En la última década, la investigación en neurociencia cognitiva ha desvelado el complejo proceso de desarrollo neurocognitivo durante la etapa crucial de la adolescencia. Uno de los estudios destacados en este campo es The Teenage Brain: Public Perceptions of Neurocognitive Development During Adolescence, publicado en Europe PMC Author Manuscripts en 2019. Este estudio se sumerge en la fascinante intersección entre las percepciones públicas sobre el cerebro adolescente y las revelaciones científicas sobre su desarrollo. Exploraremos las implicaciones del estudio y su contribución a la comprensión de cómo la sociedad percibe y responde al desarrollo neurocognitivo adolescente.

El fenómeno del cerebro adolescente

La revelación de la singularidad en el desarrollo cerebral durante la adolescencia, por parte de la neurociencia, ha generado una serie de reflexiones sobre cómo estas percepciones impactan en la realidad cotidiana. Aquí, la noción del cerebro adolescente ha alcanzado una notable popularidad. Sin embargo, se hace evidente una brecha significativa entre el conocimiento generado por la investigación neurocientífica y su traducción en la comprensión pública y, crucialmente, en el comportamiento de los más jóvenes.

¿Cómo lo interpreta la sociedad?

Lo cierto, es que dicho fenómeno plantea una serie de cuestionamientos fundamentales sobre la manera en que la sociedad interpreta y utiliza la información proporcionada por la neurociencia. ¿Cómo se filtra y adapta esta información al público en general? ¿En qué medida estas percepciones moldean las actitudes y decisiones relacionadas con los adolescentes en la vida diaria?

¿Cómo influye esto en los adolescentes?

Las preocupación se vuelve aún más relevante al considerar que las percepciones públicas pueden tener consecuencias tangibles en el comportamiento adolescente. Con lo que, nos preguntamos nuevamente, ¿cómo se traducen estas ideas sobre el cerebro adolescente en la forma en que se educa, guía e interactúa con los jóvenes en entornos escolares, familiares y sociales?

La popularización de la idea del cerebro adolescente plantea interrogantes importantes sobre si estas percepciones se convierten en una suerte de profecía autocumplida. Influyendo en el comportamiento real de los jóvenes de maneras que podrían ser tanto positivas como negativas.

Acerca del estudio

En este contexto, el estudio busca arrojar luz sobre cómo las percepciones públicas afectan la experiencia cotidiana de los adolescentes. Especialmente, considerando los hallazgos de la neurociencia cognitiva. Este análisis crítico es esencial para comprender no solo cómo la sociedad interpreta la ciencia del cerebro adolescente, sino también cómo estas interpretaciones influyen en la forma en que interactuamos con y comprendemos a la generación más joven.

La metodología utilizada

La investigación involucró a 365 adolescentes y 164 padres procedentes de cuatro escuelas en el norte de los Países Bajos. La diversidad de la muestra buscaba capturar una representación significativa de la población adolescente y de sus progenitores. Así, la recopilación de datos se llevó a cabo a través de encuestas y entrevistas, explorando las asociaciones espontáneas con el término cerebro adolescente entre los participantes.

Además, se presentaron declaraciones neurocientíficas, clasificadas como positivas, negativas o neutrales, para evaluar su impacto en el comportamiento subsecuente de los jóvenes. Con lo anterior, este enfoque integral permitió no solo examinar las percepciones inmediatas, sino también entender cómo la información científica afecta las actitudes y acciones de estos.

Asociaciones negativas para el cerebro adolescente

Se observó que las asociaciones populares con el concepto del cerebro adolescente tendían a inclinarse hacia percepciones negativas, resaltando comportamientos considerados no deseados. A pesar de esta tendencia, los resultados revelaron una desconexión interesante entre estas percepciones y las dimensiones específicas del comportamiento adolescente evaluadas, como el riesgo, la impulsividad y resiliencia académica.

¿Hay consecuencias?

Contrariamente a lo que se podría esperar, la activación de creencias positivas o negativas sobre el cerebro adolescente no mostró una conexión directa con el riesgo asumido por los adolescentes, su nivel de impulsividad o capacidad de resiliencia académica. Este hallazgo apunta a la complejidad del impacto que las percepciones tienen en el comportamiento adolescente. Por ello, sugiere que la relación entre la información neurocientífica y las acciones concretas de los adolescentes es más intrincada de lo que se podría asumir a primera vista.

Ahora, es esencial señalar que, aunque las creencias negativas no se correlacionaron directamente con un aumento en el riesgo o la impulsividad. Sí se observó una tendencia a reforzar comportamientos negativos. Por el contrario, las creencias positivas estuvieron asociadas con la adopción de estrategias positivas para enfrentar desafíos académicos. Diferencia que sugieren que, si bien las creencias no determinan directamente el comportamiento, pueden tener un impacto en las estrategias de afrontamiento y en cómo los jóvenes abordan los desafíos específicos relacionados con su educación.

La importancia de todo esto

Sin dudas, la tendencia identificada hacia asociaciones negativas destaca una preocupación significativa, ya que tales creencias pueden influir en la forma en que se percibe y aborda el comportamiento adolescente en la sociedad. Lo que resalta la importancia de abordar las percepciones de manera informada y equilibrada. En dicho sentido, se destaca la necesidad de una comunicación cuidadosa de los hallazgos neurocientíficos. Evitando la exageración o simplificación excesiva que pueda conducir a estigmas perjudiciales.

No olvidemos sus limitaciones

Cerebro adolescente

Como cabe esperar, las limitaciones ser consideradas para interpretar sus hallazgos de manera adecuada. En primer lugar, la muestra utilizada para la investigación consistió en adolescentes y padres de cuatro escuelas específicas en el norte de los Países Bajos. Esta selección puede limitar la generalización de los resultados a otras poblaciones y contextos culturales.

Otra limitación se relaciona con el método de recopilación de datos, que se basó en autodeclaraciones de adolescentes y padres. Y es que, información recopilada de esta manera puede verse afectada por sesgos de autoreporte. Ya que los participantes pueden proporcionar respuestas que consideran socialmente aceptables o deseables.

Para concluir…

Es imperante reconocer la influencia significativa que las percepciones sobre el cerebro adolescente pueden tener en el comportamiento de los jóvenes. Pues, a pesar de la diversidad de resultados obtenidos, la inclinación predominante hacia asociaciones negativas con el término indica una tendencia preocupante. La noción de que el cerebro adolescente se asocia principalmente con comportamientos no deseados, no deja de tener consecuencias significativas en la forma en que los adolescentes son percibidos y tratados en la sociedad.

Referencia bibliográfica

  • Altikulaç, S., Lee, N. C., van der Veen, C., Benneker, I., Krabbendam, L. y van Atteveldt, N. (2019). The Teenage Brain: Public Perceptions of Neurocognitive Development during Adolescence. Journal of cognitive neuroscience31(3), 339-359. https://doi.org/10.1162/jocn_a_01332