La teoría de la mente se refiere a la capacidad de reconocer y comprender los estados mentales propios y ajenos. Lo cual es fundamental para las interacciones sociales y la comunicación efectiva. Su adecuada adquisición es crucial para el funcionamiento social y emocional a lo largo de la vida. De esta manera, en niños con Trastorno por Déficit de Atención/Hiperactividad (TDAH), se ha planteado la hipótesis de que pueden existir alteraciones en dicha habilidad. Indaguemos más en la relación de la teoría de la mente y el TDAH.

La relación entre TDAH y teoría de la mente

Esta habilidad se desarrolla generalmente entre los 4 y 6 años, siendo relevante para el funcionamiento a lo largo de la vida. En niños con TDAH, se ha observado que existen alteraciones en la teoría de la mente. Lo que podría contribuir a sus dificultades en las relaciones interpersonales y la autorregulación emocional (Geurts et al., 2020).

¿Qué se sabe de las neuronas espejo en el TDAH?

Un elemento clave en el desarrollo de la teoría de la mente es el sistema de neuronas espejo. Un conjunto de células nerviosas que se activan tanto cuando una persona realiza una acción como cuando observa a otro realizarla.

Estas neuronas están implicadas en procesos como la imitación y la empatía, ambos fundamentales para entender y predecir los estados mentales ajenos. En este sentido, investigaciones recientes han sugerido que el funcionamiento atípico de las neuronas espejo podría estar relacionado con las dificultades en la teoría de la mente observadas en niños con TDAH. 

Definamos el TDAH

El TDAH se caracteriza por síntomas de inatención, hiperactividad e impulsividad, impactando significativamente el desarrollo social y emocional de los niños. Estudios recientes han explorado cómo las dificultades en la teoría de la mente agravan estas características. Por ejemplo, se ha encontrado que los déficits en la teoría de la mente están relacionados con el malestar emocional y las dificultades sociales en niños con TDAH (Sjöwall y Thorell, 2019).

Un nexo más fuerte de lo que se cree

Además, se ha demostrado que las habilidades de la teoría de la mente y las funciones ejecutivas están interrelacionadas. Lo anterior, significa que las dificultades en una pueden afectar a la otra. Así, pequeños con TDAH que presentan déficits en funciones ejecutivas también tienden a mostrar un rendimiento inferior en tareas de la teoría de la mente. Indicando que las habilidades cognitivas no se desarrollan de manera aislada (Vetter y Altgassen, 2019).

Nuevas perspectivas en la evaluación de la teoría de la mente

Tradicionalmente, la evaluación de la teoría de la mente se ha centrado en tareas que miden la comprensión de creencias falsas y la capacidad de inferir intenciones ajenas. Sin embargo, investigaciones recientes destacan que es un constructo más complejo que también incluye la regulación emocional y el entendimiento de contextos sociales. Por tanto, puede medirse de manera más efectiva al incluir elementos que evalúan la empatía y la capacidad de adaptación social (Becker y Fite, 2016).

Intervenciones terapéuticas

teoría de la mente

Un estudio reciente evaluó la eficacia de un programa de intervención centrado en la teoría de la mente que incorporó técnicas de entrenamiento de habilidades sociales y autorregulación emocional. Los resultados indicaron que los niños que participaron en el programa mostraron mejoras significativas en su capacidad para entender y predecir las emociones de los demás. Así como en su comportamiento social (Mikami y Normand, 2015).

Atención a los microcontextos sociales en el TDAH

Actividades prácticas y lúdicas facilitan la interacción social, promoviendo el desarrollo de la teoría de la mente. Consecuentemente, es esencial crear programas terapéuticos que no solo se enfoquen en los déficits cognitivos, sino que también aborden las habilidades interpersonales y emocionales. Es decir, interacciones breves, pero significativas, que ocurren en ambientes cotidianos como el recreo escolar, el hogar o incluso durante el juego espontáneo con otros niños.

