¿Se puede rehabilitar nuestro cerebro? La respuesta a esta pregunta parte de la premisa de la neuroplasticidad. El potencial que tiene el cerebro de modificarse y adaptarse en respuesta a la experiencia, sustancias químicas, hormonas o a lesiones. Esta capacidad del cerebro de reorganizarse, creando y fortaleciendo conexiones neuronales es la clave de la recuperación. Y es que, aunque el propio sistema es capaz de activar los sistemas neuroplásticos, estos tienen sus límites, por lo que es necesario estimular y modularlos. Para conseguirlo ha de realizarse una adecuada intervención terapéutica. Indaguemos brevemente en qué es la neurorrehabilitación y, sobre todo, por qué es conveniente personalizar el tratamiento.

La revolución de la tecnología en la neurorrehabilitación

Debido a la mejora de la medicina y el aumento de la esperanza de vida general, la prevalencia entre la población de trastornos neurológicos es cada vez más alta. Y, con esto, el aumento de problemas psicológicos (ansiedad, depresión y disfunción social) y su correlación con las capacidades funcionales (Gupta et al., 2008).

Entre algunas afectaciones se encuentra desde la enfermedad de Alzheimer, la presencia de daños cerebrales debido a un accidente cerebrovascular, un traumatismo craneoencefálico o tumor, hasta la esclerosis múltiple o la epilepsia, por ejemplo.

Cuando lo cognitivo falla

Neurorrehabilitación: Cuando personalizar es importante

Hay un factor común en todos los cuadros anteriores, la afectación cognitiva a largo plazo, que varía según el perfil y gravedad del déficit (Gillespie et al., 2012).

Este daño tiene un gran impacto en el funcionamiento diario de las personas, incluso más que el provocado por las limitaciones físicas, presentes en muchos casos.

Por este motivo, se hace necesaria una intervención adecuada en el campo, intentando dotar a quien lo padece de una calidad de vida digna.

Debido a ello, en los últimos años ha habido una gran concienciación y diversos avances en el área de la rehabilitación cognitiva, donde trabajan profesionales como neuropsicólogos, terapeutas ocupacionales o logopedas, entre otros. Además de contar con la colaboración de los individuos que formen parte del círculo familiar.

Uno de los progresos más relevantes se relaciona con la revolución en el campo de la tecnología y su aplicación a la neurorrehabilitación. Tanto a nivel de intervención con el paciente como monitorización del proceso.

Entre algunas de las estrategias de neurorrehabilitación no farmacológicas destacan los injertos celulares, robótica, realidad virtualbiofeedback, la estimulación magnética, el rayo láser focalizado y las corrientes directas, por ejemplo.

Premisas de las aplicaciones tecnológicas para una intervención adecuada en neurorrehabilitación

En este marco de las nuevas tecnologías han surgido numerosas aplicaciones. Sin embargo, hay que tener cautela al elegir y diferenciar las que realmente cumplen las premisas necesarias de cara a una intervención adecuada.

Así, es fundamental que esta se base en un modelo teórico robusto del funcionamiento cerebral. Además de permitir al profesional diseñar una intervención que cumpla los siguientes puntos:

  1. Ser un proceso adecuadamente planificado en el que se establezcan objetivos específicos a lograr con cada paciente a corto, medio y largo plazo. En esto, el propio consultante debe ser partícipe de algunas decisiones en la planificación de la intervención. Incorporando en este sus deseos y necesidades.
  2. Activo y dinámico, ajustándose a las necesidades del paciente según vaya evolucionando en las diferentes áreas (cognitiva, emocional, funcional y social).
  3. Individual y personalizada, gracias a la adaptación a las necesidades, intereses y situación de cada persona (Knippenberg et al., 2021). 

¿Formas de conseguirlo?

  1. Desarrollar tareas con valor ecológico y generalizables. De manera que se obtenga una transferencia del aprendizaje a su contexto personal. Para ello, han de trabajarse situaciones reales. Sobre todo, aquellas que la persona debe afrontar en su día a día para que la adquisición de habilidades le sirva en la vida real.
  2. Plantear una organización jerarquizada, pues deben intervenirse todas las áreas afectadas. Empezando por los aspectos inespecíficos hasta llegar a los específicos. 
  3. Adaptar el nivel de dificultad de manera progresiva. Comenzando por tareas que exijan demandas mínimas y, paulatinamente, progresando a niveles de mayor dificultad (siempre hasta donde el paciente pueda tolerar).

¿Qué sería lo idóneo en la neurorrehabilitación?

