entre el genoma y factores ambientales.
Superando la dicotomía
Esto permite superar la dicotomía entre la causalidad psíquica y la causalidad orgánica. Aún más sorprendente, visiones aparentemente dispares, de campos como la genética y el psicoanálisis, pueden encontrar ciertos puntos de convergencia. Por ejemplo, se ha sugerido que algunos genes relacionados con trastornos psiquiátricos también pueden estar vinculados a la creatividad. Lo que arroja luz sobre la relación entre la locura y la inventiva.
Además, figuras prominentes en el campo del psicoanálisis, como Freud y Lacan, han reconocido la importancia de los factores biológicos en la manifestación de los trastornos psicológicos. Un reconocimiento, entre la interacción entre los aspectos psicológicos y biológicos, que destaca la necesidad de un enfoque integrador en la comprensión de la mente y el comportamiento humano (Dimitriadis, 2023).
Conclusión
En resumen, la sinergia entre las neurociencias y el psicoanálisis presenta un marco prometedor para abordar la complejidad de la mente humana y sus trastornos. Al unir las perspectivas neurobiológicas y psicodinámicas, se pueden obtener nuevos hallazgos sobre los procesos cognitivos y emocionales, así como sobre la psicopatología. Ahora, no ha de olvidarse que es necesario abordar de manera crítica los desafíos epistemológicos y metodológicos inherentes a esta empresa, así como preservar la centralidad de la experiencia subjetiva en la investigación psicológica y neurocientífica.
Referencias bibliográficas
- Balbuena Rivera, F. (2023). Cultural history of psychoanalysis in the age of neuroscience. American journal of psychoanalysis, 83(1), 56-73. https://doi.org/10.1057/s11231-023-09394-x
- Brockman, R. (2018). Psychoanalysis and Neuroscience – A Disclosure. Frontiers in behavioral neuroscience, 12, 265. https://doi.org/10.3389/fnbeh.2018.00265
- Cieri, F. y Esposito, R. (2019). Psychoanalysis and Neuroscience: The Bridge Between Mind and Brain. Frontiers in psychology, 10, 1790. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2019.01983
- Dimitriadis, Y. (2023). The complexity of the dialogue between psychoanalysis, neurosciences, and genetics. Frontiers in psychiatry, 14, 1084642. https://doi.org/10.3389/fpsyt.2023.1084642
- Rabeyron, T. y Massicotte, C. (2020). Entropy, Free Energy, and Symbolization: Free Association at the Intersection of Psychoanalysis and Neuroscience. Frontiers in psychology, 11, 366. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2020.00366
- Salone, A., Di Giacinto, A., Lai, C., De Berardis, D., Iasevoli, F., Fornaro, M., De Risio, L., Santacroce, R., Martinotti, G. y Giannantonio, M. D. (2016). The Interface between Neuroscience and Neuro-Psychoanalysis: Focus on Brain Connectivity. Frontiers in human neuroscience, 10, 20. https://doi.org/10.3389/fnhum.2016.00020