“Sentí cierto alivio cuando alguien que no me agradaba suspendió un examen”, “Lo experimenté cuando una persona que traicionó a un amigo mío fue traicionado por su novia” o “No pasé la prueba y cuando supe que muchos amigos míos también fallaron me sentí bien con eso”. Una palabra de origen alemán compuesta por Schaden, que significa “daño”, y Freude, “alegría”. El término Schadenfreude hace referencia al placer experimentado ante la desgracia ajena. Podría decirse que es un elemento de la envidia. Ahora, este tipo de placer no ha de ser causado directamente por uno ni resultado de una confrontación directa a nivel competitivo, por ejemplo. Según estas características, y aunque pueda costar admitirlo, la mayoría de nosotros, en algún momento de la vida, hemos sentido cierto deleite con la miseria o el fracaso de otros. Veamos un poco más.

Antes de nada… ¿Con qué tienen que ver las metas que perseguimos en la vida?

Los objetivos o metas que nos regulan en todos los momentos (ya sea de manera consciente o no), con el fin de una adaptación individual y social, incluyen aquellas relacionadas con:

envidia
  • Supervivencia y seguridad, monitoreadas por emociones como el miedo o la preocupación cuando resulta amenazado.
  • Adquisición de conocimiento, sobrellevada por emociones como la sorpresa, curiosidad, diversión o aburrimiento.
  • Justicia, provocando enojo en quien recibe la injusticia y culpando a su perpetrador.
  • Imagen y autoimagen, monitoreadas por el orgullo y la vergüenza.
  • Imagen de los demás, con el fin de evaluar al resto y, así, decidir qué tipo de interacción tener, basándonos en la admiración y el desprecio.
  • Ganar o no perder poder frente a otros, regulada por la envidia.

No es de extrañar que cuando sentimos que este tipo de metas se frustran, surjan emociones dedicadas a controlar los objetivos establecidos. Así es como puede aparecer schadenfreude.

¿Por qué aparece el fenómeno de Schadenfreude?

¿Es tan diabólico Schadenfreude, como dice Schopenhauer? Todo placer, en sí mismo, no es ni bueno ni malo.

Nietzsche (1878)

¿Sabías que desde los 24 meses ya se muestran signos de schadenfreude ante una situación de desigualdad?

Para dar respuesta a esto se han propuesto múltiples hipótesis que parten de raíces biológicas, evolutivas y de desarrollo de los comportamientos prosociales.

De hecho, su aparición precoz refleja un origen evolutivo temprano de la aversión a la inequidad. Dando pie a pensar que schadenfreude es una respuesta evolucionada a una asignación injusta de recursos (Shamay-Tsoory et al., 2014).

Tres razones principales

Las investigaciones apuntan tres motivos, que tienen que ver con lo anterior, y por los que se podría alimentar esta emoción, la agresividad, rivalidad y justicia.

En cuanto a este primer aspecto, una persona experimentaría Schadenfreude cuando el sufrimiento del otro supone el avance o la aceptación de su propio entorno social. El segundo se relaciona con la realización individual y los celos y, el último, tiene que ver con comportamientos poco éticos (Cecconi et al., 2020).

Al parecer, es más probable que las personas que tienen baja autoestima lo experimenten cuando ven que los otros fallan, dado que pueden percibirse en desventaja.

En caso de que esto ocurriera supondría, de alguna forma, una especie de alivio. Pues previamente se percibió de forma amenazada por el otro el propio el autoconcepto. Pudiendo incluso experimentarse la sensación de que este merecía la ocurrencia (Ilia et al., 2022).

Diferencia entre Schadenfreude y la envidia

Aristóteles ya describía el concepto manifestando que era un «primo aún más horrible» de la envidia. Ahora, aunque puedan parecer conceptos similares hay diferencias.

Schadenfreude: La alegría del mal ajeno

La envidia es una emoción que forma parte del ser humano como ser social y puede ser activada por aspectos psicosociales.

Por ejemplo, la autoestima o sentimientos de inferioridad.

