Está claro que aprendemos cosas nuevas todos los días. Pero, también es cierto que todos los días aprendemos cosas de modos diferentes. Tales diferencias se atribuyen a distintos factores, generalmente, relacionados a la disciplina de estudio. En esta ocasión nos enfocaremos en aquellas teorías que buscaron entender la influencia de las formas en las que aprendemos, denominándolas como estilos de aprendizaje. No obstante, también aclararemos por qué en, la actualidad, estas carecen de validez científica y son consideradas como neuromitos en la educación.

¿Cómo surgen los neuromitos en la educación?

Gracias a los diversos estudios, cuya base de investigación se ha centrado en el cerebro, han nacido ramas muy interesantes como la neuroeducación. Este campo hace alusión a la unión de otros como la neurociencia, psicología cognitiva y educación.

A partir de una gran cantidad de investigaciones, se han hecho diversos hallazgos interesantes para la comunidad científica y educativa. No obstante, como menciona Ferreira (2018), no basta únicamente con dar a conocer dichos conocimientos. Tras la comunicación de esta información puede existir una serie de malinterpretaciones que, lejos de apoyar la comprensión de lo que se quiere transmitir, trasmuta en una información errónea.

estilos de aprendizaje

Así, hoy en día hemos evidenciado que dichos neuromitos son aplicados en el ámbito educativo a pesar de no contar con una base empírica científica comprobada. Un ejemplo de ello son los estilos de aprendizaje, veamos más a continuación.

¿Qué son los estilos de aprendizaje?

Según Keefe (1988), los estilos de aprendizaje son aquellos rasgos afectivos, fisiológicos y cognitivos que indican cómo los estudiantes perciben y responden a las interacciones dadas por el entorno de aprendizaje. Cuando se trata de aquellos rasgos afectivos, se incluiría el nivel de motivación y expectativa en el momento de aprender.

Por otro lado, los rasgos cognitivos se refieren a la manera en la que los alumnos organizan los contenidos. Es decir, cómo ordenan e interpretan la información, resuelven problemas y los medios que seleccionan para representar tales conocimientos.

Finalmente, los factores fisiológicos se relacionarían a los tipos de ritmos que tiene cada persona para aprender. En otras palabras, aquellos aspectos biológicos, genéticos y funcionales que pueden influir en el aprendizaje.

Y es que, todos tenemos intereses distintos, gustos y preferencias que nos permiten aprender día a día. Y, estas diferencias han sido motivo de estudio para psicólogos y pedagogos a lo largo de la historia. A continuación, se mencionarán algunos de los modelos teóricos más populares, a lo largo del tiempo, y las principales críticas que han recibido al ser considerados como neuromitos en la educación.

Modelo de programación neurolingüística (PNL): ¿Los canales de información influyen en nuestro desempeño?

La PNL es un enfoque de terapia y aprendizaje cuyos postulados fueron iniciados por los autores Richard Bandler y John Grinder. Este modelo se basa en que el aprendizaje es percibido a través de tres vías, visual, auditiva y kinestésica. En otras palabras, la teoría afirma que cada canal de información será, más o menos, eficiente y podrá ser aplicado de acuerdo a nuestras necesidades.

  • Visual: La preferencia de procesar la información a través de los ojos e imágenes abstractas y concretas.
  • Auditiva: Mayor facilidad para escuchar sonidos, melodías, conversaciones, reconocer voces o música.
  • Kinestésico: Cuando la persona se deja guiar por sus sensaciones, reconoce sabores o recuerda mejor mediante el movimiento o la asociación con el cuerpo.

¿Uno de los neuromitos en la educación más conocidos?

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La respuesta es sí. Los autores Krätzig y Arbuthnott (2006) investigaron sobre este tema y descubrieron que dichos canales de información no tenían ninguna relación con el rendimiento del estudiante ni su capacidad de memorizar la información.

Por otro lado, Pashler et al. (2008) encontraron que no existe ninguna ventaja adicional sobre un estilo de aprendizaje determinado. Por ejemplo, para aprender una palabra no se puede recurrir solamente a una imagen. En consecuencia, Ferreira (2018) confirma que el “cerebro asigna gran importancia a la adquisición de información en modalidades diversas” (p. 7).

¿Es cierto que cada hemisferio cerebral se encarga de una determinada tarea?

Nuestro cerebro se caracteriza por recibir y procesar una gran cantidad de información que percibe a diario. El modelo de los hemisferios cerebrales plantea que la manera en la que organizamos dicha información impacta en nuestro estilo de aprendizaje. En consecuencia, acuña que cada hemisferio cerebral organiza el conocimiento de acuerdo al tipo de contenido que recibe.

