¿Sabías que la depresión es una de las tres principales causas de discapacidad en todas las regiones del mundo? A excepción de Asia del Pacífico, donde ocupa el cuarto lugar. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión afecta a más de 264 millones de personas a nivel global, siendo una de las principales contribuyentes a la carga mundial de enfermedades. Veamos cómo la depresión puede relacionarse con el ejercicio físico y en qué medida realizarlo puede mejorar la salud de las personas que la padecen.
Informe de la OMS: Datos relevantes en porcentajes
En el año 2017, se detectó que aproximadamente un 4.4% de la población mundial sufre depresión. Este porcentaje se ha venido incrementando en un 18.4% desde el 2005, pudiendo convertirse en una condición grave a nivel de la salud. De hecho, un dato alarmante es que unas 800,000 personas se suicidan cada año. Siendo adultos jóvenes de entre 15 y 29 años los que lo hacen mayormente.
Así pues, se ha convertido en una de las 20 principales causas de muerte en el año 2015. Si bien esta patología puede afectar a cualquier persona en cualquier momento de su vida, es 1.5 veces más habitual en mujeres que en hombres. Teniendo impacto en la economía por sus altos costos, con baja oferta de servicios de tratamiento y prevención en países de bajos y medianos ingresos (Juárez-Castelán y Rojas-Rusell, 2019).
¿Qué es la depresión?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como un trastorno mental, caracterizado por tristeza, pérdida de placer, culpa o falta de autoestima, trastornos del apetito o del sueño, cansancio y desconcentración. Puede iniciar en la adolescencia, con una mayor vulnerabilidad para el padecimiento de trastornos psicológicos.
Con lo anterior, respecto a los más jóvenes, el deterioro de la salud mental puede evolucionar hacia la Universidad. Pues las situaciones académicas se vuelven estresantes, problemas de adaptación al nuevo espacio, sentido de responsabilidad, falta de autocontrol, relaciones interpersonales, nuevos desafíos y exigencias académicas.
Un sector poblacional de riesgo olvidado
Ahora, la depresión y los trastornos depresivos aparecen principalmente en ancianos. Al respecto, varios estudios dejan entrever que existe una prevalencia de depresión del 10% en mayores que habitan en la comunidad. Y, de un 10% a un 30%, en los institucionalizados. Por lo que el proceso del envejecimiento contribuye a una tendencia para el surgimiento de enfermedades relacionadas a la salud mental (Alves García et al., 2017).
Además, la frecuencia del trastorno puede cronificarse. Con el paso del tiempo, puede traer dificultades en el rendimiento laboral o académico así como en la vida cotidiana, pudiendo desencadenar en suicidio.
En estos casos es importante pedir ayuda profesional a un psicoterapeuta y son necesarios también los fármacos. Si fuera leve aunque también se necesita tratamiento, podría prescindirse de los medicamentos (Juárez-Castelán y Rojas-Rusell, 2019).
Algunos factores de riesgo en la depresión
- Factores socioeconómicos como la educación, la pobreza, el estrés postraumático y las enfermedades crónicas se han reconocido como factores de riesgo para la depresión.
- Las mujeres suelen tener un doble riesgo de depresión mayor si se las compara con los hombres. Asimismo, las personas que están separadas o divorciadas tienen tasas significativamente más altas de depresión mayor en comparación con las casadas (Juárez-Castelán y Rojas-Rusell, 2019).
Efectos de la actividad física y el ejercicio sobre la depresión
Los adolescentes, por ejemplo, son proclives a tener ansiedad y depresión, por tanto el ejercicio físico proporciona un alivio, en la medida en que la sintomatología se reduce con su realización. Con lo que, en jóvenes universitarios, la realización de un programa de actividad física moderada puede reducir los niveles de depresión generando bienestar y mejoras en la calidad de vida (Cusme Torres, 2023).
Es así como puede mencionarse el efecto terapéutico del ejercicio físico sobre tal patología, como auxiliar del uso de fármacos para casos en que se padece de depresión mayor sin efectos secundarios, o bien como una opción no farmacológica para los casos en que la depresión es menor (Juárez-Castelán y Rojas-Rusell, 2019).
En este sentido, se sugieren actividades al aire libre como tai chi, yoga y ejercicios enfocados en el autoconocimiento y autoimagen para concebir espacios de paz y tranquilidad. Lo que genera una disminución de la sintomatología y aumenta la eficacia de la actividad física, con mejoras en la salud mental.
Múltiples beneficios al alcance de todos
A nivel preventivo, también se generan efectos sobre la depresión, producto de la práctica regular de actividad física. De esta forma, los efectos de la actividad física y el ejercicio adquieren relevancia en la promoción del bienestar y salud mental, como una estrategia de prevención indicada en los jóvenes.
Y es que, el efecto antidepresivo que genera la realización de ejercicio implica un incremento agudo en la producción de beta-endorfinas en el sistema nervioso central. Aspecto que produce una sensación placentera en las personas que lo practican, que es incompatible con el estado de ánimo deprimido.
Por su parte, a nivel psicosocial, se sugieren modificaciones en la percepción de la autoeficacia, la distracción, el autoconcepto, la autoestima y el apoyo social, actuando como mecanismos preventivos del ejercicio sobre la depresión (Juárez-Castelán y Rojas-Rusell, 2019).
Conclusión
Así como la inactividad física suele vincularse con la presencia de síntomas depresivos, la práctica adecuada de ejercicios funciona como factor de protección contra la depresión. Por esta razón, es importante que la actividad física sea prescrita por un profesional de la salud y el deporte que tenga conocimientos certeros sobre cantidades, tipos y tiempos, para que sea realmente beneficiosa en relación con la depresión y sus efectos a nivel de salud. Para aquellos interesados en ampliar sus conocimientos sobre la interacción entre el ejercicio físico y la salud mental, así como en aprender estrategias para optimizar este tipo de intervenciones, el curso sobre psicología deportiva puede ofrecer una formación valiosa y especializada.
Referencias bibliográficas
- Alves García, A., Milani, J., Fernando do Nascimento Celeste, L., Mota de Oliveira Chagas, L., Pereira Caixeta, T. y da Silva Santos, A. (2017). Inactividad física y depresión en los ancianos en Brasil: una revisión sistemática. Revista Familia, Ciclos de Vida e Saúde no Contexto Social, 5(1), 66-74. http://dx.doi.org/10.18554/refacs.v5i1.1916
- Cusme Torres, A. C. (2023). Efectos de la actividad física sobre la depresión en estudiantes universitarios: revisión sistemática. GADE: Revista Científica, 3(2), 35-50.
- Brito, G. A. y Brito Manchenoo, F. D. (2023). El ejercicio físico para prevenir la depresión en los adolescentes: Revisión Sistemática. MENTOR Revista De investigación Educativa Y Deportiva, 2(4), 162-178. https://doi.org/10.56200/mried.v2i4.4176
- Juárez-Castelán M. A. y Rojas-Russell., M. E. (2019). Efecto de la actividad física sobre el riesgo de depresión. Una revisión narrativa. Casos y revisiones de salud, 1(1), 35-50.