La regulación emocional es un proceso esencial en la vida cotidiana y determina cómo gestionamos nuestras emociones en diversas situaciones. Desde controlar la ansiedad antes de una presentación importante hasta manejar la ira en una discusión, las estrategias de regulación emocional influyen en nuestra calidad de vida. Ahora, ¿cómo podemos aprender a regular las emociones de manera efectiva? ¿Qué tiene que ver con el afrontamiento? ¿Cuál es el impacto de la regulación emocional en la salud mental y bienestar general?
Pero primero… ¿Qué es la regulación emocional?
La regulación emocional abarca el proceso mediante el cual las personas gestionan sus emociones y adaptan su comportamiento para lograr metas y bienestar. Ya desde finales del siglo XIX, se reconoce su importancia en la interacción y adaptación al entorno. Lo cierto, es que la teoría sobre la vida afectiva destacó cómo la moral influía en sentimientos, emociones y pasiones, organizando la experiencia emocional. Por ejemplo, las pasiones, en esta perspectiva, actuaban como organizadores internos, integrando influencias morales externas, ideas, recursos cognitivos y afectos.
En consecuencia, dicho enfoque sobre la regulación emocional sentó las bases para comprender su complejidad y papel en la experiencia humana. Así, se evidencia cómo la regulación emocional ha sido fundamentalmente vinculada con la adaptación y la autorregulación en distintos contextos (Pérez y Bello, 2016).
Emoción: Múltiples perspectivas
Ahora, para comprender la regulación emocional, es crucial definir el término emoción, explorado desde múltiples perspectivas. Desde lo biológico hasta lo relacional, cada enfoque ofrece una visión única de cómo se experimentan y gestionan las emociones. Las perspectivas biológicas, mismamente, destacan las respuestas fisiológicas y expresivas ante estímulos amenazantes o gratificantes, mientras que las perspectivas funcionalistas se centran en la percepción subjetiva y los cambios fisiológicos.
Por otro lado, las perspectivas construccionistas y apreciativas resaltan los procesos cognitivos que guían la experiencia emocional y la interpretación de eventos significativos. Por último, la perspectiva relacional considera las emociones como fenómenos sociales influenciados por la cultura y el contexto. En fin, diferentes visiones que enriquecen la comprensión de las emociones y su regulación, ofreciendo insights para la psicoterapia e intervención psicológica.
¿Regulación emocional voluntaria o involuntaria?
La regulación emocional implica que las personas no solo experimenten emociones, sino que también las gestionen. Por eso, pueden hacerlo durante, antes o después de que la emoción ocurra. Sin embargo, dicha gestión no siempre es consciente ni planificada.
Con lo anterior, es importante destacar que la modificación de las emociones puede ser tanto beneficiosa como perjudicial para el individuo. Y que la noción de regulación emocional abarca una amplia gama de procesos, desde estrategias conscientes hasta respuestas automáticas, las cuales influyen en cómo las personas manejan sus emociones y las consecuencias que estas tienen en su vida (Pascual Jimeneo y Conejero López, 2019).
Un proceso largo hasta su manejo
La regulación emocional exitosa es un hito en el desarrollo, que requiere experiencia vital y un proceso gradual de interiorización de estrategias reguladoras. Con esto, desde la co-regulación inicial hasta la interiorización, se busca tomar decisiones efectivas sobre las propias emociones y las de los demás. Además, su objetivo es ajustar la intensidad y duración emocional, modificando aspectos como la experiencia, expresión, comportamiento o fisiología.
Por otro lado, la adaptabilidad que requiere este tipo de habilidad no tiene una connotación intrínsecamente positiva o negativa; en cambio, se ajusta según las exigencias del entorno y los objetivos tanto individuales como sociales. Asimismo, tal proceso evoluciona con el tiempo y la práctica, ofreciendo herramientas fundamentales para el bienestar psicológico y las relaciones interpersonales.
El afrontamiento es clave en la regulación emocional
La regulación emocional tiene mucho que ver con el afrontamiento. Este factor conlleva una serie de esfuerzos destinados a manejar las demandas internas y externas estresantes. De este modo, y en otras palabras, consiste en esfuerzos cognitivos y conductuales para abordar demandas abrumadoras. A su vez, se define como los intentos para resolver discrepancias entre demandas y competencias. Y, aunque tradicionalmente se ha estudiado en relación con el estrés y la enfermedad, su importancia se extiende a otros ámbitos, como la familia y el trabajo.