De esta manera, el modelo postula que el hemisferio izquierdo tendría más capacidad para procesar información lógica, secuencial, cuantitativa y lineal. Asimismo, analizaría los detalles que recibiera y tendría la capacidad de procesar información matemática y lingüística (leer y escribir) de forma más precisa.

Por otro lado, el hemisferio derecho tendría una capacidad más holística e integral, procesando la información de forma global. Otorgando una mirada más intuitiva, creativa y emocional. Como resultado, los pensamientos son menos convencionales y es así como se le relacionaría al área artística, musical y deportiva.

¿Por qué este neuromito en la educación no está aceptado?

A modo general, porque para que al aprendizaje se produzca es necesario que ambos hemisferios trabajen en conjunto. Esto, sumado a una serie de procesos cerebrales complejos y sistemáticos. Adicionalmente, no se ha encontrado evidencia científica que indique que un hemisferio trabaje más que el otro en el momento de aprender.

Por otro lado, a nivel neuroanatómico, los hemisferios se encuentran interconectados a través del cuerpo calloso. Es decir, existe una alta conectividad frente al procesamiento de cualquier estímulo transmitido a través de los tractos de sustancia blanca que permiten su comunicación (Ferreira, 2018).

Modelos cognitivos de estilos de aprendizaje (algunos neuromitos en la educación)

Estilos de aprendizaje según Kolb

David Kolb (1984) plantea que para que el aprendizaje se produzca es necesario experimentar con este. Así, afirmó que es fundamental disponer de cuatro capacidades básicas: experiencia concreta (EC), observación reflexiva (OR), conceptualización abstracta (EA) y experimentación activa (EA). Como resultado, combinando estas capacidades, surgen los 4 estilos de aprendizaje propuestos en este modelo (Romero et al., 2010).

En resumen, el aprendizaje tendrá como eje principal la experimentación a través de 4 estilos de aprendizaje:

neuromitos en la educación
  • Asimilador: Visualizan situaciones concretas desde distintas perspectivas, tienden a ser emocionales e interesarse en los demás. Su aprendizaje combina las capacidades EC y OR.
  • Acomodador: Su razonamiento tiende a ser inductivo, suelen interesarse por los conceptos abstractos y son muy hábiles para construir modelos teóricos. Incorporan en su aprendizaje las capacidades CA y OR.
  • Convergente: Prefieren aplicar los conocimientos teóricos, buscan soluciones a los planteamientos que se les realizan con gran habilidad de pensamiento deductivo y sin mucho apego emocional. Las capacidades más ligadas a este estilo son CA y EA.
  • Divergente: Se involucran en experiencias sin considerar las consecuencias que puedan tener. Son intuitivos y arriesgados. Les gusta convivir con las personas. Sus capacidades primordiales son EC y EA.

Destaca, entonces, que es necesaria la combinación de dos categorías de aprendizaje para apuntar al estilo de aprendizaje predominante.

Modelo de procesamiento de información

A partir del planteamiento de Kolb, en la década de los 80, llegarán Peter Honey y Allan Mumford quienes indicaron que para aprender algo es importante procesar la información que estamos recibiendo. Como resultado, plantean la presencia de cuatro perfiles de estudiantes con sus respectivos estilos de aprendizaje:

  • Activos: Se involucran en la actividad sin temor, permitiéndose experimentar con entusiasmo sin pensar en las consecuencias. En ocasiones, pueden llegar a aburrirse con las actividades de larga duración. Es recomendable realizar actividades que impliquen desafíos, emociones y trabajo en equipo.
  • Reflexivos: Suelen optar por observar la situación, analizando las distintas perspectivas del contexto y considerando todos los detalles antes de llegar a una conclusión. Por lo tanto, es importante evitar presionarlos a participar en actividades donde pueden no sentirse cómodos.
  • Pragmáticos: Están decididos a poner en práctica lo que aprenden para así entender su funcionalidad. Tienden a apegarse a la realidad, con ideas concretas, mayor facilidad para tomar decisiones y resolver conflictos.
  • Teóricos: Son personas que integran lo que observan y prefieren una fundamentación teórica, lógica y compleja para aprender mejor. Su pensamiento es secuencial, buscan analizar y sintetizar la información, son más racionales y suelen intentar minimizar los juicios de valor.

