La forma en que interpretamos los eventos cotidianos influye profundamente en nuestras emociones y conductas. Muchas veces, los pensamientos negativos generan estados emocionales desadaptativos que afectan el bienestar psicológico. En consiguiente, la reestructuración cognitiva se presenta como una técnica esencial de la terapia cognitivo conductual (TCC), para abordar esta problemática. La misma busca desafiar y modificar estos pensamientos negativos. Entonces, ¿qué es y cómo funciona exactamente la reestructuración cognitiva? ¿Cuáles son sus principales aplicaciones?
En primer lugar: ¿Qué es la reestructuración cognitiva?
La reestructuración cognitiva es un procedimiento terapéutico diseñado para identificar y modificar patrones de pensamiento negativos y poco realistas. Basada en la teoría cognitiva de Aaron Beck, postula que las creencias negativas sobre uno mismo, el mundo y el futuro subyacen a diversos trastornos psicológicos. Además, se relaciona con el modelo ABC de Albert Ellis, que establece la conexión entre eventos activadores, creencias y consecuencias emocionales.
Así, el proceso en cuestión, implica desafiar pensamientos, reevaluar su validez y sustituirlos por ideas más adaptativas y realistas. Lo anterior ayuda a interrumpir el ciclo de ideas negativas que perpetúan el malestar emocional y las respuestas conductuales desadaptativas. Además, promueve el desarrollo de un pensamiento más objetivo, proporcionando herramientas efectivas para afrontar las adversidades de manera constructiva (Ellis y Grieger, 1990).
Principales objetivos terapéuticos
En concreto, la reestructuración cognitiva tiene como fin modificar algunos aspectos cognitivos y emocionales, como reducir la frecuencia e intensidad de pensamientos negativos, mejorar la gestión de emociones y aumentar la autoestima del consultante. Asimismo, busca fortalecer la capacidad para interpretar las situaciones desde una perspectiva más equilibrada, con el fin de facilitar un afrontamiento efectivo ante los desafíos diarios (Marasigan, 2019).
La técnica en cuestión también fomenta una mayor autoconciencia, permitiendo que las personas identifiquen patrones de pensamiento. Adicionalmente, la reestructuración cognitiva tiene como meta disminuir la influencia de distorsiones cognitivas, como, por ejemplo, la sobregeneralización, personalización y el pensamiento polarizado. De esta manera, se alivia el malestar emocional producido por los errores de pensamiento que llevan a conclusiones poco realistas y negativas, lo que, a su vez, favorece una toma de decisiones más efectiva.
¿Cómo se usa la reestructuración cognitiva en terapia?
La aplicación de la reestructuración cognitiva sigue un enfoque definido y estructurado que incluye tres pasos fundamentales:
- Identificación de pensamientos automáticos: El terapeuta ayuda al consultante a reconocer pensamientos espontáneos y negativos que le generan malestar emocional.
- Cuestionamiento socrático: Mediante preguntas guiadas, se desafía la validez de dichos pensamientos, contrastándolos con la evidencia.
- Reformulación de creencias: Se trabaja para sustituir los pensamientos desadaptativos por alternativas más equilibradas.
La manera en la que se estructura la técnica, permite que la persona comprenda cómo sus creencias afectan sus emociones y comportamientos, promoviendo cambios sostenibles y positivos en su vida diaria. Además, el enfoque fomenta la colaboración activa entre el paciente y terapeuta, estableciendo un ambiente de aprendizaje mutuo.
Algunas técnicas de reestructuración cognitiva
En primer lugar, se encuentra el registro de pensamientos. Como se mencionó anteriormente, es una técnica central en la TCC, donde la persona anota situaciones estresantes, pensamientos asociados y las emociones resultantes. Este ejercicio facilita la toma de conciencia sobre cómo los pensamientos influyen en el estado emocional, y cuáles son las situaciones que los disparan. A través de dicha herramienta, se fomenta una mayor reflexión y claridad en la identificación de patrones repetitivos que generan malestar (Beck, 1979).
El registro también permite al terapeuta y al consultante analizar juntos los pensamientos en busca de distorsiones cognitivas. Así, se proporciona una base para trabajar en ellas de manera sistemática.
Cuestionamiento de creencias
Otra técnica cognitivo conductual fundamental en este punto, es el cuestionamiento socrático. La antedicha estrategia permite examinar las creencias irracionales de una persona mediante preguntas como: ¿Qué evidencia respalda esta idea? o ¿Hay una interpretación alternativa?