¿Algo que ver con la regulación emocional en el bienestar personal y social?
Como dijimos anteriormente, las emociones pueden regularse antes, durante o después de su aparición, modificando pensamientos, sentimientos o acciones, tanto hacia la emoción como hacia la situación que la desencadena. Adicionalmente, dada la variedad de actividades que influyen en las emociones, la gama de estrategias es amplia.
Y es que, desde el control fisiológico hasta la evitación de situaciones incómodas, las estrategias de regulación abarcan una amplia gama de acciones, como controlar la expresión facial, evaluar la situación desde una perspectiva positiva o distraer la atención. Lo que nos lleva a volver a recalcar que las estrategias mencionadas reflejan la adaptabilidad humana en la gestión emocional (Pérez y Bello, 2016).
¿Cuatro vías de regulación emocional?
Existen cuatro vías principales para modificar lo que sentimos, regulación de la confrontación de los hechos, procesamiento de la información externa e interna, control de las expresiones y conductas, y regulación de las respuestas fisiológicas. La primera vía implica modificar las emociones al regular la exposición a eventos o situaciones. Por otra parte, la segunda se centra en modificar interpretaciones y pensamientos relacionados con eventos emocionales. Este proceso, denominado afrontamiento intrapsíquico, puede implicar tanto distorsiones como reinterpretaciones constructivas de la realidad.
Otra de las vías a mencionar es la regulación de las expresiones y conductas, que conlleva ajustar la forma en que mostramos nuestras emociones. Por último, la regulación de las respuestas fisiológicas se refiere al control de las reacciones corporales asociadas a las emociones (Pascual Jimeneo y Conejero López, 2019).
Regular con el mindfulness
Como incisos, hemos resaltado que la tercera vía implica regular las expresiones y conductas emocionales, ya sea expresándolas libremente o suprimiéndolas. Bien se ha de tener en cuenta que la supresión puede influir en la experiencia emocional subjetiva, pero no siempre reduce la intensidad interna de la emoción (Thuillard y Dan-Glauser, 2020).
Por su lado, la cuarta vía, que como hemos comentado consiste en regular las respuestas fisiológicas, puede ser controlada mediante diversas técnicas como la meditación, el mindfulness o ejercicios de respiración. Prácticas que han demostrado ser efectivas para reducir la reactividad emocional, entre otros.
Conclusión
En definitiva, se evidencia que la regulación emocional es un componente crucial para el bienestar psicológico y la adaptación al entorno. A lo largo de este análisis, se han explorado diversas estrategias de regulación emocional y afrontamiento destinadas a manejar eficazmente las emociones. Al reflexionar sobre estas estrategias y su impacto en la vida cotidiana, se subraya la importancia de cultivar una relación saludable con las emociones.
Este proceso, más que una habilidad, representa un viaje de autoconocimiento y crecimiento personal. Al fortalecer la capacidad de regulación emocional, se promueve una mayor resiliencia y un equilibrio emocional más sólido en todas las esferas de la vida. Por cierto, si te gustaría profundizar en el mundo de la psicología aplicada a la gestión emocional y las estrategias de afrontamiento, te recomendamos nuestro curso en regulación emocional y mindfulness en niños.
Referencias bibliográficas
- Kim, J. H., Chun, J., Kim, J., Ju, H., Kim, B. J., Jeong, J. y Lee, D. H. (2024). Emotion regulation from a virtue perspective. BMC Psychology, 12(1). https://doi.org/10.1186/s40359-023-01490-y
- Pascual Jimeno, A. y Conejero López, S. (2019). Regulación emocional y afrontamiento: Aproximación conceptual y estrategias. Revista Mexicana de Psicología, 36(1), 74-83.
- Pérez, O. I. G. y Bello, N. R. C. (2016). Regulación emocional: definición, red nomológica y medición. Revista Mexicana de Investigación En Psicología, 8(1), 96-117. https://doi.org/10.32870/rmip.vi.312
- Thuillard, S. y Dan-Glauser, E. S. (2020). The simultaneous use of Emotional suppression and Situation selection to regulate emotions incrementally favors physiological responses. BMC Psychology, 8(1). https://doi.org/10.1186/s40359-020-00495-1