La era digital ha presentado avances vertiginosos que han dificultado la adaptación de la humanidad, de manera eficaz, a los cambios introducidos en el mundo tecnológico. Tanto es así, que la literatura registra un gigantesco aumento en el uso disfuncional del teléfono móvil y su relación con afectaciones a nivel mental. Sin embargo, cabe preguntarse, ¿qué tipo de afectaciones son consecuencia de su uso desmedido? Una de ellas se conoce como nomofobia, veamos de qué trata.

Un caso antes

M. L., mujer de 30 años, acude a consulta psicológica debido a una creciente ansiedad y malestar que experimenta cuando se encuentra separada de su teléfono móvil. Durante la evaluación inicial, relata que desde hace varios meses ha experimentado un miedo intenso a salir de casa sin el aparato o quedarse sin batería. Este temor reporta que ha ido en aumento.

nomofobia

Describe que su teléfono se ha convertido en una fuente de seguridad y confort para ella. Se siente ansiosa e incómoda cuando no está cerca de su teléfono. Esta ansiedad la lleva a evitar situaciones en las que no pueda tener acceso constante al dispositivo. Por ejemplo, evita salir a caminar o hacer ejercicio al aire libre, ya que teme quedarse sin conexión o no poder llamar en caso de emergencia.

Además, M. L. relata que su dependencia ha afectado a sus relaciones personales y desempeño laboral. Se siente constantemente distraída por las notificaciones y mensajes que recibe, lo que dificulta su concentración y rendimiento en el trabajo. Consecuentemente, ha notado que pasa menos tiempo de calidad con su familia y amigos. Pues prefiere interactuar a través de las redes sociales y aplicaciones de mensajería.

¿A qué hace referencia el término nomofobia

Iniciemos con la etimología del término en cuestión: Nomophobiano (negar), mo (móvil), phobia (angustia incontrolable a algo). Este primer acercamiento al concepto significa miedo o angustia incontrolable a estar sin el teléfono móvil. Cabe resaltar, que el término fue empleado por primera vez en terreno anglosajón (Reino Unido), y sienta sus bases en investigaciones precedentes que guardan una relación directa con la influencia del teléfono móvil en las conductas de los individuos.

Afectaciones a nivel mental como consecuencia de la nomofobia

Si la nomofobia se encuentra estrechamente relacionada con el uso del teléfono móvil al generar una emoción de miedo al no tenerlo, se habla entonces de un estado de dependencia. El cual, a su vez, es probable que desencadene trastornos emocionales como la ansiedad.

Y es que, ya existen investigaciones que afirman que el tiempo dedicado a los aparatos tecnológicos predice trastornos emocionales, no solo orientados a la respuesta de ansiedad, sino también a la depresión y afectación en la conciliación del sueño. Sobra decir que esto, en el caso de los niños y adolescentes, puede influir negativamente en el rendimiento escolar (Giedd, 2020).

Con esto, podría hablarse entonces de una conducta adictiva frente a los artefactos tecnológicos. Ahora, si bien no se ha considerado la utilización del concepto de adicción para hacer referencia al uso excesivo de las pantallas digitales, no puede obviarse que Internet genera ciertas conductas en los internautas con una connotación adictiva. Tal es el caso de los videojuegos en línea y la necesidad de permanecer en las redes sociales, incrementando la posibilidad de desarrollar el cuadro fóbico (Salmerón, 2023).

La más afectada: ¿La población infantil o adolescente?

Si bien la población infantil se está viendo influenciada a causa de la era tecnológica, son los adolescentes quienes reciben el pseudónimo de generación digital, generación @ o nativos digitales debido a que se observa una mayor presencia de los mismos a través de redes sociales como WhatsApp, Facebook, TikTok, entre otras. Aumentando, cada vez más, su deseo de permanecer en ellas.

Además, según algunos datos estadísticos arrojados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), solo en España, más del 90% de los adolescentes ya posee un teléfono móvil. Y, con aquellos que tienen acceso a Internet, se acumula más del 96% de la población de este grupo etario. Porcentajes que reflejan cómo la población juvenil presenta una fuerte inclinación hacia la construcción de relaciones interpersonales a través de pantallas virtuales en lugar de cara a cara, facilitando su constante permanencia en estas (Ardila et al., 2023).