Tal método fomenta un pensamiento crítico que reduce la rigidez cognitiva. Además, enseña a evaluar los pensamientos desde una perspectiva más objetiva, promoviendo un cambio gradual pero significativo en su interpretación de las experiencias cotidianas. Así, se potencia el desarrollo de habilidades para cuestionar las propias creencias de manera independiente, fortaleciendo la capacidad de autorregulación emocional (Ellis y Grieger, 1990).
¿Contempla estrategias conductuales?
La técnica conocida como ensayo conductual, implica realizar experimentos conductuales para verificar la validez de un pensamiento o creencia. Así, si una persona cree que fracasará en una presentación, se le anima a ensayar en un entorno controlado para desafiar esa idea.
En consiguiente, la práctica fortalece la confianza en las capacidades, desmantelando las creencias limitantes de forma progresiva. El ensayo conductual también ayuda a consolidar los aprendizajes adquiridos durante la terapia, ya que ofrece evidencia tangible que refuerza las nuevas creencias adaptativas.
Beneficios de la reestructuración cognitiva
Numerosos estudios han demostrado que la reestructuración cognitiva mejora los síntomas de trastornos como la ansiedad, la depresión y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Dicho abordaje, también ha mostrado eficacia en el tratamiento del estrés postraumático (TEPT) y fobias sociales, al reducir la intensidad de las respuestas emocionales desadaptativas.
En adición, se ha observado que su aplicación es útil para poblaciones vulnerables, como niños y adolescentes. Lo anterior, debido a que puede prevenir el desarrollo de esta clase de condiciones psicológicas al abordar creencias disfuncionales tempranas.
Más allá de los pensamientos negativos: El desarrollo de habilidades
En el ámbito clínico, la reestructuración cognitiva también promueve habilidades de afrontamiento, las cuales permiten a las personas responder de manera más eficaz a situaciones estresantes, aumentando su capacidad de resiliencia y autonomía. Mismamente, su aplicación en contextos educativos y laborales ha demostrado ser un recurso valioso para mejorar el bienestar general y la productividad (Yegros, 2023).
¿Es una técnica totalmente eficaz?
Aunque la reestructuración cognitiva es una herramienta ampliamente utilizada en la TCC, su eficacia no es universal. Su éxito depende en gran medida de factores como la disposición de cada persona para explorar y desafiar sus propios pensamientos, así como de la habilidad del profesional para guiar el proceso. En casos de trastornos graves, como la esquizofrenia o el trastorno bipolar, los resultados pueden ser limitados si no se combinan con otras intervenciones, como la farmacoterapia o terapias complementarias (Marasigan, 2019).
Además, la efectividad también varía según el contexto cultural de la persona. Algunas creencias profundamente arraigadas, que pueden considerarse irracionales desde un marco occidental, podrían estar alineadas con valores culturales específicos y generar resistencia al cuestionamiento. Adaptar la técnica, por eso, es esencial para evitar que el proceso sea percibido como invalidante y garantizar una intervención terapéutica adecuada.
Conclusión
La reestructuración cognitiva es una herramienta poderosa para abordar y modificar pensamientos negativos y disfuncionales. Al facilitar el desarrollo de un pensamiento más adaptativo, esta técnica contribuye al bienestar emocional y mejora la calidad de vida de quienes la practican.
Su aplicación trasciende los contextos clínicos, demostrando su utilidad en diversos ámbitos como la educación y el trabajo. De esta manera, reflexionar sobre nuestras creencias puede ser el primer paso hacia una vida más equilibrada. Finalmente, si te interesa aprender más sobre esto, te invitamos a nuestro curso en terapia cognitivo-conductual para el abordaje de la depresión.
Referencias bibliográficas
- Beck, A. T. (1979). Cognitive Therapy and the Emotional Disorders. New York: International Universities Press.
- Ellis, A. y Grieger, R. (1990). Handbook of Rational-Emotive Therapy. Springer.
- Marasigan, P. R. (2019). Using Brief Cognitive Restructuring And Cognitive Defusion Techniques To Cope With Negative Thoughts. Social Values & Society, 1(4), 11-14. https://doi.org/10.26480/svs.04.2019.11.14
- Yegros, J. A. (2023). Técnica de Reestructuración Cognitiva aplicada a pensamientos irracionales de minusvalía. Revista Científica de la Facultad de Filosofía, 18(2), 314-347. https://doi.org/10.57201/rcff.v18i2.3840