¿Conoces algún adolescente al que haya que pedirle más de una vez que se levante a las 7 de la mañana para ir a la escuela porque siempre tiene sueño? O, mejor aún, ¿crees que de adolescente preferías quedarte despierto hasta tarde y dormir por la mañana? Esto es algo muy normal que se ampara en evidencias recabadas en investigaciones de disciplinas biológicas. En esta nota, abordaremos el concepto de cronotipos, es decir, aquellas preferencias individuales que pautan el momento predilecto para descansar y estar activos.
Pero antes… ¿Qué tienen que ver los ritmos circadianos?
Los ritmos circadianos son un tipo de ritmo biológico que siguen un ciclo aproximado de 24 horas y regulan diversos procesos fisiológicos y conductuales en los seres vivos. Estos ritmos influyen en una variedad de funciones fisiológicas y psicológicas, como el sueño, la vigilia y otros procesos vitales.
Para generarlos, un conjunto central de genes de reloj circadiano interactúa en un bucle de retroalimentación, determinando las oscilaciones y períodos circadianos. En humanos, el reloj circadiano central que regula ritmos conductuales y hormonales se ubica en el núcleo supraquiasmático del hipotálamo, que recibe estímulos de luz-oscuridad a través de la retina, estableciendo las preferencias de sueño (Montaruli et al, 2021).
Su importancia en el ciclo sueño-vigilia
Además del reloj central, existen osciladores circadianos en células del sistema nervioso central y en la mayoría de las demás células del cuerpo. Estos relojes periféricos se sincronizan con el reloj central del núcleo supraquiasmático y están genéticamente preparados para generar ritmos circadianos.
En condiciones normales, el ritmo endógeno del ciclo sueño-vigilia se sincroniza con la alternancia del ciclo día-noche y otros factores, como la hora de las comidas y rutinas sociales.
Dicha sincronización es fundamental para mantener patrones de sueño-vigilia saludables, ya que interrupciones pueden dar lugar a la aparición de diversos problemas del sueño.
¿Qué son los cronotipos?
Los cronotipos son las preferencias individuales en cuanto al momento óptimo para la actividad y el descanso, basadas en la ritmicidad circadiana y factores genéticos. En relación a las diferencias en la sincronización de las funciones corporales, se pueden observar diferencias interindividuales entre aquellos que se activan temprano en el día y los que lo hacen más tarde. Estos rasgos, conocidos como matutinidad y vespertinidad, deben ser evaluados no solo como tales, sino también po cómo modifican la respuesta a los horarios externos.
Tipos de cronotipos
Basándonos en el ritmo circadiano, las personas difieren en el momento preferido para el sueño y la actividad, lo cual se expresa en el concepto de cronotipo. En ese sentido, se distinguen tres cronotipos diferentes, matutinos (M-types, en inglés) y vespertinos (E-types, en inglés), ambos subdivididos en tipos extremos y moderados, así como los no definidos (N-types, en inglés).
El cronotipo de una persona se sitúa en un continuo entre el cronotipo matutino y el vespertino. Por lo tanto, aquellos con preferencias circadianas poco marcadas se categorizan como N-types debido a que muestran características intermedias.
Los adolescentes y sus cronotipos
Durante la adolescencia, los patrones de sueño cambian. Al principio, en la infancia, se tiende a madrugar, pero luego en la adolescencia, el ser humano se vuelve más nocturno. Sin embargo, a medida que se crece y llega a la adultez temprana, se vuelven a preferir los horarios matutinos.
Una transformación que está influenciada tanto por la maduración biológica, como la pubertad y el desarrollo cerebral. Así como por cambios en las restricciones sociales y estructurales, por ejemplo, los horarios escolares, laborales y familiares (Fischer et al., 2017).
Midiendo el sueño
Generalmente, esta hipótesis había sido estudiada por medio del reporte de preferencias individuales en grupos de adolescentes.
Fue así que, Karan y colaboradores (2021), decidieron investigar los cronotipos de los adolescentes midiendo el sueño con actigrafías y utilizando un diseño longitudinal.
Los resultados corroboran datos previos de estudios transversales y concuerdan con la hipótesis del estudio actual.