La envidia (y, en ocasiones, el resentimiento, el odio, la ira, aversión, desprecio y asco) que depende, entre otros, del manejo de las relaciones sociales y la experiencia social, se vuelve un predictor de Schadenfreude cuando la persona que la siente también experimenta placer por la desgracia o la mala suerte del otro (Restrepo, 2019).

¿Qué ocurre en el cerebro cuando se experimenta Schadenfreude?

Takahashi et al. (2009) investigaron la activación cerebral asociada con la envidia
y el schadenfreude. Mediante estudios de resonancia magnética funcional (functional magnetic resonance imaging, MRI, en inglés) encontraron que el placer por la desgracia ajena se correspondía con la activación del cuerpo estriado ventral y el cuerpo medial.

Además, las personas con una envidia más fuerte mostraron una mayor activación en la corteza cingulada anterior dorsal (vinculada con los conflictos cognitivos y el dolor social) y una disminución de la activación de regiones estriatales, relacionadas con la recompensa.

Por otro lado, cuando se evocaba Schadenfreude se activaban las zonas insulares que, a diferencia de la envidia, aumentaba la activación de las regiones estriatales (pues el placer de ver fracasar a quien se envidia genera una descarga de dopamina que activa los centros del placer) y se manifestaba una empatía reducida.

Factores influyentes

Cuanto mayor poder ejercía la persona y más importante era para el sujeto, mayor era la activación cerebral en este.

Por otro lado, parece ser que esto último también es potenciado cuando la persona objetivo es del mismo género.

Esto es, un hombre experimentará mayor schadenfreude ante el infortunio de otro hombre y una mujer hará lo mismo (van Dijk et al., 2006).

Ahora, no es necesaria una conexión real o incluso aparente para que se produzca dicha emoción.

A parte de esto ¿Sabías que quienes presentan características como el maquiavelismo, narcisismo o la psicopatía experimentan la presencia de Schadenfreude con mayor frecuencia?

Conclusión

Lo cierto es que podemos experimentar schadenfreude en múltiples escenarios de la vida cotidiana, ya sea durante el deporte, en una confrontación política o en interacciones con amigos y familiares.

Este tipo de emoción, que surge a partir de la comparación social, ha sido poco estudiada. Y, a pesar de que tiene un origen evolutivo, no se suele admitir o incluso puede suscitar vergüenza o aversión. Determinándose, a veces, como una especie de fracaso moral o una emoción sancionada. Sin embargo, como todas las emociones, también cumple un papel adaptativo.

Y es que, el vínculo que establecemos con otros como una manera de interacción forma parte del ser social que somos. Permitiéndonos, de este modo, hacer uso de un recurso según qué contextos.

Referencias bibliográficas

  • Cecconi, C., Poggi, I. y D’Errico, F. (2020). Schadenfreude: Malicious Joy in Social Media Interactions. Frontiers in Psychology11, 558282. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2020.558282
  • Ilia, I., Rad, D., Dughi, T., Egerau, A., Demeter, E. y Rad, G. (2022). Schadenfreude and life satisfaction: Effect of anger and aggressiveness. Technium Social Sciences Journal28, 76-88. https://doi.org/10.47577/tssj.v28i1.5808
  • Restrepo, C. (2019). Revisión narrativa de la relación entre envidia y Schadenfreude. Revista CS, 27, 117-141. https://doi.org/10.18046/recs.i26.3049
  • Shamay-Tsoory, S. G., Ahronberg-Kirschenbaum, D. y Bauminger-Zviely, N. (2014). There Is No Joy like Malicious Joy: Schadenfreude in Young Children. PLoS ONE9(7), e100233. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0100233
  • Takahashi, H., Kato, M., Matsuura, M., Mobbs, D., Suhara, T. y Okubo, Y. (2009). When Your Gain Is My Pain and Your Pain Is My Gain: Neural Correlates of Envy and Schadenfreude. Science323(5916), 937-939. https://doi.org/10.1126/science.1165604
  • van Dijk, W. W., Ouwerkerk, J. W., Goslinga, S., Nieweg, M. y Gallucci, M. (2006). When people fall from grace: Reconsidering the role of envy in schadenfreude. Emotion, 6(1), 156-160. https://doi.org/10.1037/1528-3542.6.1.156