El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) se caracteriza por pensamientos intrusivos recurrentes y comportamientos repetitivos que causan angustia y deterioro significativos. Estos pensamientos angustiosos, recurrentes e intrusivos, reciben el nombre de obsesiones; mientras, los comportamientos repetitivos que ocurren en respuesta a ellos y están dirigidos a reducir la angustia, son compulsiones. En este cuadro, la tendencia a la vergüenza puede ser un factor de riesgo en el desarrollo del trastorno. Es más, no solo se tiene que hacer frente a un problema de salud mental, sino que quienes lo presentan se culpan a sí mismos por experimentar obsesiones. ¿Por qué la vergüenza en el TOC se vuelve un factor de riesgo transdiagnóstico? ¿Cómo funciona en las obsesiones y compulsiones?
A propósito de un caso
L. S. siempre había sido una persona alegre y sociable. A sus 29 años, había construido una vida llena de actividades y relaciones significativas. Sin embargo, desde hacía tres años, su vida había tomado un giro inesperado. Todo comenzó con pensamientos intrusivos que la asustaban y llenaban de vergüenza.
Estos pensamientos eran de naturaleza sexual e involucraban a niños. L. S se horrorizaba con estas imágenes mentales que aparecían sin previo aviso. No entendía por qué estaba pensando en algo tan contrario a sus valores y naturaleza. Según indica, estos pensamientos comenzaron a invadir su vida cotidiana, haciéndola cuestionar su propia cordura.
Para intentar controlarlo, desarrolló una serie de compulsiones. Comenzó a evitar cualquier situación en la que pudiera estar cerca de niños, incluso evitando a sus propios sobrinos, a quienes adoraba. Dejó su trabajo como maestra de primaria porque el simple hecho de estar rodeada de niños le provocaba una ansiedad insoportable. Cada interacción con uno se convertía, según refiere, en una tortura mental.
Chequeos llenos de temor
Revisaba sus recuerdos una y otra vez, tratando de asegurarse de que nunca había hecho nada inapropiado. Lavarse las manos se convirtió en un ritual obsesivo, una forma de intentar limpiarse de esos pensamientos que la asediaban.
En cuanto a su vida social, temía que si alguien descubría la naturaleza de sus pensamientos, sería juzgada y rechazada. Así que se aisló, alejándose de amigos y familiares. Las actividades que antes disfrutaba ahora eran le producían ansiedad y dolor.
Con el tiempo, L. S. comenzó a experimentar síntomas de depresión. Se sentía culpable y los pensamientos intrusivos no solo afectaban su percepción de sí misma, sino también su capacidad para disfrutar la vida. Llegó a un punto en el que evitaba cualquier situación que pudiera desencadenar esos pensamientos, reduciendo su mundo a una serie de rutinas controladas y predecibles.
¿Por qué se siente vergüenza?
La vergüenza es una emoción dolorosa y consciente que suele manifestarse en situaciones en las que se perciben transgresiones o fracasos personales. También puede estar relacionada con la creencia de que uno tenga características que otros encuentren poco atractivas o indeseables.
Así, esta emoción implica dirigir la atención hacia uno mismo, realizar evaluaciones negativas del yo en general y experimentar un sentimiento de inferioridad e inutilidad, a menudo acompañado del deseo de evitar la atención o esconderse. Ahora, mientras que los sentimientos esporádicos de vergüenza pueden tener un propósito social y ser funcionales, cuando se experimenta con demasiada frecuencia y de manera generalizada, puede estar relacionada con una amplia gama de problemas (Szentágotai-Tătar et al., 2020).
El TOC en el punto de mira de la vergüenza
Hoy en día, existe un mayor reconocimiento del papel de otras emociones, además de los síntomas de ansiedad en el TOC. Con esto, si bien se han reportado respuestas como el disgusto o sentimientos de inquietud y agitación, la vergüenza encabeza la lista.
Dicha emoción en el TOC se ha asociado a un aumento de riesgo de suicidio y deterioro personal. Además de relacionarse con una peor autodivulgación de los síntomas e interrupción prematura de la terapia.
¿Algún tipo en particular?
