En la actualidad, las nueces toman cada vez más relevancia en las comidas. Ya sea ingeridas en crudo, solas o acompañadas de otros alimentos, su sabor amargo, en ocasiones, o dulce ha sido degustado por la mayoría de personas que están leyendo esta nota en algún momento. Más allá de ello, son muchos los beneficios de una dieta enriquecida con estos frutos secos. Y es que, quizás esta forma tan característica que tiene la nuez, similar al cerebro, no sea mera casualidad. Veamos un poco más acerca de lo que dice la neurociencia nutricional, disciplina que realiza contribuciones significativas en la comprensión de la relación entre la nutrición y las funciones cognitivas en cómo influyen las nueces en el cerebro.

Vinculo entre las nueces y el cerebro: Más que un fruto seco

Algunos de los nutrientes que tienen la nueces tienen una función importante en la composicion del cerebro. Por ejemplo, los polifenoles mejoran la señalización interneuronal y aumentan la neurogénesis. Es por esto que podemos afirmar que las nueces afectan positivamente a los sistemas neuronales. Asimismo, este alimento contiene compuestos potencialmente neuroprotectores como vitamina E, folato, melatonina, polifenoles antioxidantes y cantidades significativas de ácido graso omega-3 alfa-linolénico. Junto con el aporte de proteína, fibra, fósforo y magnesio. Por si fuera poco, estos compuestos mencionados no solo se encuentran en la semilla, sino que incluso la cubierta verde más externa del fruto posee polifenólicos y alcaloides con propiedades farmacológicas (Sharma et al., 2021).

frutos secos

Ademas, como consecuencia de los efectos aditivos o sinérgicos de sus componentes, se deduce que ayuda en la protección contra el estrés oxidativo y la inflamación en algunas enfermedades. Factores atribuidos a la muerte de las neuronas.

De hecho, se ha asociado a las nueces una propiedad antiamiloidegénica. Recordemos que la proteína beta amiloide (Aβ) es el principal componente de las placas amiloides en el cerebro de las personas con alzhéimer. Así, el extracto de nuez puede proteger contra el estrés oxidativo inducido por Aβ y la muerte celular. Indaguemos en esto (Chauhan y Chauhan, 2020).

Implicación en el envejecimiento y enfermedades neurodegenerativas

Como dijimos anteriormente, la composición de ácidos grasos de las nueces atenúa potencialmente la neuroinflamación relacionada con la edad del cerebro, factor que tiende a aumentar durante el proceso de envejecimiento. Esselun et al. (2021) se propusieron observar cómo influía una dieta enriquecida con nueces en la cognición de ratones. Resulta de vital importancia aclarar que, cuando hablamos de cognición, hacemos alusión a procesos mentales como la percepción, reconocimiento, razonamiento, deducción e intuición. Y, de manera amplia por conceptos agregados a la inteligencia, memoria o afecto (Pribis et al., 2012).

Veamos un experimento: Relación entre actividad física, nueces y el cerebro

Utilizaron para ello tres grupos de ratones. Un grupo recibió una dieta de control (sin las nueces) y el par restante una dieta idéntica que contenía un 6% de estos frutos secos durante 6 meses.

En uno de los últimos grupos, además, alojaron a los animales en jaulas más grandes con ruedas para correr, casas y otros objetos que fomentaban la actividad física.

¿Qué encontraron? Se reportó que estos frutos secos cambiaban el perfil de oxilipina en el hígado y cerebro, lo que podría tener efectos beneficiosos para un envejecimiento saludable. Asimismo, la actividad física en el grupo que dispuso de un contexto más preparado para ello, fue beneficiosa para la función motora y cognitiva. Lo que, a su vez, atenúa el deterioro cognitivo.

Nueces y cerebro: ¿Cómo afectan a la cognición?

Con bajo nivel de confianza, una reciente revisión sistemática metaanálisis, sugiere que la ingesta de nueces puede tener un efecto beneficioso sobre los resultados asociados con la cognición, incluida la función cognitiva y accidente cerebrovascular (factor de riesgo para las enfermedades neurodegenerativas y el deterioro cognitivo) (Cahoon et al., 2021).

