Abusar de los animales representa un precursor potencial para otros aspectos que abarcan desde la violencia hasta comportamientos antisociales. Y, si bien en la mayor parte de casos es algo transitorio, puede desembocar, a lo largo de una trayectoria más severa, en agresión. El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, en inglés) incluye este tipo de acciones como criterio diagnóstico del trastorno de conducta. Cuadro que recoge un patrón de comportamiento repetitivo y persistente en el que se violan los derechos básicos de los demás o las principales normas propias de la edad. A pesar de estar presente en niños y adultos, nos centraremos en la etapa de la adolescencia. Periodo caracterizado por el desarrollo del control de emociones y comportamientos que pueden resultar en problemas de impulsividad y participación en conductas ilegales e intimidatorias. Veamos qué es el maltrato animal.

El mejor amigo del hombre y, a veces, el objetivo

Ford et al. (2020)

¿Qué es el maltrato animal?

A pesar de la infinidad de factores y actitudes, tanto sociales culturales o marcos legales, podría definirse como un tipo de comportamiento socialmente inaceptable que provoca dolor de forma intencionada, sufrimiento y angustia innecesarios o la muerte de un animal.

Con esto, hay que considerar que también existe el maltrato emocional, no solo el físico. Pues hay muchos caminos hacia la crueldad animal y diferentes formas de esta.

Algunos motivos

Entre los motivos para la crueldad animal se encuentra el controlar a un animal, tomar represalias contra este, satisfacer los prejuicios contra una especie o raza en particular, expresar agresión a través suya, potenciar la propia agresión, escandalizar a la gente por diversión, tomar represalias contra otra persona, desplazar la agresión o representar un sadismo no específico (Newberry, 2018).

Maltrato animal y adolescencia

Ahora, pensar en quien ha agredido a un animal con la característica inherente de crueldad pasa por alto otro tipo de factores.

Entre ellos, que el maltrato animal también es perpetrado por personas sin patología, influenciadas por su contexto situacional y estados afectivos temporales (p. ej., momentos de tensión).

O, junto a esto, las acciones de maltrato que se institucionalizan a través de actividades humanas.

Adolescencia y maltrato animal: ¿Cómo influye?

Sabemos que la adolescencia es un periodo de transición de la vida que marca el cambio de la niñez a la edad adulta. Aunque esta etapa no es necesariamente un periodo turbulento, se caracteriza por cambios comportamentales, mayor tendencia a asumir riesgos y búsqueda de sensaciones.

Una investigación que examinó la crueldad animal en una muestra de estudiantes universitarios, encontró que el 3% informó haber matado a una mascota, 14% a un animal callejero y el 30% de participar en actos que se llevaron a cabo para causar dolor a los animales (Newberry, 2018).

Un tipo de violencia por parte de los adolescentes que se ha asociado, entre otros, con el consumo ocasional o crónico de diversas sustancias adictivas, como el alcohol o la ludopatía. Relacionándose con una tendencia a actuar precipitadamente bajo emociones intensas (Doukas et al., 2018).

Este especie de impulsividad propia de los jóvenes, en el presente contexto, puede estar más relacionada con un tipo de crueldad animal “explosiva”.

Así como la búsqueda de sensaciones lo está con una motivación enfocada a la diversión bajo una percepción de control.

Por otro lado, se ha resaltado el papel que tienen los lugares educativos en las etapas importantes del desarrollo de la adolescencia. Especialmente, en la generación de vínculos.

Reportando que una inadecuada adaptación en estos centros, junto con un mal rendimiento y castigos (como la suspensión temporal de clases), puede, entre otros factores de socialización, favorecer la acumulación de tensión y sintomatología ansiosa depresiva.

Teoría sociopsicológica de Agnew

Sobre la base del trabajo del sociólogo Emile Durkheim, una de las teoría sobre la crueldad animal más conocidas es la desarrollada por Robert Agnew (1998).

En esta se planteó la hipótesis de cómo la combinación de cuatro factores individuales contribuyen al maltrato animal, entre ellos: (1) rasgos y comportamientos individuales (p. ej., edad, empatía y ubicación), (2) control social (p. ej., supervisión de los padres y vínculos con la escuela), (3) socialización (p. ej., creencias morales) y (4) tensión (p. ej., ansiedad).

En base a lo anterior, establece que aquellos aspectos que deberían proteger contra la crueldad animal son altos niveles de empatía, socialización efectiva a través de modelos de comportamiento prosocial, creencias morales y prosociales, bajos niveles de tensión, altos niveles de vínculos sociales con las familia y escuela, y altos niveles de supervisión (Mowen y Boman, 2020).

