Las personas con Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) atraviesan múltiples desafíos emocionales y relacionales. Dicho trastorno, a menudo, se ve acompañado de otros cuadros clínicos que agravan el malestar. Uno de ellos es el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC), cuyo impacto en la vida cotidiana suele ser severo y persistente. En ese contexto, hay un creciente interés en evaluar qué intervenciones son eficaces para abordar ambos cuadros cuando se dan de manera comórbida. Frente a ello, la terapia de esquemas ha surgido como una alternativa prometedora. A continuación, analizaremos una reciente investigación que evalúa los efectos de la terapia de esquemas en personas con TLP y síntomas de TOC.
Comprendiendo la comorbilidad entre TOC y TLP
Primeramente, es importante definir que el TLP se caracteriza por una marcada labilidad emocional, impulsividad, dificultades en las relaciones interpersonales y alteraciones en la identidad personal. Adicionalmente, suele coexistir con otros cuadros psiquiátricos como la depresión, los trastornos de ansiedad y, en menor medida, el TOC. Esta comorbilidad agrava el pronóstico, ya que ambos implican estilos cognitivos rígidos y patrones de comportamiento difíciles de modificar.
Por su parte, el TOC se manifiesta a través de obsesiones, pensamientos intrusivos, compulsiones y conductas repetitivas destinadas a reducir la ansiedad. Las personas que presentan ambos cuadros tienden a experimentar mayor deterioro funcional, niveles más altos de malestar y una calidad de vida reducida. A pesar de que existen tratamientos efectivos para su abordaje por separado, los enfoques integrados han sido poco explorados hasta ahora.
La importancia de los enfoques terapéuticos integrados
Siguiendo esta línea, la terapia de esquemas ha cobrado fuerza como tratamiento para estos desafíos. Inicialmente, fue desarrollada para trastornos de personalidad, ya que combina técnicas cognitivas, conductuales y emocionales. Aún más, se focaliza en la modificación de esquemas tempranos desadaptativos y modos disfuncionales activados en la vida adulta. Por dicho motivo, un equipo de investigadores se propuso analizar su efectividad en el tratamiento de los síntomas obsesivos asociados al TLP.
¿Cómo se llevó a cabo el estudio?
La investigación se realizó en Irán en 2025, con una muestra compuesta por 30 mujeres casadas diagnosticadas con TLP. Las participantes fueron evaluadas por profesionales de salud mental y seleccionadas a partir de criterios clínicos rigurosos. El estudio adoptó un diseño cuasi-experimental con pretest y postest, e incluyó un grupo control.
Para evaluar la intensidad y diversidad de los síntomas obsesivo-compulsivos, se empleó el Inventario Obsesivo-Compulsivo de Maudsley (Maudsley Obsessive-Compulsive Inventory, MOCL, en inglés). Las intervenciones, por su parte, se basaron en el protocolo desarrollado por Young. Consistió en 18 sesiones estructuradas que combinaron trabajo cognitivo, experiencias emocionales correctivas y entrenamiento en estrategias de afrontamiento.
Efectos nucleares de la terapia de esquemas en el TLP
La intervención no se limitó a disminuir conductas problemáticas, sino que actuó sobre la organización interna del self, uno de los núcleos más comprometidos en este cuadro. Una vez finalizado el tratamiento, las pacientes reportaron mayor claridad respecto a sus estados de ánimo, reducción en la impulsividad y mayor capacidad para distinguir entre necesidades auténticas y reacciones automáticas.
Integración de modos y fortalecimiento del Adulto Sano
A través del trabajo con técnicas de re-parentalización, diálogo entre modos y resignificación de escenas tempranas, lograron integrar respuestas más funcionales, orientadas a la regulación emocional y el autocuidado. De tal manera, este reequilibrio entre modos favoreció una mayor tolerancia a la frustración, reducción en las conductas autoagresivas y percepción más estable de la propia identidad.
