Esta patología es la primera y única adicción conductual formal recogida, por ahora, en manuales de problemas en salud mental. La adicción y compulsión en el juego aumenta cada vez más, convirtiéndose en un grave problema de salud pública. Y es que, su fácil disponibilidad y accesibilidad hace que sea una forma de juego cada vez más común entre los adolescentes. Lo cual supone un riesgo aún mayor dado que las personas con estos cuadros a menudo no son reconocidas ni tratadas. Incluso en entornos clínicos. Sumado a que es un trastorno crónico que tiende a empeorar sin un tratamiento adecuado. Veamos brevemente qué es el trastorno de juego, conocido como trastorno de juego patológico.

Un caso de Rasca y Gana

M. J. empezó apostando a diario, gastando pequeñas cantidades de dinero en tarjetas de rascar. Sin embargo, lo diario se volvió rutina. De esta forma, la práctica se extendió durante 2 años (participación repetitiva o compulsiva en un comportamiento).

Trastorno de juego: ¿Qué es?

Mientras tanto, sus apuestas aumentaron progresivamente para mantener cierto nivel de emoción. Y, por ello, en el momento de la remisión reportó pérdidas promedio de 2000 a 3000 € al mes.

Dado su salario mensual de 485€, M. J. rápidamente comenzó a tener problemas financieros.

No solo dependía de otros para resolverlos y mantener sus hábitos de juego, sino que también usaba los fondos de su empresa (disminución del control sobre el comportamiento problemático).

Por esta razón, al cabo del tiempo, perdió su trabajo y surgieron problemas matrimoniales. Factores que, por ende, contribuyeron a aumentar los episodios de juego.

Aunque tenía una idea completa de su condición, demostró una clara percepción errónea de las probabilidades de ganar, creyendo que podría resolver sus problemas si ganaba un premio.

Además, refería un intenso sentimiento de ansiedad que se aliviaba con el juego (calidad hedónica durante la ejecución del comportamiento). Junto con fuertes impulsos de apostar (impulso apetitivo o estado de anhelo previo a la participación en el comportamiento (Raposo-Lima et al., 2015).

¿Trastorno de juego, ludopatía o juego patológico?

El conocido término de ‘juego patológico’ se utilizó en las tercera y cuarta edición del DSM (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Third and Fourth Edition, DSM-III y DSM-IV, en inglés) y en la décima edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (International Statistical Classification of Diseases and Related Health Problems, CIE-10, en inglés). En la actual, se denomina trastorno de juego (Potenza et al., 2019).

Este cambio del manual en su quinta edición, con respecto a las ediciones anteriores, resalta el aspecto de que los comportamientos del juego activan sistemas de recompensa. Muy similares, de hecho, a los activados por las drogas. Como todas las conductas adictivas, inicialmente están controladas por reforzadores positivos (los aspectos placenteros de la conducta en sí) pero acaban siendo controladas por reforzadores negativos (el alivio del malestar emocional). Por tanto, el juego puede dejar de ser una diversión para convertirse en dependencia.

Por otro lado, parece que la incidencia del trastorno ha aumentado en los últimos años. Y, por consiguiente, el perfil del jugador ha cambiado. Actualmente, el patrón de comportamiento de juego desadaptativo es más común en los hombres. Y, generalmente, se inicia durante la adolescencia o la adultez temprana. Influyendo, además, una combinación de distintos factores biológicos, genéticos y ambientales.

Síntomas con los que cursa

trastorno de juego patologico
  • Pérdida de control. Incapacidad para dejar de jugar.
  • Dependencia emocional respecto al juego. Se convierte en el centro de la vida. 
  • Aumento del dinero y tiempo de juego
  • Se desarrolla tolerancia. Similar a la tolerancia a los fármacos.
  • Malestar cuando no se juega. Síndrome de abstinencia. 
  • Interferencia grave en la vida cotidiana.
  • Pensamientos supersticiosos.
  • Ideas irracionales como ilusión de control o la falacia del jugador. 

Consecuencias del juego

A nivel psicológico, el juego problemático puede desencadenar síntomas tales como apatía, depresión, baja autoestima, culpa, tensión, ansiedad e irritabilidad. En relación a lo somático, es frecuente observar insomnio, falta de apetito, migrañas, dolores de estómago y temblores.

Por otro lado, en lo que respecta a lo social, es común que afloren mentiras, sentimientos de desconfianza o deterioro en la comunicación. A su vez, cuestiones tales como las deudas o incumplimiento de pagos, el aislamiento, la ausencia de hobbies o la desvinculación a nivel social, son frecuentes ante el trastorno del juego. En último lugar, dicho trastorno puede darse acompañado de dificultades a nivel laboral e, incluso, actos ilegales tales como robos, hurtos o problemas judiciales graves.

Factores implicados en el desarrollo del problema

Como factores de protección que pueden ayudar a prevenir el desarrollo de la ludopatía se encuentran las normas de conducta familiar y escolar, relaciones sociales satisfactorias, apego y supervisión familiar, apoyo social o autoaceptación. Así como objetivos vitales claros, participación en actividades sociales, deportes y recursos de regulación de emociones, entre otros.

Y… ¿Los factores de riesgo?

En contraposición, existen diversos factores de riesgo. A nivel personal, tales factores son: la edad, bajo nivel educativo, antecedentes traumáticos, psicopatología, sensación de no poder superar dificultades, pérdida de confianza en sí mismo, insatisfacción con la vida actual, estudios o trabajo, sensación de agobio o tensión, sesgos o ideas distorsionadas, falta de habilidades de autocontrol e impulsividad.