  • Ser motivadora y presentar refuerzos adaptados durante todo el proceso. Es fundamental que el paciente sea consciente de cuándo lo está haciendo bien y cuándo no, así como en qué falla. Además, es clave que entienda por qué se realiza cada tarea, pudiendo ser conveniente utilizar ejemplos de su día a día. Para ello, la terapia orientada a tareas y la capacitación centrada en el cliente pueden ser útiles.
  • Realizar registros sistemáticos que permitan valorar cómo evoluciona en el desarrollo del proceso rehabilitador. Y es que, esto permite conocer si los métodos que se emplean conducen al resultado esperado o si, por el contrario, es preciso cambiarlos o sustituirlos. 
  • Llevar a cabo una evaluación final de la eficacia de la rehabilitación que, comparada con la realizada antes de esta, informe de si realmente se han cumplido los objetivos estipulados. 

La importancia de la personalización en neurorrehabilitación

Centrémonos en la importancia de la personalización. Un aspecto que permite que la intervención se ajuste a las necesidades, intereses y situación de cada persona. Y es que, esto se vuelve necesario para motivar al consultante y alcanzar metas útiles en cada situación (valor ecológico).

¿Qué tipo de personalización debe tener una plataforma profesional adecuada de neurorrehabilitación?

  • Por un lado, han de poder personalizarse las características generales de la actividad (tiempo máximo, instrucciones, aviso por inactividad en caso de que el paciente tenga problemas atencionales y errores permitidos, entre otros). 
  • Por otro, el profesional debe tener la opción de elegir los parámetros concretos del juego. De esta forma, podrá adaptar el nivel de una manera precisa (mismamente, en una tarea de memorización de objetos se podría elegir el número de elementos que van a aparecer y cuánto es el tiempo para memorizarlos).
  • Junto a lo anterior, los contenidos tienen que estar encaminados a generar una actividad motivadora y significativa (por ejemplo, en una sopa de letras se podrían elegir las palabras a buscar o en una actividad de cognición social incluir situaciones relevantes de su vida diaria).
  • Por último, en los casos que se considere pertinente, se puede personalizar la adaptabilidad a la hora de interactuar con el juego (véase, si el paciente tiene una pantalla táctil, probablemente lo más intuitivo sea arrastrar los elementos. Sin embargo, en caso de tener problemas de movilidad o uso del ratón, el profesional puede elegir que el movimiento de elementos se realice mediante simples pulsaciones). 

Conclusión

La adecuada elección de todas estas posibilidades ha demostrado mejores resultados en los pacientes y mayor adherencia a la intervención. 

No cabe duda, una correcta neurorrehabilitación implica trabajar para determinar minuciosamente los tratamientos en términos de su impacto individual y de la intervención en su conjunto.

Así pues, la neurorrehabilitación además de ser holística también ha de ser individualizada, inclusiva, participativa y favorecer independencia.

Con esto, un programa de neurorrehabilitación deberá contemplar, además de los principios expuestos, la rehabilitación individual, familiar, social y comunitaria. Adaptándose, por ende, al caso de cada persona.

Referencias bibliográficas

  • Gillespie, A., Best, C. y O’Neill, B. (2012). Cognitive function and assistive technology for cognition: a systematic review. Journal of the International Neuropsychological Society: JINS, 18(1), 1-19. Doi: 10.1017/ S1355617711001548. 
  • Gupta, A., Deepika, S., Taly, A. B., Srivastava, A., Surender, V. y Thyloth, M. (2008). Quality of life and psychological problems in patients undergoing neurological rehabilitation. Annals of Indian Academy of Neurology11(4), 225–230. https://doi.org/10.4103/0972-2327.44557
  • Knippenberg, E., Timmermans, A., Coolen, J., Neven, K., Hallet, P., Lemmens, J. y Spooren, A. (2021). Efficacy of a technology-based client-centred training system in neurological rehabilitation: a randomised controlled trial. Journal of neuroengineering and rehabilitation18(1), 184. https://doi.org/10.1186/s12984-021-00977-2
  • Kueider, A. M., Parisi, J. M., Gross, A. L. y Rebok, G. W. (2012). Computerized Cognitive Training with Older Adults: A Systematic Review. PLoS ONE, 7(7). Doi: 10.1371/journal.pone.0040588.
  • Leon-Sarmiento, F. E., Bayona, E. y Bayona-Prieto, J. (2009). Neurorehabilitation: An other revolution of XXIst century. Acta médica colombiana, 34(2), 88-92. https://www.researchgate.net/publication/262449236_Neurorehabilitation_An_other_revolution_of_XXIst_century
  • Stahmer, A. C., Schreibman, L. y Cunningham, A. B. (2011). Toward a technology of treatment individualization for young children with autism spectrum disorders. Brain research, 1380, 229-239. Doi: 10.1016/j.brainres.2010.09.043.