Es decir, que el cronotipo se desplaza hacia una mayor vespertinidad desde los 14 hasta los 19 años. Luego, regresa hacia una mayor matutinidad en la adultez temprana. Respecto a esto, se hipotetiza que puede deberse a mayores responsabilidades propias de la vida adulta, como tener que atenerse a horarios laborales.
Además, nuestros cronotipos pueden cambiar con el tiempo y estar relacionados con la conducta. Por ejemplo, los cronotipos nocturnos pueden estar más propensos a comportamientos arriesgados y al consumo de sustancias, especialmente en los jóvenes.
Entonces… ¿Por qué los adolescentes van temprano a la escuela?
Como hemos visto, durante el desarrollo, los cronotipos se vuelven más tardíos, alcanzando un pico de nocturnidad en la adolescencia tardía. Esta predisposición biológica contrasta con los horarios escolares más habituales, donde los adolescentes asisten temprano a la escuela. Como resultado, muchos adolescentes experimentan jet lag social y duermen poco durante los días de semana (Goldin et al., 2020).
Entre las posibles consecuencias de lo anterior, se encuentran el riesgo de padecer enfermedades como la obesidad, depresión y un mayor riesgo de suicidio, así como con un deterioro del rendimiento cognitivo. Sin embargo, si retrasáramos el horario escolar probablemente la somnolencia diurna disminuiría. Esto, por ejemplo, reduciría los accidentes de tráfico y mejoraría el bienestar, el ánimo y el rendimiento académico de los adolescentes.
Los turnos de mañana o tarde tienen que ver
En un estudio, se investigaron a 268 estudiantes de secundaria, de 15 a 18 años, que asistían a clases en turnos de mañana o tarde.
Los estudiantes en el turno de la tarde tenían cronotipos más tardíos (1.5 horas más tarde para dormir) que los de turno de mañana.
Además del turno escolar, las actividades sociales nocturnas, como la hora de la cena, se identificaron como factores clave en la predicción de los cronotipos tardíos.
Entre los hallazgos, descubrieron que el sueño en días escolares fue adelantado y reducido en comparación con los fines de semana. Asimismo, estos efectos fueron más fuertes en los estudiantes de turno de mañana.
En otras palabras, los alumnos del turno de la mañana tendían a tener un sueño más reducido. Así, en general, el déficit de sueño fue mayor en los estudiantes del turno de la mañana y, en ellos, la edad, el cronotipo y la hora de la cena influyeron en el déficit de sueño (Estevan et al., 2020).
Conclusión
Existe una preocupación creciente respecto a los cronotipos en la adolescencia y cómo estos no están alineados al estilo de vida que suele tener un adolescente. A su vez, los hallazgos reportados hasta el momento, ayudan a entender los patrones de sueño en los adolescentes.
En consecuencia, permiten comprender desde la empatía por qué a los adolescentes, en general, no les gusta tener que levantarse temprano para ir a una institución educativa. Por lo que podemos enfrentarnos a antiguas creencias de que los adolescentes son perezosos y entender que, desde la ciencia, se ofrece una explicación.
Referencias bibliográficas
- Estevan, I., Silva, A., Vetter, C. y Tassino, B. (2020). Short sleep duration and extremely delayed chronotypes in Uruguayan youth: The role of school start times and social constraints. Journal of Biological Rhythms, 35(4), 391-404. https://doi.org/10.1177/0748730420927601
- Fischer, D., Lombardi, D. A., Marucci-Wellman, H. y Roenneberg, T. (2017). Chronotypes in the US – Influence of age and sex. PloS One, 12(6), e0178782. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0178782
- Goldin, A. P., Sigman, M., Braier, G., Golombek, D. A. y Leone, M. J. (2020). Interplay of chronotype and school timing predicts school performance. Nature Human Behaviour, 4(4), 387-396. https://doi.org/10.1038/s41562-020-0820-2
- Karan, M., Bai, S., Almeida, D. M., Irwin, M. R., McCreath, H. y Fuligni, A. J. (2021). Sleep–wake timings in adolescence: Chronotype development and associations with adjustment. Journal of Youth and Adolescence, 50(4), 628-640. https://doi.org/10.1007/s10964-021-01407-1
- Montaruli, A., Castelli, L., Mulè, A., Scurati, R., Esposito, F., Galasso, L. y Roveda, E. (2021). Biological Rhythm and Chronotype: New Perspectives in Health. Biomolecules, 11(4), 487. https://doi.org/10.3390/biom11040487