Empero, estos no son los únicos. En relación al contexto, particularmente al entorno familiar, una disciplina inadecuada, inconsistente o excesivamente permisiva, exposición al juego, ruptura del hogar, valores familiares basados en aspectos materiales y falta de planificación, pueden ser de riesgo y potenciar el desarrollo del trastorno de juego.

Finalmente, la amplia disponibilidad y fácil acceso a los juegos, junto con la aceptación social de estas conductas, especialmente en los medios de comunicación y publicidad, promueven relaciones problemáticas con el juego. 

Fases de la ludopatía

En la primera etapa, conocida como la de ganancias doradas, el enfoque es minimizar las pérdidas, mientras que los premios sirven como incentivos económicos y refuerzan la sensación de control. El juego se lleva a cabo de forma esporádica y en un entorno social.

A continuación, llega la etapa de pérdidas, en la que se pierde la conexión con la sociedad y se juega de forma aislada. La frecuencia de juego aumenta y se destina más dinero en un intento desesperado por recuperar lo perdido, lo que tiene consecuencias negativas en lo personal, familiar y laboral.

En la etapa de desesperación, se suele haber agotado todo el dinero. Finalmente, en la etapa de aceptación, se toma conciencia del problema y se acepta la situación.

Tipos de juego y diferencias entre ellos

Dos Hombres De Pie Fuera Del Edificio Del Casino

Existen dos tipos de juego que se diferencian según el entorno en el cuál se dan. Por un lado, tenemos el juego presencial, es decir, juegos públicos y privados como la lotería, quiniela y casinos, bingos, salones de juego, casas de apuestas y maquinas tragaperras. Por otro lado, dentro de los juegos online están los juegos de azar donde se apuesta dinero a través de Internet con dispositivos como el ordenador, móvil o tablet. 

Ahora, no olvidemos que la era de la tecnología también trae consigo nuevas patologías. Entre ellas, la dependencia a Internet o la adicción a los juegos online. La diferencia entre el juego online y el presencial es que en el primero la adicción es más rápida. Y es que, Internet genera tranquilidad, privacidad, es más accesible y existe una falsa percepción de inocuidad y peor pronóstico. 

Tratamiento del trastorno de juego

Se ha reportado que el trastorno de juego puede estar asociado con el trastorno bipolar, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) o trastorno de déficit de atención/hiperactividad (TDAH). Habiendo, por ende, riesgo de patología dual. Por ello, un buen diagnóstico diferencial es clave (Uchuypoma Canchumani, 2017).

El objetivo de los tratamientos es lograr la abstinencia del juego y la prevención de recaídas. Trabajando, además, el impulso de jugar desde el cambio en pensamientos, emociones y comportamientos. Diferentes técnicas engloban el control de estímulos, desensibilización imaginada y relajación. Además de exposición en vivo con prevención de respuestas, información sobre el juego, corrección de creencias erróneas, entrenamiento en solución de problemas y habilidades sociales. Y, del mismo modo, trabajar en la prevención de recaídas. Identificando los antecedentes, situaciones de riesgos y entrenando el afrontamiento. 

Con esto, no solo se hace uso de tratamientos psicosociales sino también tratamiento farmacológico. Junto con hospitalización psiquiátrica en aquellas ocasiones donde prime la depresión y tendencias suicidas (especialmente, en el trastorno de personalidad antisocial), por ejemplo.

Conclusión

Hemos podido leer sobre lo que llaman el trastorno de juego patológico. Pero, sobre todo, ver que el trastorno de juego y las adicciones no están limitadas únicamente a aquellas conductas por el consumo de drogas. A pesar de las restricciones de edad y las prohibiciones de formas reguladas de juego, este cuadro sigue incrementándose. Pues, muchas veces, la persona no se involucra como debiera en el tratamiento. Ya sea por desconocimiento, falta de disponibilidad de tratamiento o estigma.

Esto último, tiene que tenerse muy en cuenta. Pues la mayoría de las personas con un trastorno de juego patológico refieren sentimientos de vergüenza. Y, por ende, reticencia a pedir ayuda. Conocer más información sobre el conocido como trastorno de juego patológico no solo reducirá los posibles estigmas, sino también aquellos auto estigmas de quienes lo presentan.

Referencias bibliográficas

  • American Psychiatric Association. (2013)Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). https://doi.org/10.1176/appi.books.9780890425596
  • Potenza, M. N., Balodis, I. M., Derevensky, J., Grant, J. E., Petry, N. M., Verdejo-Garcia, A. y Yip, S. W. (2019). Gambling disorder. Nature Reviews Disease Primers5(1), 51. https://doi.org/10.1038/s41572-019-0099-7
  • Raposo-Lima, C., Castro, L., Sousa, N. y Morgado, P. (2015). Scratch that!: Two case reports of scratch-card gambling disorder. Addictive Behaviors45, 30-33. https://doi-org.ezproxy.usal.es/10.1016/j.addbeh.2015.01.018
  • Santos Cansado, J. A. (2008). Manual de intervención en juego patológico. Junta de Extremadura. Consejería de Sanidad y Dependencia. Secretaría Técnica de Drogodependencias. https://asayar.es/data/documents/ManualJuegoPatologico.pdf
  • Uchuypoma Canchumani, D. (2017). Juegos online: Una mirada desde el juego patológico. HAMUT’AY4(2), 55. https://doi.org/10.21503/hamu.v4i2.1472
  • World Health Organization. (‎1992)‎. CIE 10: Trastornos mentales y del comportamiento: descripciones clínicas y pautas para el diagnóstico. MEDITOR. https://apps.who.int/iris/handle/10665/40510