¿Qué predictores destacan para el maltrato animal?

Ha visto a su perro golpeado y asfixiado muchas, muchas veces. Él (refiriéndose a la pareja) lo ahogaba con la correa y sostenía en alto para que no pudiera respirar (Madre sobre su hija ante una exposición directa al maltrato animal) (McDonald et al., 2019).

Predictores ambientales: Entre los que destacan las formas de adversidad infantil tal como la exposición a la violencia, y la co-ocurrencia significativa con la violencia doméstica y maltrato o abuso infantil, incluido el abuso sexual. Fenómenos que inciden en la autoestima y autocontrol.

Los humanos somos una especie de ‘orden
superior’, por lo tanto, es nuestro derecho usar los animales para satisfacer necesidades.

Actitudes especistas: Promovidas, entre otros, por culturas que pueden tener actitudes hacia los animales que fomenten el maltrato.

Por ejemplo, aquellas en las que los animales domésticos no son considerados desde una perspectiva tan emocional o cuyas normas aprueban la violencia en general (Bègue, 2022).

Crucifiqué ranas y pájaros, también había inventado otra tortura para darles muerte. Era para atarlos a un árbol con tres clavos afilados a través del
vientre (…). A veces, llevaba a los niños conmigo para hacerlo
y otras lo hacía todo yo solo (Foucault, 2001).

Relaciones y entorno social: Aunque en la mayoría de las ocasiones el maltrato se efectúa en solitario, muchas veces, los adolescentes están motivados por el deseo de obtener beneficios sociales del comportamiento, como la popularidad en un grupo. De este modo, la crueldad animal puede ocurrir en algún evento social como una fiesta, por ejemplo.

Así mismo, hay que contar con que algunas personas tienen más ‘susceptibilidad’ a la influencia de los compañeros. Siendo interesantes aquellos estudios que han relacionado el maltrato animal con el bullying y cyberbulling (Plant et al., 2019).

Conclusión

Desde los estudios pioneros en la década de 1960, se ha documentado en infinidad de veces que presenciar violencia genera más probabilidad de ejercerla. Y, a esto no podía ser ajeno el maltrato animal.

Considerar la naturaleza multifacética de este fenómeno guiará a las intervenciones adecuadas, en caso de requerirse. Analizándolo no desde una visión simplista, sino sopesando que también influyen rasgos y comportamientos individuales, experiencias de socialización y mecanismos de control social.

Referencias bibliográficas

  • Bègue, L. (2022). Explaining Animal Abuse Among Adolescents: The Role of Speciesism. Journal of Interpersonal Violence37(7-8), NP5187-NP5207. https://doi.org/10.1177/0886260520959643
  • Doukas, D., Vassiliadou, M., Tontis, D. y Douzenis, A. (2018). Animal abuse and mental health. Archives of Hellenic Medicine, 35(4), 439-445. https://www.researchgate.net/publication/327076319_Animal_abuse_and_mental_health
  • Foucault, M. (2001). Yo, Pierre Riviére, habiendo matado a mi madre, mi hermana y mi hermano. Tusquets Editores.
  • McDonald, S. E., Collins, E. A., Maternick, A., Nicotera, N., Graham-Bermann, S., Ascione, F. R. y Williams, J. H. (2019). Intimate Partner Violence Survivors’ Reports of Their Children’s Exposure to Companion Animal Maltreatment: A Qualitative Study. Journal of Interpersonal Violence34(13), 2627-2652. https://doi.org/10.1177/0886260516689775
  • Mowen, T. J. y Boman IV, J. H. (2020). Animal Abuse among High-Risk Youth: A Test of Agnew’s Theory. Deviant Behavior41(6), 765-778. https://doi.org/10.1080/01639625.2019.1595373
  • Newberry, M. (2018). Associations between different motivations for animal cruelty, methods of animal cruelty and facets of impulsivity. Psychology Crime and Law, 24(1), 52-78. Doi:10.1080/1068316X.2017.1371305.
  • Plant, M., van Schaik, P., Gullone, E. y Flynn, C. (2019). ‘It’s a dog’s life’: Culture, empathy, gender, and domestic violence predict animal abuse in adolescents: Implications for societal health. Journal of Interpersonal Violence34(10), 2110-2137. https://doi-org.usal.idm.oclc.org/10.1177/0886260516659655