Siguiendo esa línea, los cambios se vieron alineados con uno de los principales objetivos del modelo: fortalecer el Modo Adulto Sano como guía interna estable. Paralelamente, el abordaje terapéutico facilitó una disminución en la oscilación entre modos extremos, como el niño enfadado, el protector evasivo y el impulsivo, que en personas con TLP suelen activarse de manera desregulada ante situaciones interpersonales.
Ahora bien, ¿disminuyeron los síntomas obsesivos?
Efectivamente, trabajar mediante la terapia sobre los esquemas y modos activados en el TLP tiene un impacto indirecto sobre los síntomas obsesivo-compulsivos. Al finalizar la intervención, las participantes mostraron un decrecimiento estadísticamente significativo en sus puntajes del MOCL.
Incluso, se analizaron diversas dimensiones del TOC, incluyendo la verificación compulsiva, la limpieza, la lentitud en tareas repetitivas y las dudas persistentes. Todos evidenciaron disminuciones considerables en todas ellas, destacando especialmente una notable reducción en las compulsiones relacionadas con la limpieza y la verificación. A su vez, el tratamiento pudo haber contribuido a una mayor flexibilidad cognitiva y a una disminución en la necesidad percibida de control, aspectos fundamentales para el abordaje del TOC.
Impacto sobre los patrones desadaptativos tempranos
En último lugar, es importante mencionar que la intervención tuvo un efecto crucial sobre los esquemas desadaptativos tempranos, en particular aquellos relacionados con el dominio de desconexión y rechazo. Para ilustrar, modos como defectuosidad/vergüenza, aislamiento social y desconfianza fueron abordados activamente en las sesiones, promoviendo una reevaluación emocional de experiencias infantiles asociadas.
Dicha transformación permitió disminuir creencias centrales como no soy digno de amor o los demás me van a dañar, que suelen estar en la base tanto del TLP como de los rituales obsesivos. Al reducir su activación, las pacientes lograron un mayor sentido de conexión interpersonal y una regulación emocional más estable, lo que se tradujo en un menor uso de compulsiones como forma de control o conductas evitativas.
Limitaciones del estudio
Si bien los hallazgos son prometedores, es importante considerar algunos aspectos metodológicos que limitan su generalización. En primer lugar, el tamaño muestral fue reducido y compuesto únicamente por mujeres. Asimismo, el estudio se concentró en un único centro de salud, y no incluyó seguimiento a largo plazo para evaluar la estabilidad de los cambios observados.
Por otro lado, el análisis reside en el uso exclusivo del MOCL, que si bien es una herramienta válida y confiable, no contempla otros aspectos del TOC como el impacto funcional ni la interferencia en distintas áreas de la vida. Por último, no se exploraron variables moderadoras como la gravedad del TLP o la presencia de traumas infantiles, que podrían influir en la respuesta terapéutica.
Más allá de los síntomas: Una vía posible de integración
Para concluir, el presente artículo nos ofrece una mirada esperanzadora sobre el abordaje conjunto de tales afecciones. La terapia de esquemas, además de lograr reducir las manifestaciones obsesivo-compulsivos, abordó el núcleo estructural del malestar del TLP. Al integrar técnicas cognitivas, experienciales y relacionales, el tratamiento permitió una transformación profunda en la forma en que las pacientes comprenden y enfrentan sus emociones, pensamientos y vínculos.
Si bien se requiere mayor investigación para generalizar los hallazgos, los resultados refuerzan la importancia de abordar no solo lo que la persona hace, sino también por qué lo hace y desde qué lugar emocional actúa. En ese sentido, la terapia de esquemas ofrece precisamente ese enfoque, facilitando la reconstrucción del sentido de sí mismo y de los vínculos con el entorno.
Referencia bibliográfica
- Modaresi, M. (2025). The Effectiveness of Schema Therapy on Obsessive-Compulsive Disorder in Individuals with Borderline Personality Disorder. Health Nexus, 3(2), 63-69. https://doi.org/10.61838/kman.hn.3.2.8