En cuanto a lo anterior, aunque los resultados han de interpretarse con precaución, un estudio que indagó la influencia entre la cognición, el estado de ánimo, las nueces y el cerebro, dio con que, al parecer, las nueces pueden tener la capacidad de aumentar el razonamiento inferencial. Es decir, la capacidad de pensar críticamente (Pribis et al., 2012). Una mejora que se produjo tras 8 semanas de suplementación con nueces (60 gramos) en estudiantes universitarios.

Nueces y cerebro: Efectos cognitivos

¿Y al estado de ánimo?

Por otro lado, no hay que pasar por alto que las nueces contienen ácidos grasos omega-3. Estos modulan muchos de los mecanismos de transducción de señales a nivel sináptico e influyen en las vías con diferentes neurotransmisores como la serotonina, dopamina o acetilcolina.

Los ácidos grasos omega-3 se han encontrado en niveles reducidos en plasma y membranas celulares en personas con estado de ánimo deprimido (Poulose et al., 2014). Concretamente, el ácido alfa-linolénico (ALA) puede influir en áreas del cerebro asociadas con las experiencias afectivas. Y, a su vez, estos son los precursores del ácido docosahexaenoico (DHA), que modula la concentración de serotonina y dopamina.

Conclusión

Estos frutos secos poseen mecanismos potenciales de efectos neuroprotectores para reducir el riesgo de deterioro cognitivo leve y demencia. Así pues, existen mecanismos biológicos plausibles por los que la incorporación de nueces en una dieta regular puede favorecer la salud cognitiva.

Sin embargo, aunque muchos de sus componentes son claramente beneficiosos para el organismo, los estudios realizados en seres humanos aún no se consideran suficientes para llegar a conclusiones firmes con respecto al efecto que produce la ingesta de nueces en el cerebro. Y es que, muchos corren el riesgo de que sus resultados estén contaminados por el sesgo de recuerdo ante evaluaciones dietéticas autoinformadas en población con deterioro, por ejemplo.

Referencias bibliográficas

  • Cahoon, D., Shertukde, S. P., Avendano, E. E., Tanprasertsuk, J., Scott, T. M., Johnson, E. J., Chung, M. y Nirmala, N. (2021). Walnut intake, cognitive outcomes and risk factors: A systematic review and meta-analysis. Annals of Medicine53(1), 972-998. https://doi.org/10.1080/07853890.2021.1925955
  • Chauhan, A. y Chauhan, V. (2020). Beneficial Effects of Walnuts on Cognition and Brain Health. Nutrients12(2), 550. https://doi.org/10.3390/nu12020550
  • Esselun, C., Dilberger, B., Silaidos, C. V., Koch, E., Schebb, N. H. y Eckert, G. P. (2021). A Walnut Diet in Combination with Enriched Environment Improves Cognitive Function and Affects Lipid Metabolites in Brain and Liver of Aged NMRI Mice. NeuroMolecular Medicine23(1), 140-160. https://doi.org/10.1007/s12017-020-08639-7
  • Pribis, P., Bailey, R. N., Russell, A. A., Kilsby, M. A., Hernandez, M., Craig, W. J., Grajales, T., Shavlik, D. J. y Sabatè, J. (2012). Effects of walnut consumption on cognitive performance in young adults. British Journal of Nutrition107(9), 1393-1401. https://doi.org/10.1017/S0007114511004302
  • Poulose, S. M., Miller, M. G. y Shukitt-Hale, B. (2014). Role of Walnuts in Maintaining Brain Health with Age. The Journal of Nutrition144(4), 561S-566S. https://doi.org/10.3945/jn.113.184838
  • Sharma, P., Verma, P. K., Sood, S., Pankaj, N. K., Agarwal, S. y Raina, R. (2021). Neuroprotective potential of hydroethanolic hull extract of Juglans regia L. on isoprenaline induced oxidative damage in brain of Wistar rats. Toxicology reports8, 223-229. https://doi.org/10.1016/j.toxrep.2021.01.006