Cuando el foco del TOC se centra en las inducciones de daño u obsesión sexual, la vergüenza y ansiedad es mayor. Pues quienes lo experimentan consideran que son más inmorales que otros tipos, como las inducciones de contaminación y simetría, por ejemplo. Con esto, las personas pueden participar en compulsiones para neutralizar la vergüenza, con obsesiones violentas, sexuales y blasfemas que inducen una mayor vergüenza basada en los síntomas que otros tipos de obsesión (Visvalingam et al., 2022).
Dos teorías para entenderlo
Los modelos cognitivos sugieren que las evaluaciones disfuncionales relacionadas con el significado de las obsesiones pueden dar lugar a un sesgo conocido como fusión pensamiento-acción. Este modelo se caracteriza por dos mecanismos principales: la probabilidad de la fusión y la fusión moral.
La primera implica una cierta certeza de que tener pensamientos inaceptables aumenta la posibilidad de que lo que uno teme suceda (por ejemplo, si he tenido la idea de que mi esposa podría enfermar, eso aumenta las probabilidades de que ocurra). La segunda, refiere a la preocupación de que tener un pensamiento tabú (por ejemplo, una obsesión pedófila) sea equivalente a haber actuado en consecuencia.
Teorías más recientes sugieren que las personas pueden experimentar sentimientos de confusión y alarma en relación con su identidad cuando tienen pensamientos inaceptables. Lo que puede llevar a la aparición de una especie de miedo a uno mismo y la posibilidad de actuar sobre las obsesiones angustiantes. Temor que puede intensificar el ciclo, resultando en sentimientos más profundos de vergüenza (Laving et al., 2023).
Un cerebro que media la vergüenza en el TOC
Un estudio puso a prueba esta emoción autoconsciente, junto con la culpa, en un grupo de participantes mediante tomografía de resonancia magnética funcional (functional magnetic resonance, MRI, en inglés). A los voluntarios, se les pidió que imaginaran escenarios neutrales que inducían vergüenza y culpa.
¿Qué obtuvieron? Los datos indicaron un aumento de la actividad en la condición de vergüenza en las áreas límbica, temporal y sublobar (hipólatálamo); y, en la condición de culpa, entre otras, en las áreas frontales, límbicas y temporales. Redes neuronales responsables del filtro de estímulos, la regulación de emociones y el control de impulsos y la memoria (Hennig-Fast et al., 2015).
Conclusión
Delinear el papel que desempeña la vergüenza en el TOC parece ser clave para mejorar los resultados del tratamiento. De hecho, una mayor comprensión de esto podría enriquecer la perspectiva cognitivo conductual en términos de entender la relación entre obsesiones y compulsiones. Al fin y al cabo, esto va ligado a la calidad de vida, componente importante que mide el impacto del TOC en un individuo. Y, sobra decir que los objetivos de calidad de vida deben incorporarse como una medida de resultados de las intervenciones terapéuticas.
Referencias bibliográficas
- Hennig-Fast, K., Michl, P., Müller, J., Niedermeier, N., Coates, U., Müller, N., Engel, R. R., Möller, H. J., Reiser, M. y Meindl, T. (2015). Obsessive-compulsive disorder–A question of conscience? An fMRI study of behavioural and neurofunctional correlates of shame and guilt. Journal of psychiatric research, 68, 354-362. https://doi.org/10.1016/j.jpsychires.2015.05.001
- Laving, M., Foroni, F., Ferrari, M., Turner, C. y Yap, K. (2023). The association between OCD and Shame: A systematic review and meta-analysis. The British journal of clinical psychology, 62(1), 28-52. https://doi.org/10.1111/bjc.12392
- Szentágotai-Tătar, A., Nechita, D. M. y Miu, A. C. (2020). Shame in Anxiety and Obsessive-Compulsive Disorders. Current psychiatry reports, 22(4), 16. https://doi.org/10.1007/s11920-020-1142-9
- Visvalingam, S., Crone, C., Street, S., Oar, E. L., Gilchrist, P. y Norberg, M. M. (2022). The causes and consequences of shame in obsessive-compulsive disorder. Behaviour research and therapy, 151, 104064. https://doi.org/10.1016/j.brat.2022.104064