La familia y su implicación en la conducta adictiva

Se resalta la responsabilidad de los padres de familia en la manipulación de artefactos tecnológicos por parte de los adolescentes. Y es que, se ha reportado que los jóvenes que más tiempo dedican a navegar y explorar a través de Internet, son aquellos que provienen de un núcleo de familia que presenta mayor consumo de contenido virtual, lo que constituye un factor de riesgo.

Dicho de esta manera, cabe destacar la importancia de ejercer un buen control parental desde edades tempranas debido a la alta probabilidad de consumo de contenido virtual en la niñez. Y, en consecuencia, tal supervisión puede convertirse en un factor protector al implementar límites a través del establecimiento de un horario de uso, por ejemplo (Malo-Cerrato et al., 2018). En suma, las propuestas de abordaje de la nomofobia se encuentran en aumento, buscando propiciar un espacio seguro para explorar malestares y promover el bienestar emocional.

¿Y las instituciones educativas?

Si bien el núcleo familiar se alza como pilar fundamental para el desarrollo integral de un individuo, las instituciones educativas juegan un papel importante en la consecución de dicho objetivo. Pues, al fin y al cabo, son consideradas como el segundo hogar que permite perfeccionar las habilidades y capacidades adquiridas dentro del núcleo familiar.

Ahora bien, ¿qué tan involucradas están dichas instituciones en esta avalancha tecnológica? Se sabe que la pandemia del COVID-19 permitió no solo ampliar la discusión en temas de salud mental, sino también explorar nuevas formas de comunicación instantánea que facilitaron la impartición de clases virtuales a través de distintos medios digitales. Es decir, los centros educativos se ajustaron a la nueva forma de enseñanza que sigue siendo promovida en la actualidad.

No obstante, pese a que se pretende hacer de la educación un proceso más actualizado con base en la implementación de nuevas tecnologías de la información que permita a los estudiantes ser más críticos, innovadores e independientes, la mayoría de los educadores no logran responder a las exigencias que requieren de conocimientos sólidos en el uso adecuado de herramientas digitales y redes sociales. Lo que abre la puerta a la exploración y desarrollo de problemáticas serias como nomofobia por parte de los educandos.

Conclusión

Abordar el concepto de nomofobia, conlleva necesariamente incluir la implementación de las nuevas tecnologías y su gran influencia en la cotidianidad. Especialmente, en la población adolescente. Con base a ello, la elaboración de estrategias de intervención que permitan mitigar el fenómeno, o, por lo menos reducir su crecimiento, solo puede conseguirse con una exhaustiva exploración del mismo y el aporte que se pueda realizar desde diversas instituciones.

Referencias bibliográficas

  • Álvarez, M. y Moral, M. (2020). Phubbing, uso problemático de teléfonos móviles y redes sociales en adolescentes y déficits en autocontrol. Health and Addictions, 20(1), 113-125. https://doi.org/10.21134/haaj.v20i1.487
  • Aradas, A. (17 de febrero de 2012). Usted podría ser nomofóbico. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias/2012/02/120217_tecnologia_nomofobia_aa
  • Ardila Apolinar, L. M., Castaño García, M. C. y Sanclemente Roldan, L. M. (2023). La Nomofobia como enemigo silencioso en la adolescencia [Tesis de pregrado, Universidad Cooperativa de Colombia]. Repositorio Institucional Universidad Cooperativa de Colombia. https://repository.ucc.edu.co/handle/20.500.12494/54235
  • Giedd, J. (2020). Adolescent brain and the natural allure of digital media. Dialogues in clinical neurosciences, 22(2), 127-133. https://doi.org/10.31887/DCNS.2020.22.2/jgiedd
  • Giraldo Caro, P., Delgado Montoya, D. y Muñoz, Muñoz, C. (2023). Nuevas tecnologías y su incidencia en la salud mental de los adolescentes. Socialium, 7(1), 1-14. 
  • Malo-Cerrato, S., Martín-Perpiñá, M. y Viñas-Poch, F. (2018). Uso excesivo de redes sociales: Perfil psicosocial de adolescentes españoles. Revista Científica de Comunicación y Educación, 56(3), 1-12. https://doi.org/10.3916/C56-2018-10Copiar cita
  • Salmerón Ruíz, M. (2023). Adicción a pantallas. Actualización en pediatría, 325-332.