Por ejemplo, en un ejercicio práctico, un niño con TDAH podría participar en un juego grupal donde deba adivinar qué compañero está escondiendo un objeto basándose en las pistas sociales (miradas, gestos, expresiones faciales). Este tipo de actividad no solo fomenta la comprensión de estados mentales ajenos, sino que también ofrece oportunidades para recibir retroalimentación inmediata y aprender de las consecuencias sociales de sus propias elecciones.

Ojo, es importante tener en cuenta que no todas las dificultades en la teoría de la mente de los niños con TDAH son estáticas. La intensidad y manifestación de estas dificultades varían significativamente dependiendo del nivel de estrés, la fatiga o estructura del entorno en el que se encuentren. 

Incluir al contexto familiar y social siempre será importante

No debemos olvidar, por esto, que los entornos enriquecidos, donde se fomenta la comunicación y la interacción social, pueden mejorar las habilidades de la teoría de la mente. Se ha demostrado que los niños con TDAH que crecen en entornos con altos niveles de apoyo emocional y comunicación efectiva tienden a tener mejores habilidades de la teoría de la mente en comparación con aquellos en contextos menos favorables (Sjöwall y Thorell, 2019).

Teoría de la mente

Se abre un debate…

Este enfoque plantea un debate sobre la redefinición de la normalidad en la interacción social. Si aceptamos que la teoría de la mente es un proceso moldeado por múltiples influencias, entonces diferentes formas de procesar la información social pueden ser igualmente válidas.

En lugar de medir la competencia social únicamente a través de la capacidad de entender y anticipar las intenciones ajenas según un modelo normativo, podría considerarse una gama más amplia de respuestas y comportamientos como parte del espectro natural de la interacción humana. Desde esta perspectiva, los niños con TDAH, al igual que aquellos en otros contextos neurodiversos, desarrollan sus propias maneras de interpretar y reaccionar ante situaciones sociales, que, aunque diferentes, pueden ser funcionales y efectivas en sus propios entornos.

Conclusión

Más allá de la intervención directa en habilidades cognitivas o emocionales, comprender el impacto de la teoría de la mente en niños con TDAH nos invita a reconsiderar el concepto mismo de competencia social. Quizás, el verdadero reto no sea solo mejorar estas habilidades según parámetros normativos, sino abrazar la posibilidad de que las diferencias en la forma de interpretar y reaccionar socialmente puedan enriquecer las dinámicas humanas en lugar de limitarlas.

Si cada interacción está impregnada por las particularidades de quien la vive, ¿no deberíamos también adaptar nuestra mirada terapéutica para celebrar esas diferencias como parte de una narrativa más amplia de diversidad y neuroplasticidad? Tal vez el verdadero éxito no sea que estos niños aprendan a adaptarse al mundo, sino que el mundo aprenda a adaptarse a ellos.

Referencias bibliográficas

  • Becker, S. P. y Fite, P. J. (2016). Social problems in adolescents with ADHD: Associations with social status and peer functioning. Journal of Attention Disorders, 20(3), 1-10.
  • Geurts, H. M., Broeders, M. y Nieuwland, M. S. (2020). Thinking outside the executive functions box: Theory of mind in autism and attention deficit/hyperactivity disorder. European Journal of Developmental Psychology, 17(1), 1-17.
  • Mikami, A. Y. y Normand, S. (2015). The importance of friendship for youth with attention-deficit/hyperactivity disorder. Clinical Child and Family Psychology Review, 18.
  • Sjöwall, D. y Thorell, L. B. (2019). Functional impairments in attention deficit hyperactivity disorder: The mediating role of neuropsychological functioning. Developmental Neuropsychology, 44(2), 1-15.
  • Vetter, N. C. y Altgassen, M. (2019). Theory of mind in children with ADHD: Evidence from a new experimental paradigm. Frontiers in Psychology, 10, 1-10.