¿Alguna vez has escuchado hablar sobre el trastorno negativista desafiante? En muchos casos, los niños y adolescentes suelen mostrarse reacios a seguir las normas establecidas, incluso con las figuras de autoridad. A pesar de que esto puede ser parte de la etapa de vida en la que se encuentran. O, en ocasiones, tratarse de un problema mayor. El trastorno negativista desafiante se caracteriza por un patrón de conducta hostil, desafiante y desobediente ante padres y figuras de autoridad de manera recurrente. Su inicio ocurre durante la infancia y está caracterizado por dificultades en el desarrollo social, emocional y académico, al igual que en el ámbito familiar. Conozcamos más a continuación.

¿Por qué se produce el trastorno negativista desafiante?

Este cuadro comienza a partir de los 3 años de edad, en la etapa escolar o en la adolescencia. Algunos estudios indican que hay mayor prevalencia en niños.

Existen varios factores que influyen en su aparición como:

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  • Genéticos: Dado que las conductas disruptivas pueden ser heredadas de los padres.
  • Ambientales: Existe más probabilidades de que el trastorno se presente en un ambiente conflictivo. O, en otras palabras, puede ser producto de problemas intrafamiliares, disfuncionalidad, maltrato o abuso y hacinamiento, entre otros.
  • Psicológicos: Los niños que presentan apego inseguro con los padres, crianzas muy estrictas o negligentes. Así mismo, se ha observado que, si los padres tienden a sufrir depresión, los menores son más proclives a desarrollarla.
  • Sociales: Un ambiente inseguro o rodeado de violencia, sumado a una situación socioeconómica baja, influye con más fuerza en estos casos.
  • Comorbilidad: Estudios indican que quienes padecen de otros trastornos como el Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) o el trastorno disocial de la conducta, pueden estar relacionados.

Bases neuropsicológicas del trastorno negativista desafiante

Fonseca-Parra y Rey (2013) realizaron un estudio en el que indicaron que quienes padecen este trastorno suelen presentar ciertas características a nivel neuropsicológico. Dentro de sus hallazgos, encontraron un menor desempeño en las habilidades metalingüísticas, conceptuales y de expresión verbal.

Adicionalmente, manifestaron que había menor capacidad de organización y flexibilidad cognitiva al momento de tomar decisiones. Su fluidez verbal y memoria verbal (codificación y diferida) se ven disminuidas. Estas características son similares a las encontradas en quienes padecen trastorno disocial, por ejemplo.

Diagnóstico del trastorno negativista desafiante

conducta hostil

Los criterios diagnósticos van más allá de la conducta hostil, según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (American Psychiatric Association, Fifth Edition; DSM-V, en inglés) se deben tomar en cuenta:

a) Enojo o irritabilidad: A menudo pierde la calma, está susceptible a molestarse con facilidad y se muestra resentido o enfadado frecuentemente.

b) Discusiones o actitud desafiante: Por ejemplo, constantemente discute con la autoridad o con los adultos, desafiando las normas propuestas. Puede llegar a ser disruptivo o molesto con los demás de forma deliberada. No asume las consecuencias de sus actos y culpa a los demás por ellos.

c) Se muestra vengativo o rencoroso por lo menos dos veces en los últimos seis meses.

¿Qué estrategias de intervención son recomendables en estos casos?

Para manejar adecuadamente este trastorno de conducta hostil, Monsalve Robayo et al. (2017) sugieren las siguientes estrategias:

  • Psicoeducación: Estrategias de manejo y afrontamiento para los padres de familia. Se destaca la importancia de reforzar positivamente aquellos comportamientos que sean socialmente positivos.
  • Modelos de crianza: Se centra en la dinámica familiar, intentando encontrar alternativas de resolución de los conflictos intrafamiliares.
  • Educativo: Es importante que los profesores disminuyan toda conducta disruptiva que se presente. Y, para ello, es recomendable establecer rutinas, acuerdos y reglas claras. Asimismo, es aconsejable reforzar positivamente mediante recompensas todas aquellas interacciones positivas.
  • Psicoterapia: Enfocada no solo en el niño sino también en la familia y con recomendaciones para el centro escolar. Ciertamente, se busca estructurar rutinas, definir límites y fortalecer los procesos de regulación emocional. Esto puede realizarse mediante estrategias de juego terapéutico, por ejemplo. Siendo importante desarrollar y fortalecer habilidades sociales que pueden ser transferidas al hogar y contextos en los que se desenvuelve.

Con estas estrategias se busca que el pequeño desarrolle habilidades que le permitan adaptarse en el lugar en el que se desarrolla. Es decir, facilitar su desempeño, promover que participe activamente con otras personas y asumir responsabilidades. Como resultado, estas medidas pretenden apoyar y empoderar a los padres y figuras de autoridad con las que se relaciona.

Recomendaciones para los padres de familia

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  • La estructuración de hábitos es beneficiosa en estos casos. Por ejemplo, establecer una rutina insta al niño a asumir responsabilidades y gestionar su tiempo adecuadamente.
  • Entendiendo que la conducta inadecuada es resultado del nivel de permisividad que los progenitores tengan frente a esta, es importante delimitar reglas de respeto. Es decir, establecer acuerdos en común, pero también límites que no son negociables. 
  • Ahora, dichas reglas deben basarse en el diálogo. Es importante recordar que los padres son los principales referentes de comportamiento para el menor. De igual manera, es fundamental que la forma en la que se relaciona la familia sea un modelo positivo para este, empezando por los padres.
  • Comunicar sobre las normas a las personas más allegadas al niño. De esta manera, se refuerzan las conductas en los contextos en los que se desenvuelve. Por lo tanto, deben ser consistentes y aplicadas en todo momento.
  • Evitar molestarse, castigar o llamar la atención, pues esto generará mayor irritabilidad y menor efectividad en la resolución del conflicto. Es preferible recurrir al refuerzo positivo.

Conclusión

El trastorno negativista desafiante puede generar muchos problemas debido a la difícil conducta hostil que se presenta, por lo que es necesaria la prevención con intervención temprana.

Dado que es un trastorno que genera desadaptación social, los límites y normas tienen que estar bien definidos. Para ello, es fundamental que el niño aprenda a respetar, gestionar sus emociones y desarrolle medidas de autocontrol, como demostró Walter Mischel con la prueba del malvavisco.

Finalmente, es necesario el apoyo familiar y escolar para lograr que todos los contextos estén alineados con un mismo propósito. Lo más importante es basar los acuerdos en el diálogo y el refuerzo positivo, pues serán mucho más útiles que los reclamos y sanciones.

Referencias bibliográficas

  • American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). https://doi.org/10.1176/appi.books.9780890425596
  • Fonseca-Parra, L. F. y Rey-Anacona, C. A. (2013). Neuropsychological characteristics of children with oppositional defiant disorder. Revista de Psicopatología y Psicología Clínica, 18(3), 233-244. https://doi.org/10.5944/rppc.vol.18.num.3.2013.12923
  • Monsalve Robayo, A., Mora Caro, L. F., Ramírez López, L. C., Rozo Hernández, V. y Rojas Puerto, D. M. (2017). Intervention strategies used in the treatment of children with oppositional defiant disorder, a review of literature. Revista Ciencias de la Salud, 15(1), 105-127. https://doi.org/10.12804/revistas.urosario.edu.co/revsalud/a.5384.