Inteligencias múltiples de Gardner

Howard Gardner (1983) planteó que existen diversos tipos de inteligencia y que su estimulación desarrolla un mejor aprendizaje. Inicialmente, se trataron de 7 pero en la actualidad se conocen 8 tipos:

neuromitos
  • Lógico-matemático: Desarrollan la capacidad de calcular, formular y verificar datos e información precisa. Suelen utilizar razonamientos inductivos y deductivos por lo que es común que sus intereses giren en torno a la ciencia.
  • Lingüístico-verbal: Se basan en el amplio uso del lenguaje, plantean un alto desarrollo en la capacidad de comprensión del orden y significado de las palabras a nivel oral y escrito, con mucha habilidad para escuchar.
  • Corporal-kinestésico: Suelen utilizar su cuerpo para aprender o realizar actividades. Con aptitud para realizar tareas en las que se aplique fuerza, agilidad, flexibilidad, coordinación visomotora y equilibrio.
  • Espacial: Capacidad de orientación, elaboración de mapas mentales y representaciones visuales de lo que perciben para asimilar detalles.
  • Musical: Personas con facilidad para reconocer sonidos, melodías y música.
  • Interpersonal: Permite la comprensión de los demás, buena capacidad para interactuar con una visión empática.
  • Intrapersonal: Permite comprender mejor las necesidades y características internas, evaluar y reflexionar sobre sí mismos con una mirada de reflexión y autoconocimiento.
  • Naturalista: Capacidad de observar y ser consciente del entorno, sus necesidades y valor.

Crítica a las teorías cognitivas de los estilos de aprendizaje

La crítica más ampliamente discutida en torno a los modos de aprendizaje es la falta de validación científica que corrobore que existen particularidades en el cerebro que permitan que un estudiante aprenda o recuerde de mejor manera que otro. Ruiz (2020) explica que esto implicaría, por tanto, que nos beneficiaríamos de las mismas estrategias de aprendizaje si para ello contemplamos otros factores como las emociones o la motivación. Adicionalmente, esto aclararía la creencia de que tenemos una predisposición natural para aprender algo.

Asimismo, lo interesante que surge a raíz de estas propuestas es el hecho de que, mientras más modalidades utilicemos para enseñar algo a los estudiantes, más referencias sensoriales disponibles tendrán. Lo que incrementará, notablemente, la conexión de ideas con conocimientos previos.

Conclusión

Los estilos de aprendizaje, ahora ya neuromitos, están basados en constructos psicológicos inferidos a través de la conducta, razón por la que han sido objeto de debate. La falta de base empírica ha sido uno de los motivos por los que estos planteamientos son cuestionados.

Lo más importante radica en entender que el ser humano es un ser integral con la capacidad de aprender de distintas formas y que, cuantas más diversas maneras son las experiencias que ofrece el docente a su estudiante, mayores son las posibilidades de que aprenda mejor. De igual manera, es importante actualizarse y formarse constantemente para no caer en la creencia errónea de neuromitos en la educación como los mencionados anteriormente. 

Referencias bibliográficas

  • Cazau, P. (2004). Guía de Estilos de Aprendizaje.  http://galeon.hispavista.com/pcazau/guia_esti.htm
  • Díaz, E. (2012). Estilos de aprendizaje. Revista EIDOS, 5 – Universidad Tecnológica Equinoccial, 5-100. Doi: 10.29019/eidos.v0i5.88
  • Ferreria, R. A. (2017). ¿Neurociencia o neuromitos? Avanzando hacia una nueva disciplina. En J. Osorio y M. Gloël (Coords.) La didáctica como fundamento de la práctica profesional docentes. Tendencias, avances y enfoques (pp. 28-46). Universidad Católica de la Santísima Concepción.
  • Krätzig, G. P. y Arbuthnott, K. D. (2006). Perceptual learning style and learning proficiency: A test of the hypothesis. Journal of Educational Psychology, 98(1), 238-246. https://doi.org/10.1037/0022-0663.98.1.238
  • Pashler, H., McDaniel, M., Rohrer, D. y Bjork, R. (2008). Learning styles concepts and evidence. Psychological Science in the Public Interest, 9(3), 105-119. https://doi.org/10.1111/j.1539-6053.2009.01038.x
  • Rodríguez, R. (2018). Los modelos de aprendizaje de Kolb, Honey y Mumford: implicaciones para la educación en ciencias. Sophia14(1), 51-64. https://dx.doi.org/10.18634/sophiaj.14v.1i.698
  • Romero, L., Salinas, V. y Mortera, F. (2010). Estilos de aprendizaje basados en el modelo de Kolb en la educación virtual. Apertura, 2(1). https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=688/68820841007
  • Ruiz, M. H. (2020). ¿Cómo aprendemos? Una aproximación científica al aprendizaje y la enseñanza (1a edición). Editorial Graó.